Divinidades en el antiguo Egipto

Min, el adorado dios egipcio de la fertilidad

Los egipcios entregaban ofrendas a Min para garantizar la fertilidad de los campos y la regeneración del faraón.

La fertilidad

La fertilidad

La fertilidad de la tierra era responsabilidad del dios Min. Pintura de la tumba de Sennedjem en Deir el-Medina que muestra al difunto labrando los campos del más allá.

Foto: Album

Para los antiguos egipcios, la fertilidad y la regeneración eran una auténtica obsesión. Cada año esperaban la inundación del Nilo que fecundaría la tierra y aseguraría las cosechas, vitales para la supervivencia de la sociedad y la reproducción de las generaciones. Del mismo modo, el faraón, como encarnación del propio Egipto, debía regenerar cíclicamente su energía vital.

Para garantizar este ciclo vital, los egipcios realizaban una serie de cultos en los templos. Algunos se llevaban a cabo en el interior de los santuarios, cuyo acceso durante la mayor parte del año estaba estrictamente reservado a la casta sacerdotal, y tenían lugar cada día en tres momentos de la jornada: al amanecer, al mediodía y al atardecer.

Otros cultos se celebraban durante festividades especiales, como la fiesta del Año Nuevo, la Coronación del Halcón,la Victoria y la fiesta de la Buena Reunión. Aunque cada una de tales fiestas tenía sus particularidades, todas compartían el mismo objetivo: conmemorar la victoria de Horus, el dios con el que se identificaba al faraón, sobre sus enemigos y renovar así la vida, la fertilidad y la prosperidad, manteniendo intacto el orden cósmico y, en consecuencia, el orden terrenal.

Templo de edfú, en el Alto Egipto, dedicado al dios halcón Horus, encarnación del monarca. En este recinto se erigió una capilla dedicada al dios Min.

Templo de edfú, en el Alto Egipto, dedicado al dios halcón Horus, encarnación del monarca. En este recinto se erigió una capilla dedicada al dios Min.

Templo de edfú, en el Alto Egipto, dedicado al dios halcón Horus, encarnación del monarca. En este recinto se erigió una capilla dedicada al dios Min. 

Foto: William Bello / AGE Fotostock

Ritos de fertilidad

Las celebraciones se relacionaban con las estaciones, los ciclos solares y lunares, las crecidas del Nilo y el crecimiento y el cultivo de las cosechas. Respondían a una imagen del universo concebido como un equilibrio constante entre estados duales y complementarios (orden-caos, vida-muerte, luz-oscuridad, día-noche), que debía mantenerse estable para que no se produjera ninguna catástrofe. Los ritos, tal como aparecen representados en pinturas y relieves, consistían en una serie de oraciones, alabanzas y ofrendas muy diversas a las diferentes divinidades. Se trataba de unos rituales preestablecidos muy rígidos, que perduraron a lo largo de toda la historia de la civilización egipcia.

El origen del culto a Min

Una de las divinidades más estrechamente ligadas a los ritos de fertilidad y fecundidad fue el dios Min. Al ser una de las deidades más antiguas del panteón egipcio, Min reunía muchas características y aspectos diferentes, aunque principalmente se identificaba como un dios de la fertilidad y de la regeneración.

Es probable que el culto a Min procediera de la tierra de Punt, al sur del mar Rojo. Se cree que el primer lugar de Egipto donde arraigó este culto fue Coptos (Gebtu, en egipcio), próximo a la ciudad de Tebas, desde donde partían las expediciones comerciales al mar Rojo y África a través del Uadi Hammamat, un curso de agua seco que conducía al puerto de El-Qoseir.

Min se solía representar como una figura itifálica que levantaba su brazo derecho como signo de protección

La vinculación de Min con la idea de fecundidad se manifiesta a las claras en la forma en que era representado en estatuas, relieves o pinturas. En los santuarios de las ciudades de Coptos y Khent-Min (Akhmin) dedicados a su culto se lo veneraba bajo la forma de un toro blanco, símbolo de virilidad. Pero la imagen más difundida de Min es la de un dios itifálico: solía mostrarse de pie, sosteniendo el pene erecto con la mano izquierda mientras mantenía el brazo derecho alzado, gesto que simboliza el carácter benévolo del dios hacia sus protegidos. En su mano derecha, Min sostiene un látigo que expresa la fuerza a emplear contra los enemigos de Egipto. En las representaciones policromadas aparece con la piel negra, el color de la tierra regada y fertilizada por el Nilo, otra señal de la asociación de Min con la regeneración de la naturaleza.

Ofrendas específicas

Por otra parte, Min mantenía una estrecha relación con Horus, el dios halcón que simbolizaba el poder faraónico. Bajo la denominación de Min-Hor, jugó un papel destacado en los cultos destinados a regenerar la energía vital del faraón. Un ejemplo de ello lo encontramos en el vasto complejo de templos de Edfú, que está dedicado a Horus. En él se encuentra una capilla entera dedicada al dios itifálico, decorada con veinte escenas que representan al rey Ptolomeo IV (que gobernó de 221 a 205 a.C.) de pie frente a la imagen de Min, entregándole distintos tipos de ofrendas o realizando gestos rituales que requerían el uso de mazas, palos y otros instrumentos.

La entrega de ofrendas va acompañada por himnos en honor de Min-Horus. Uno de ellos dice: «¡Salve, Min-Horus, el del brazo alzado, padre del rey del Alto y del Bajo Egipto! ¡Salve, Min, tú que has ofrecido al hijo de Re la vida, la estabilidad, el poder! [...] ¡Ven, pues, por tu hijo, el rey del Alto y del Bajo Egipto! ¡Ven a él, señor de las dos tierras! ¡Ven a él, señor de las dos orillas! [...] ¡Protege al hijo de Re de todas las cosas malas y perversas, [para que] no le ocurran, para siempre!».

El dios Min de Coptos. Estatuilla de bronce. Museo de Arte Lowe, Miami.

El dios Min de Coptos. Estatuilla de bronce. Museo de Arte Lowe, Miami.

El dios Min de Coptos. Estatuilla de bronce. Museo de Arte Lowe, Miami.

Foto: Bridgeman / ACI

Ofrendas específicas

Resulta especialmente curioso analizar qué ofrendas entrega Ptolomeo IV a Min. Entre ellas se cuentan la mirra y el incienso, el ojo udjat, la cebada recién cortada, una misteriosa planta llamada mnhp, la lechuga, o la miel, por nombrar sólo algunas.

Una de las ofrendas más características es la lechuga. En realidad, la identificación de la planta que los egipcios denominaban abw/mnhp ha suscitado encontrados debates. La iconografía muestra que tenía forma alargada y solía aparecer detrás de la imagen del dios o como ofrenda. Diversos historiadores plantearon que podía tratarse de sicomoros, acacias o bien piñas e incluso alcachofas, hasta que a finales del siglo XIX se estableció que se trataba de una variante de la lechuga. El vínculo con el dios itifálico por excelencia se debería a las virtudes afrodisíacas y fertilizantes que se atribuían a dicha planta, sobre todo su especie silvestre. La idea procedía seguramente de la savia blanca de la lechuga, que se identificaba con el semen.

A cada ofrenda del faraón corresponde una «respuesta» de Min: si, por ejemplo, el faraón le ofrece una lechuga, Min le concede la fecundidad; si el rey le entrega un látigo, la divinidad restablece el poder, y así sucesivamente.

Relieve del templo de Karnak

A veces, en estas representaciones, Ptolomeo no ofrece un «producto» (ya sea un mineral o un vegetal), sino que realiza una acción ritual: por ejemplo, ofrece «vida, estabilidad y poder» o «conduce terneros» (se trata de un ritual concreto). También se le representa «disparando cuatro flechas». Los dardos se dirigen a los cuatro puntos cardinales y simbolizan la protección y delimitación del espacio por el faraón.

En todo caso, cualquiera que fuese la ofrenda realizada por el soberano a Min, estas celebraciones finalizaban con la renovación de la energía vital del faraón, garantizando, de este modo, la integridad de su poder y la estabilidad, la prosperidad y la fertilidad tanto del gobernante de Egipto como de su pueblo.

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El dios de las buenas cosechas

Como dios de la fertilidad, Min era invocado en diversas festividades de tipo agrario. Una de ellas era la «gran fiesta de la cosecha», que tenía lugar al principio del verano. En ella, el dios iba en procesión, junto a un toro blanco, la reina, un estandarte y las estatuas de los antepasados. Un grupo de sacerdotes portaba la estatua del dios Min. La procesión se dirigía probablemente a un santuario erigido en los campos circundantes. Allí el rey cortaba una gavilla de trigo y se la ofrecía al toro blanco, una encarnación de Min, a modo de rito propiciatorio. Algunos investigadores creen que al final de la ceremonia el rey y la reina mantenían relaciones sexuales, vinculando de esta manera la capacidad generativa del faraón con la fertilidad de la tierra.

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Min y amón

Relieve de Amón-Min

Relieve de Amón-Min

Relieve de Amón-Min con la corona shuty. Museo de Luxor.

Foto: Manuel Cohen / Aurimages

Bajo la dinastía XVIII, Min se asoció a Amón de Tebas y devino una manifestación de este dios creador. Amón-Min portaba la corona shuty del Alto y el Bajo Egipto y tenía la piel negra, el color de la tierra fecundada por el oscuro lodo de la inundación anual del Nilo (los egipcios llamaban a su país kemet, «tierra negra»).

Este artículo pertenece al número 228 de la revista Historia National Geographic.

Para saber más

Ofrendas

Karnak, la casa de Amón

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