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Esta fotografía tomada por Hal Morey en enero de 1930 muestra uno de los iconos de Nueva York: la estación Grand Central Terminal, en pleno Manhattan. El edificio es un vasto monumento a la mayor gloria de la familia Vanderbilt, una estirpe de los robber barons («barones ladrones») que, a caballo de los siglos XIX y XX, amasaron inmensas fortunas mediante la constitución de monopolios y la corrupción; las bellotas y hojas de roble que se ven por doquier en el edificio son el emblema de los Vanderbilt. Éstos cimentaron su imperio en los barcos y el ferrocarril, y Grand Central era una terminal de sus líneas ferroviarias. Inaugurada en 1913, sus enormes lámparas con bulbos incandescentes desnudos celebran el advenimiento de la electricidad, pues fue la primera estación de la metrópoli diseñada para ferrocarriles eléctricos. Hoy, capturar esta imagen es imposible: los edificios que han crecido en torno a Grand Central impiden el paso de los rayos de sol.
Este artículo pertenece al número 209 de la revista Historia National Geographic.