Texto: Carme Mayans, arqueóloga
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La lucha por el imperio de Alejandro Magno
Tras el repentino fallecimiento de Alejandro Magno en Babilonia, en el año 323 a.C., el gran imperio que el rey macedonio había conquistado en poco tiempo pareció venirse abajo. El soberano, de 33 años, murió sin nombrar un sucesor. Su hijo Alejandro, habido con la princesa sogdiana Roxana, era tan solo un niño pequeño, y Filipo, el hermanastro del rey, era un niño encerrado en el cuerpo de un hombre. Así las cosas, Ptolomeo, uno de los generales más estimados por el monarca, se hizo con el catafalco rodante que llevaba a Macedonia su cuerpo embalsamado para trasladarlo a Egipto y enterrarlo en Menfis, con lo que legitimó su control sobre el país del Nilo.
Éste es el inicio de Los tres paraísos, la nueva novela histórica de Robert Fabbri, que narra los conflictos, conjuras y alianzas que se desataron entre los generales de Alejandro –sus hombres de mayor confianza– tras la muerte del conquistador del Imperio persa. Por las páginas de esta novela desfilan personajes como el viejo Antípatro, nombrado regente de Macedonia; Eumenes, Crátero, Antígono, Casandro, Poliperconte... Y, por supuesto, la ambiciosa Olimpia, madre de Alejandro, que desea gobernar a través de su nieto. Para lograrlo tratará de acabar con la vida de Filipo y su esposa Adea. Todo ello compone un vibrante y espléndido fresco histórico sobre una de las etapas más convulsas de la Antigüedad.
Los tres paraísos, el legado de Alejandro Magno. Robert Fabbri. Pàmies, Madrid, 2021, 416 pp., 21,95 €