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La cueva de Chufín, en la localidad cántabra de Riclones, posee en su interior uno de los conjuntos de arte rupestre más importantes de Cantabria y es Patrimonio Mundial desde el año 2008.
Actualmente, un equipo del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria (IIIPC), de la Universidad de Cantabria, está realizando un estudio integral de la cavidad dirigido por el investigador Diego Garate, proyecto que cuenta con financiación del Gobierno de Cantabria y de la Fundación Palarq.
En la cueva se ha registrado la presencia humana en distintos momentos del Paleolítico Superior, especialmente durante el Solutrense, con gran abundancia de materiales. Asimismo, la documentación tridimensional y el tratamiento de imágenes ayudará a dar una nueva interpretación a las pinturas y grabados de Chufín.
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Cueva de Chufín
Dos arqueólogas del equipo investigador estudian sedimentos en el interior de la cueva de Chufín, en Cantabria.
Diego Garate
El arte rupestre de Chufín se distribuye en dos sectores de la cueva. Las manifestaciones artísticas más conocidas son las situadas en el abrigo exterior. Se trata de un nutrido grupo de figuras animales entre las que destaca un conjunto de 14 ciervas y un bisonte acéfalo; todas ellas muy sencillas, pero muy expresivas. Dentro se halla el conjunto más heterogéneo. El de la derecha, mal conservado, comprende al menos cinco animales en rojo (4 caballos y un uro) y una posible figura femenina, así como manchas y puntos también en rojo. A la izquierda se observan pequeños puntos rojos y media docena de bisontes y ciervas, algunas grabadas y otras pintadas en rojo.
www.fundacionpalarq.com
Este artículo pertenece al número 237 de la revista Historia National Geographic.