Un siglo de enfrentamientos

Jerusalén, origen de un conflicto

Gran Bretaña administró Palestina entre 1917 y 1948. Jerusalén, la capital religiosa de la región, recibió en esos años una importante inmigración judía que favoreció el desarrollo de la ciudad, pero provocó fuertes tensiones con la población árabe. 

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Veto a la inmigración judía

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Convivencia difícil

Cristianos, judíos y musulmanes convivían difícilmente en Jerusalén, que formaba parte del imperio Otomano. Las oleadas migratorias judías, que se incrementaron durante el siglo XIX, despertaron la preocupación de los musulmanes y llevaron a su prohibición por el sultán en 1882, que apenas se respetó. Sobre estas líneas, un rabino vestido con el manto de oración a finales del siglo XIX.

Cristianos en Jerusalén

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Cristianos en Jerusalén

El atractivo de Jerusalén para los cristianos determinó su presencia allí desde los inicios de esta religión. En 1920, los cristianos representaban una cuarta parte de los 60.000 habitantes de Jerusalén. La inmensa mayoría eran árabes adeptos de la Iglesia greco-ortodoxa, cuya jerarquía, empezando por el patriarca, estaba compuesta por clérigos de origen griego como el que vemos en la fotografía sobre estas líneas, tomada hacia 1915-1920. El patriarcado greco-ortodoxo mostró una actitud favorable a la inmigración de los judíos, a los que vendieron muchas propiedades, lo que provocó protestas por parte de los fieles árabes. 

Cristianos protestantes

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Cristianos protestantes

En Jerusalén también se instalaron algunos pequeños grupos de cristianos protestantes que creían en la profecía de que, en el final de los tiempos, los judíos volverían a Tierra Santa y se convertirían al cristianismo. Tal fue el caso de la Colonia Americana fundada en 1881 por un grupo de evangélicos estadounidenses. La fotografía muestra el taller mecánico de la Colonia Americana en 1920.

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Turistas en la puerta de Jaffa

Jerusalén experimento un gran crecimiento y modernización a finales del siglo XIX. El tren llegó en 1892, la ciudad empezó a crecer más allá de las murallas, y Thomas Cook abrió oficinas en la puerta de Jaffa para recibir a un creciente turismo dirigido a la Ciudad Santa.

Los pioneros sionistas

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Los pioneros sionistas

El retorno de los judíos a su tierra ancestral tomó impulso a finales del siglo XIX. Si en 1800 había apenas 7.000 judíos en Palestina, en 1900 eran 50.000 y en 1914 más de 80.000. Bajo el mandato británico, la inmigración canalizada por el movimiento sionista se incrementó aún más. En Jerusalén, nuevos barrios como el de Rehavia acogieron a judíos alemanes de clase media, cuya cultura laica contrastaba con la de los judíos ortodoxos que oraban ante el Muro de las Lamentaciones, como los de la fotografía sobre estas líneas. La judía alemana Gabriele Tergit escribió: "No hay puente alguno entre Rehavia y el Muro de las Lamentaciones […]. A esta alegre ciudad le resulta anticuado y extraño el judío que derrama lágrimas en presencia de los milenios".

Los pioneros sionistas

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Colonia agraria

La fotografía sobre estas líneas muestra el huerto de la Escuela Sionista de Jerusalén en 1924, con un grupo de chicas haciendo prácticas agrícolas, seguramente para trabajar en una colonia agraria judía.

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Herzl y la delegación sionista

La Organización Sionista Mundial, fundada en 1897, perseguía el asentamiento de los judíos en Palestina. En 1898, su presidente, Theodor Herzl, acudió a Jerusalén a entrevistarse con el káiser Guillermo II para que mediara con el sultán a favor de los intereses sionistas, lo que resultó infructuoso.

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Teatro de la Gran Guerra

El Imperio Otomano entró en la Primera Guerra Mundial como aliado de las potencias centrales. La imagen muestra una unidad de del ejército austrohúngaro de visita en el Santo Sepulcro en 1916. Ese año Palestina se convirtió en un escenario clave de la guerra: el ejército británico avanzó desde el Sinaí hasta alcanzar las afueras de Jerusalén en noviembre de 1917, donde la batalla se prolongó durante mes y medio.

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La rendición de Jerusalén

En un imparable retroceso, los ejércitos otomano y alemán abandonaron Jerusalén la noche del 9 de diciembre de 1917, dejando al alcalde Husseein Husseeini como el responsable de rendir la ciudad a los británicos (momento al que pertenece esta fotografía), que establecieron su control militar sobre ella. Palestina cayó completamente en sus manos durante el conflicto.

El mandato británico

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El mandato británico

El 11 de diciembre de 1917, en plena primera guerra mundial, el general británico Edmund Allenby ocupó Jerusalén, entregada sin lucha por los otomanos. En lo que algunos caracterizaron como "la última cruzada", el Imperio británico se convirtió en el primer poder cristiano que controlaba la Ciudad Santa en siglos. Gran Bretaña administró Palestina en virtud de un mandato de la Sociedad de Naciones que incluía el compromiso británico, ya manifestado en la Declaración Balfour de noviembre de 1917, de favorecer la creación en Palestina de un "hogar nacional para el pueblo judío". El recelo de la población árabe ante este proyecto se vio reforzado por la designación como primer Alto Comisionado británico para Palestina de Herbert Samuel, un judío británico partidario del sionismo, al que vemos en la fotografía, vestido de civil y con bigote, a bordo de un automóvil junto al general Allenby, entrando en Jerusalén en 1920.

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Las autoridades del mandato

La conferencia de San Remo en 1920 consumó la partición del imperio otomano y asignó a Gran Bretaña el mandato de Palestina. Herbert Samuel, primer Alto Comisionado, estaba decidido a ralentizar la inmigración judía y a ganar apoyos entre la comunidad musulmana. En la fotografía, Samuel aparece junto a Winston Churchill, entonces ministro para Asuntos Coloniales.

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Los árabes, mayoría amenazada

El mandato que Gran Bretaña había recibido para administrar Palestina precisaba que la creación de un hogar judío en el territorio  no debía perjudicar a las comunidades no judías, entre ellas los musulmanes árabes, que en 1920 representaban el 80 por ciento de la población. Pese a ello, los líderes árabes, empezando por el gran muftí de Jerusalén, Amin al-Husayni, adoptaron una actitud hostil frente al sionismo, por temor a que el equilibrio demográfico se invirtiera en pocos años. Además, la estrategia de compra de tierras a través del Fondo Nacional Judío provocó la desposesión de un gran número de campesinos (fellahin), que alimentaron un nuevo proletariado árabe que trabajaba en el sector de la construcción de las ciudades en  crecimiento, entre ellas Jerusalén. La imagen muestra a un grupo de musulmanes hacia 1925 en la puerta de Damasco de Jerusalén, fumando tabaco con narguilés.

Dos décadas de conflictos

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Dos décadas de conflictos

El Mandato británico en Palestina estuvo jalonado por una sucesión de choques violentos entre judíos y árabes en Jerusalén. En abril de 1920, con motivo de la fiesta anual musulmana de Nabi Musa, los árabes sitiaron algunas calles del barrio judío, mientras los escasos policías británicos se mostraban incapaces de controlar la situación. Las crisis más graves de todas estallaron en 1929 y, sobre todo, en 1936. El movimiento, que se prolongó hasta 1939, fue reprimido con tremenda violencia por los británicos, que mataron a unos 5.000 árabes. Sobre estas líneas, un grupo de árabes detenidos en Jerusalén al inicio de la revuelta.

El toque de queda de 1929

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El toque de queda de 1929

La gran revuelta de 1936-1939 estuvo precedida en 1929 por una disputa que degeneró en graves disturbios después de que en agosto de ese año un grupo sionista protagonizara una manifestación en el muro de las Lamentaciones proclamando: "el muro es nuestro". En los siguientes días se produjeron ataques entre las dos comunidades que desembocaron en disturbios a gran escala y que llevaron a los británicos a implementar el toque de queda. Sobre estas líneas la Puerta de Damasco, cerrándose a las 18:30 horas al dar comienzo el toque de queda.

Huida de Jerusalén

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Huida de Jerusalén

En 1936 estalló la revuelta general de los musulmanes de Palestina para exigir su independencia y el fin de la inmigración judía, que tras la llegada del nazismo al poder había alcanzado cotas máximas (60.000 personas en 1935). Durante el periodo de 1936 a 1939, murieron 500 judíos y 150 británicos, mientras que una décima parte de los hombres palestinos perecieron, fueron heridos o se exiliaron. La destrucción fue especialmente intensa en Jerusalén, que fue tomada por los rebeldes el 17 de octubre de 1938, causando la expulsión de los judíos de la ciudad. La imagen sobre estas líneas muestra a un grupo de judíos ortodoxos huyendo de Jerusalén escoltados por la policía británica en 1936.

World History Archive / Cordon Press

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El Libro Blanco de Palestina

En 1939, como respuesta a la revuelta árabe, el gobierno británico publicó el Libro Blanco que que planificaba los pasos a seguir hasta hacer efectiva la independencia de Palestina. El documento rechazaba la partición en dos estados, limitaba la inmigración judía y restringía las compras de tierras por parte de este colectivo. Esto provocó un profundo descontento entre los judíos, que protagonizaron manifestaciones como la de la fotografía, el 18 de mayo.

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Terrorismo

Tras la Segunda Guerra Mundial, las autoridades británicas mantuvieron su oposición a facilitar la inmigración judía a Palestina, lo que provocó una escalada de violencia y represión entre las entidades judías y el gobierno británico. El 22 de julio de 1946, el grupo paramilitar hebreo Irgún atentó contra la Comandancia Militar el Mandato británico en el Hotel Rey David, en respuesta a una redada que las autoridades habían ejercido contra judíos sospechosos de actividades terroristas. 92 personas murieron en un ataque que convenció a muchos británicos de la necesidad de abandonar Palestina.

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Tensión creciente

Los británicos trataron de mantener su oposición a la inmigración masiva de judíos tras la Segunda Guerra Mundial. El barco Exodus, que transportaba 4.515 judíos – en su mayoría supervivientes del Holocausto– que pretendían entrar ilegalmente en Palestina, fue abordado de forma violenta y devuelto a Europa en julio de 1947. Imágenes como la que aparece sobres estas líneas, con el traslado de uno de los heridos en una camilla, causaron una gran conmoción.

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El fin del Mandato

Finalmente, en noviembre de 1947 la ONU aprobó la partición de Palestina en dos estados, uno árabe y otro judío, con Jerusalén bajo administración internacional, una resolución mayoritariamente apoyada por los judíos y rechazada por los árabes. En la imagen se ve a un grupo de judíos celebrando la decisión de la ONU, uno de ellos enarbola la bandera del futuro estado israelí, que sería proclamado el día antes de la retirada británica, el 14 de mayo de 1948.

Topham Picturepoint / Cordon Press

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La guerra

La decisión de la ONU no puso fin al conflicto. Tras la resolución, estalló la guerra civil entre árabes y judíos en Palestina, con Jerusalén como uno de los focos más intensos de violencia. La imagen sobre estas líneas fue tomada en marzo de 1948 durante la captura por parte de los árabes del asentamiento de Kfar Etzyon, una colonia judía al sur de Jerusalén. El 15 de mayo de 1948 el conflicto escaló con la invasión del recién creado Israel por una coalición de estados árabes, inaugurándose una guerra que concluyó en marzo de 1949 con la victoria israelí, que vería incrementado su territorio inicial en más de una quinta parte.

Este artículo pertenece al número 234 de la revista Historia National Geographic.