Texto: Enrique Meseguer. Historiador.
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Las drogas sagradas en la Antigüedad
Hay libros que transforman nuestra visión del pasado, y no cabe duda de que éste de Carlos G. Wagner –especialista en el mundo fenicio y las religiones antiguas, y catedrático de la Universidad Complutense de Madrid– es uno de ellos. El autor ha sistematizado aquí años de acopio de conocimientos sobre las drogas en la antigüedad, desde Egipto y el Próximo Oriente hasta el mundo clásico, y el resultado es revelador.
Visiones, mitos
Hablamos de enteógenos, como se denominan las sustancias psicoactivas que provocan alteraciones de la conciencia relacionadas con una experiencia religiosa (trances, visiones). La obra no sólo ofrece información exhaustiva de lo que sabemos acerca de estas sustancias vegetales en el mundo antiguo (opio, eléboro negro, mandrágora, beleño, cornezuelo, Amanita muscaria...), sino que indaga sobre su uso en rituales como los misterios de Eleusis (¿qué contenía el kykeón ingerido por quienes se iniciaban en el culto a Deméter?); su empleo en oráculos como el de Delfos; su presencia en los alimentos de los dioses, como el soma védico o el ahoma mazdeico, cuya ingesta acerca a los humanos a ellos, o su papel como trasfondo de los mitos. En este sentido, el libro deja páginas absorbentes, como una lectura del Poema de Gilgamesh que vincula las aventuras del héroe a un viaje iniciático con presencia de enteógenos, y que, por ejemplo, relaciona al monstruo Humbaba (vencido por Gilgamesh) con la gorgona Medusa: uno y otra, cuya «visión» es aterradora, perecen decapitados (del mismo modo que se corta el sombrero de un hongo alucinógeno para usarlo). ¿Son tales personajes la plasmación mítica de un enteógeno? Tal vez sí, como podría suceder con Dioniso, dios relacionado en su origen con la hiedra (de propiedades psicoactivas) más que con el vino; la ingesta de éste no explicaría el furor de sus seguidores, como las ménades o los centauros, si no es que contenía otras sustancias.
Un último apunte: el uso de drogas sagradas hundiría sus raíces en la antiquísima práctica del chamanismo, cuya pervivencia rastrea el autor en rituales y mitos, y se transformaría profundamente cuando en las sociedades urbanas las élites sacerdotales se hicieron con el control de las sustancias que conducían al contacto con la divinidad.
Las drogas sagradas en la Antigüedad. Carlos G. Wagner. Alianza Editorial, Madrid, 2022, 592 pp., 15,15 €