A finales de junio de 1859, el empresario suizo Henri Dunant se encontraba en el norte de Italia por asuntos de negocios. Pretendía entrevistarse con Napoleón III, emperador de Francia, para solucionar algunos problemas relacionados con unas tierras que poseía en Argelia. El momento no era el más oportuno: Francia, que apoyaba a los nacionalistas italianos, estaba en guerra con Austria, que pretendía evitar la unificación de Italia. Aun así, Dunant no dudó en acercarse a la zona y el 24 de junio por la noche llegó a la ciudad de Castiglione. Allí, en lugar del emperador, le aguardaba algo muy distinto: «Agonía y sufrimiento», como él mismo escribiría más tarde.
Acababa de tener lugar la sangrienta batalla de Solferino, que se había cobrado la vida de unos 5.000 soldados de ambos bandos y había dejado auténticas riadas de heridos que llegaron como pudieron a Castiglione. La ciudad se convirtió en un hospital improvisado: se abrieron iglesias, barracas y casas particulares para acogerlos; se buscaron mantas y sábanas, se improvisaron camillas; por todas partes resonaban a coro los gritos de dolor y los lamentos de los heridos, y las órdenes y contraórdenes de las personas que les atendían. Dunant, un calvinista profundamente religioso, ayudó como pudo a los soldados, organizó a los voluntarios e incluso encargó la compra de comida, medicinas y vendas cuando se agotaron las reservas. El suizo quedó impresionado con la actitud y la labor de las mujeres del lugar, que no abandonaban sus puestos y atendían a todos los soldados, sin importar de qué bando fueran, afirmando que eran todos hermanos.
Cronología
Por las víctimas de las guerras
1859
El empresario suizo Henri Dunant queda conmocionado al ver a los soldados heridos tras la batalla de Solferino.
1862
Escribe el libro Un recuerdo de Solferino, en el que propone crear grupos de voluntarios para atender a los heridos de guerra.
1863
Cinco filántropos forman un comité para impulsar la asistencia a los heridos de guerra. Es el embrión de la Cruz Roja.
1876
La organización fundada por Dunant adopta el nombre de Comité Internacional de la Cruz Roja.
1901
Dunant recibe el Premio Nobel de la Paz por su papel en la creación de la Cruz Roja. Muere nueve años después, en 1910.
El horror de la guerra
Lo que más sorprendió a Dunant fue la desorganización y la confusión imperantes. No entendía cómo la ciudad no se había preparado para lo que se le venía encima. «Las heridas se infectaban por el calor y el polvo, por la escasez de agua y la falta de cuidados adecuados. Los convoyes traían nuevos contingentes de soldados heridos cada cuarto de hora, y la escasez de enfermeros, camilleros y ayudantes se sentía con crueldad», afirmaba Dunant, que culpaba a la falta de organización de muchas muertes que se podrían haber evitado. Sus negocios personales pasaron entonces a un segundo plano: aunque en los siguientes días consiguió entrevistarse con el general francés Mac Mahon, el centro de la conversación ya no fueron sus asuntos en Argelia, sino aquel desastre humanitario.
El imperativo de ayudar
Dunant transmitió lo que había visto a dignatarios y grandes personalidades de la época al tiempo que se implicaba en organizar un comité de ayuda a los heridos, que tuvo éxito pero que se disolvió al terminar su misión. Esto no era suficiente para el filántropo suizo, que quería evitar que estos desastres volvieran a ocurrir. Así, escribió un breve libro, Un recuerdo de Solferino, en el que relataba los horrores de los que había sido testigo. Su conclusión era que había que constituir organizaciones de asistencia que estuvieran listas para intervenir en cuanto estallara un conflicto armado. Igualmente, proponía una convención internacional que garantizara la asistencia a los heridos de guerra. Eran dos principios revolucionarios y muy ambiciosos, cuya defensa se convirtió en la misión principal de la vida de Dunant. Para ello, en 1862 imprimió 400 ejemplares del libro con su propio dinero y los envió a los principales líderes políticos y militares de la Europa de entonces.
La batalla de Solferino dejó riadas de heridos a los que Dunant trató de prestar ayuda
Un recuerdo de Solferino tuvo un gran éxito: publicado en 1862, en febrero de 1863 iba ya por la tercera edición y al original en francés se habían sumado traducciones en alemán, italiano y neerlandés. Un gran número de personalidades de todo el mundo se puso en contacto con Dunant para apoyar su idea. En ese mismo año se fundó la Sociedad Ginebrina para el Bienestar Público, cuyo objetivo era la constitución de un cuerpo de sanitarios voluntarios que acompañaran a los ejércitos. Cinco de sus miembros, entre ellos Dunant, establecieron un Comité que debía presentar esta idea en congresos internacionales; se considera que ese fue el primer antecedente del Comité Internacional de la Cruz Roja.

Un recuerdo de Solferino
Portada de Un recuerdo de Solferino, de Henri Dunant.
AKG / Album
En octubre de 1863, y como primer logro de este Comité, se reunió en Ginebra una treintena de delegados de 14 países para discutir las propuestas de Dunant. Las discusiones fueron difíciles: los delegados británicos consideraban que sus servicios médicos ya eran suficientes, mientras que los franceses juzgaban más útil aportar mulas que voluntarios a los servicios sanitarios del ejército. Sin embargo, la Conferencia Internacional de Ginebra se cerró instando a que en cada país se crearan comités de asistencia sanitaria a los ejércitos, dispuestos a actuar en tiempos de guerra.
Para ello se exigía que los comités fueran respetados por todos los Gobiernos y que los servicios médicos se consideraran neutrales durante la guerra, incluyendo a las personas voluntarias que acudieran a auxiliar a los heridos. Durante su actuación, los delegados de los comités de asistencia se reconocerían por un signo distintivo, una banda blanca en el brazo a la que se añadió una cruz roja. El símbolo, que no era sino una bandera suiza con los colores invertidos, acabaría dando nombre a la organización.
La conferencia se cerró con un gran aplauso dirigido al inspirador de toda la empresa, Henri Dunant, quien, sin embargo, se conformó con el puesto de secretario, mientras Gustave Moynier se colocaba a la cabeza de la organización. Como secretario, Dunant continuó con su campaña de relaciones públicas, organizando una innovadora campaña publicitaria que consistió en dejar bandas con la cruz roja en salones de debate para que las personas que allí acudieran se preguntaran qué era ese nuevo símbolo.

Participantes en la Conferencia del Comité Internacional de la Cruz Roja
Participantes en la Conferencia del Comité Internacional de la Cruz Roja, celebrada en Ginebra en el año 1864.
AKG / Album
El convenio de Ginebra
En agosto de 1864 se celebró una nueva conferencia internacional que dio nacimiento al primer Convenio de Ginebra, un tratado que buscaba garantizar la seguridad de los servicios sanitarios durante un conflicto así como la atención médica equitativa a todos los heridos de guerra. El convenio fue firmado ya entonces por doce países, entre ellos España.
Aunque hubo que esperar a 1876 para que el Comité Internacional de la Cruz Roja se instituyera como tal, la firma del Convenio de Ginebra marcó el inicio de su expansión. Se establecieron siete comités nacionales nada más cerrarse el Convenio, y durante los siguientes años prácticamente todos los países europeos acabarían constituyendo uno.

Batalla de Gravelotte
Las hermanas de la Caridad socorren a los heridos en la batalla de Gravelotte, en 1870, bajo el estandarte de la Cruz Roja. Grabado en color.
Album
Muchos de ellos tendrían ocasión de intervenir en los sucesivos conflictos bélicos librados en suelo europeo. En 1864 se envió a los primeros dos delegados bajo el símbolo de la Cruz Roja a Schleswig-Holstein, donde Austria y Prusia se enfrentaban a Dinamarca. La guerra austro-prusiana de 1866 y la franco-prusiana de 1870 consagraron plenamente el papel de la Cruz Roja en la asistencia a los heridos de guerra.
Pero mientras su creación ganaba en popularidad, Dunant caía en desgracia. Sus negocios en Argelia se hundieron y, acusado de bancarrota fraudulenta, tuvo que huir de Ginebra. Gustave Moynier, presidente del Comité, lo expulsó de la organización: no solo ya no era secretario, sino que ni siquiera era miembro. Sumido en la precariedad y el olvido, Dunant no fue rehabilitado hasta que en 1901 recibió el Premio Nobel de la Paz por su papel en la creación de la Cruz Roja; eso sí, el premio fue compartido con el pacifista francés Frédéric Passy.
---
Un pacifista educado en la biblia
Henri Dunant nació en 1828 en el seno de una familia burguesa y calvinista de Ginebra. Sin éxito en los estudios, mostró desde joven una profunda vocación religiosa. A los 18 años se unió a la Sociedad Ginebrina de las Almas, una organización caritativa, y a los 19 fundó un grupo de estudio de la Biblia que cosechó un gran éxito. Fue promotor de la formación de la sección ginebrina de la Asociación Cristiana de Jóvenes, y aunque desde 1853 se centró en desarrollar sus negocios en Argelia, siempre estuvieron presentes en él la inclinación hacia la religión y hacia la práctica de la caridad.
---

Banda de Louis Appia
Banda de Louis Appia. Museo Internacional de la Cruz Roja.
AKG / Album
Símbolo distintivo
La banda reproducida junto a estas líneas perteneció al cirujano suizo Louis Appia, miembro del comité fundador de la Cruz Roja en 1863. En la banda está anotada su participación como médico en tres guerras desarrolladas en Europa en los años siguientes.
---
Las primeras guerras de la Cruz Roja
A partir de 1864, en los campos de batalla se hizo habitual la presencia de médicos y enfermeras luciendo la característica banda con una cruz roja, o, en el caso de los países musulmanes, una media luna roja.

1866 GUERRA AUSTRO-PRUSIANA
North Wind Pictures / Album
1866 GUERRA AUSTRO-PRUSIANA.
En 1866, durante la guerra entre Prusia y Austria, la batalla de Hradec Králové dejó 15.000 heridos de ambos bandos. Solo algunos pudieron ser trasladados a un hospital de campo en Cerekvice donde los atendieron doctores de la Cruz Roja prusiana ayudados por monjas.
1870 GUERRA FRANCO-PRUSIANA
La guerra entre Francia y Prusia propició una movilización sin precedentes de las diferentes agrupaciones de la Cruz Roja en los demás países europeos, que enviaron doctores al frente, organizaron hospitales de campo y se preocuparon por los prisioneros de guerra.

Cruz Roja otomana
Alamy / ACI
1877 GUERRA RUSO-TURCA
La Cruz Roja otomana actuó por primera vez en este conflicto con el símbolo de la media luna roja. Se organizó un sistema de traslado de heridos en unos carros de bueyes especiales, y los doctores debían hacer amputaciones sin anestesia, como se muestra en el grabado.

Cruz Roja japonesa
Bridgeman / ACI
1894 GUERRA SINO-JAPONESA
En 1877 se fundó en Japón una asociación similar a la Cruz Roja europea, nombre que adoptó en 1887. Durante la guerra de Japón contra China (1894-1895), doctores y enfermeras de la Cruz Roja japonesa actuaron en el frente, como se ve a la derecha de la imagen.

Póster de la Cruz Roja
Bridgeman / ACI
1914-1918 PRIMERA GUERRA MUNDIAL
Una de las tareas que asumieron las agrupaciones nacionales de la Cruz Roja en 1914 fue reclutar enfermeras voluntarias para atender a los heridos en el frente o en los hospitales de retaguardia. Sobre estas líneas, póster de la Cruz Roja para enrolar enfermeras durante el conflicto.
Este artículo pertenece al número 237 de la revista Historia National Geographic.