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En la antigua necrópolis de Saqqara, situada al sur de El Cairo, un equipo arqueológico egipcio acaba de sacar a la luz dos grandes y completos talleres de momificación que se han datado entre finales de la dinastía XXX (380-343 a.C.) y el período posterior a la conquista de Alejandro Magno (332-30 a.C.). Según Mostafa Waziri, secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto, un taller estaba destinado a la momificación de seres humanos, y el otro, a la momificación de animales sagrados. Ambos tenían forma rectangular y estaban divididos en varias estancias; el primero contaba con lechos de piedra de dos metros de largo por medio metro de ancho.
Los arqueólogos también han localizado dos tumbas: la de Ne Hesut Ba, un funcionario del Reino Antiguo que vivió en tiempos de la dinastía V, hace unos 4.400 años, y que fue jefe de los escribas y sacerdote del dios Horus y de la diosa Maat, y la sepultura de un sacerdote de la dinastía XVIII llamado Men Kheber.
También se han hallado una colección de estatuillas de madera de un hombre llamado Nesu Henu y de su esposa, de la dinastía V, y un ataúd antropomorfo de madera que data del Tercer Período Intermedio (1070-650 a.C.) y que conservaba sus vivos colores. Junto a él ha permanecido intacta una colección de ushebtis, las figurillas funerarias que acompañaban al difunto al más allá.
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Momias de animales
Momias de animales en uno de los talleres.
AMR Abdallah Dalsh / Reuters / Gtres
En los lechos de piedra que había en los talleres descubiertos, los embalsamadores llevaban a cabo el proceso de momificación y aplicaban los ungüentos al cuerpo del difunto. «Encontramos el pequeño orificio que recogía el agua del lavado de los cadáveres y las herramientas utilizadas por los antiguos egipcios para extraer los órganos internos», añade Waziri.
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Tumba del Reino Antiguo descubierta en Saqqara
AMR Abdallah Dalsh / Reuters / Gtres
La tumba del Reino Antiguo descubierta en Saqqara muestra al propietario sentado ante una mesa de ofrendas, como se aprecia en la imagen inferior. Por otra parte, en la tumba de la dinastía XVIII los arqueólogos hallaron un nicho que contenía una estatua de alabastro de un metro de alto del propietario.
Este artículo pertenece al número 235 de la revista Historia National Geographic.