Àlex Sala
Periodista especializado en Arte e Historia del Arte
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El 31 de octubre de 1922, miles de camisas negras, simpatizantes del Partido Nacional Fascista italiano, desfilaban triunfantes sobre Roma. El rey Víctor Manuel III de Italia (Vittorio Emanuele III) había encargado a su líder, Benito Mussolini, que formara gobierno. La toma del poder había sido mucho más fácil de lo que todos ellos esperaban. Cuatro días antes, miles de simpatizantes del líder fascista se dirigieron a Roma desde todos los puntos de Italia con el objetivo de que el monarca pusiera a su jefe, Mussolini, al frente del gobierno. Respondían a la llamada del propio duce, que los había conminado a acudir a la capital en masa para reclamar el poder y, si no se les concedía, tomarlo por la fuerza. Presionado por la amenaza que suponían los miles de camisas negras congregados a las puertas de la capital, el día 29 Víctor Manuel III envió un telegrama a Mussolini, que se encontraba en Milán, encargándole formar gobierno. Al día siguiente, el futuro duce –así se haría llamar él mismo pero solo a partir de 1925 cuando estableció su dictdura– llegó a Roma, donde fue acogido triunfalmente, y el día 31 los simpatizantes fascistas entraron en la ciudad para celebrar la Marcha sobre Roma. Un episodio que dejó imágenes históricas del triunfo del fascismo en Italia.