Emergiendo de la arena

Eridu, la ciudad sagrada de la antigua Sumer

Tras la segunda guerra mundial, los arqueólogos descubrieron que Eridu surgió en torno al templo de Enki, dios sumerio del agua.

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La ciudad de Enki. Esta reconstrucción idealizada muestra el posible aspecto de Eridu hacia 3200 a.C., en el momento culminante de su historia. La ciudad se articulaba en torno al templo de Enki, formado por una plataforma elevada de grandes dimensiones, que en su interior contenía los restos de edificios anteriores. El santuario, de dimensiones considerables (20 x 12 metros), tenía planta rectangular, una cámara central alargada (cella) a la que iban a dar salas de servicio y una escalera de acceso construida en el lado largo. 

Balage Balogh / Scala, Firenze

En 1854, John George Taylor, funcionario de las Indias Orientales y vicecónsul de Basora, llevaba al menos un año explorando el sur de Irak bajo la atenta supervisión de sir Henry Rawlinson, cónsul general británico en Bagdad, responsable de antigüedades y padre de la asiriología moderna. Sus viajes lo llevaron hasta la localidad de Abu Shahrain, en pleno desierto iraquí, donde le llamaron la atención unos montículos extraños. Pronto descubrió que eran tells, una palabra árabe que designa grandes acumulaciones de materiales producto de la ocupación humana. 

Al principio, Taylor no quedó muy impresionado por lo que encontró; así se desprende del informe de excavación publicado en 1855. Esperaba hallar estatuas, inscripciones, palacios y templos en buen estado de conservación, pero no fue así. En el poco tiempo de que dispuso hizo pequeños sondeos aquí y allá, y en lugar de los objetos valiosos que buscaba descubrió muros, sistemas de drenaje,plataformas de piedra y restos de columnas de piedra caliza decoradas con conos de mosaico. En su diario, Taylor relata que también descubrió por casualidad en la superficie la estatua de un león de granito negro. 

Eridu

Eridu

Un equipo de arqueólogos realiza excavaciones en la antigua ciudad sumeria de Eridu en 2022.

Alaa Al-Marjani / Reuters / Gtres

Taylor debió de pensar que era un botín demasiado magro como para justificar una segunda expedición. Sin embargo, aquellos restos en apariencia modestos correspondían a uno de los grandes centros políticos y religiosos de la antigua Mesopotamia: Eridu. 

 

Cronología

Bajo la arena

1854

John George Taylor explora
el montículo de Abu Shahrain, la antigua Eridu.

1918

El Museo Británico encarga al mayor Reginald Campbell Thompson excavar en el lugar.

1946 

Lloyd y Safar inician las primeras excavaciones a gran escala en la antigua Eridu.

1981

Se publican los resultados de la investigación de Safar y Lloyd en Eridu.

 

Capital sumeria

La importancia de Eridu queda patente en la Lista real de Sumer, un documento de hacia 2000 a.C. en el que se indica que fue la primera de cinco ciudades sumerias que albergó una dinastía real antes del Diluvio: «Después de que la realeza descendió del cielo, la realeza se encontraba en Eridu». Y no sólo eso: Eridu acogió el mayor templo dedicado a Enki, el dios del agua y de la sabiduría, una de las principales divinidades del panteón sumerio.
El santuario de Eridu atrajo a peregrinos de toda Mesopotamia durante siglos. El hallazgo de Taylor despertó pronto un gran interés entre los orientalistas. Algunos estudiosos especularon incluso con que aquella venerable ciudad era el modelo de la descripción del Jardín del Edén de la Biblia. Durante las décadas siguientes no se realizaron excavaciones a gran escala, pero los responsables del Museo Británico no olvidaron el lugar y en 1918, cuando aún no había terminado la primera guerra mundial, encargaron al mayor Reginald Campbell Thompson que llevase a cabo excavaciones en el lugar. Durante un mes, Campbell hizo diversas prospecciones, utilizando como mano de obra a prisioneros de guerra otomanos. Al año siguiente, otro británico, el egiptólogo Henry Robinson Hall, intentó identificar los edificios monumentales del yacimiento.

En Eridu, lo primero que hallaron Safar y Lloyd fueron los restos del zigurat de finales del III milenio a.C.

Hubo que esperar a 1946 para que se emprendieran las primeras excavaciones a gran escala en Eridu. Irak había obtenido la independencia en 1932 y el Gobierno iraquí tenía un gran interés en financiar proyectos arqueológicos que dieran prestigio a su historia pasada. Al término de la segunda guerra mundial, el Departamento de Antigüedades decidió relanzar la investigación en Eridu y encargó la dirección de los trabajos al arqueólogo iraquí Fuad Safar, que contó con la colaboración del experimentado arqueólogo británico Seton Lloyd, asesor del servicio arqueológico iraquí desde 1939. Safar y Lloyd se conocían muy bien, puesto que habían trabajado juntos en Tell Uqair, cerca de Bagdad, y creyeron que la exploración del yacimiento podría aportar datos importantes sobre las fases más antiguas de la historia de Mesopotamia. 

Tras llevar a cabo unas prospecciones preliminares decidieron concentrar sus esfuerzos en el Montículo 1, un tell de 25 metros de altura que cubría una superficie de 580 por 540 metros. Lo primero que encontraron fueron los restos del zigurat o pirámide escalonada que mandó construir un gobernante de la Tercera Dinastía de Ur a finales del III milenio a.C., y que no llegó a acabarse. Pero lo que realmente interesaba a los arqueólogos era lo que había debajo de los restos de ese zigurat. 

Esquife

Esquife

Modelo de esquife procedente de Eridu. Primera mitad del IV milenio a.C.

Interfoto / AGE Fotostock

Los primeros templos

Sus expectativas no se vieron defraudadas. Bajo los vestigios de la época de Ur fueron apareciendo sucesivos estratos que se remontaban al período de Uruk (3800-3200 a.C.) e incluso a la fase protohistórica de Ubaid (5300-3800 a.C.). Los estratos correspondían a reconstrucciones del templo de Enki hechas a lo largo de dos milenios. En palabras del orientalista italiano Mario Liverani: «En Eridu se puede seguir una secuencia sucesiva de santuarios reconstruidos y ampliados derrumbe tras derrumbe, hasta acabar erigiéndose sobre una plataforma construida a partir de los restos de edificios anteriores». 

La estructura del templo de Enki evolucionó a lo largo del tiempo. Según Liverani: «Después de los pequeños templos embrionarios […], son mucho más importantes los templos de la fase Ubaid clásico [...] con una cámara central alargada flanqueada por salas más pequeñas que sobresalen». Los templos tuvieron mayor tamaño a partir de mediados del IV milenio a.C. La construcción del templo de Enki se detuvo hacia 3200 a.C., hasta que un milenio más tarde empezó a erigirse el zigurat sobre sus ruinas.

 

Palacios y murallas

Aunque luego Eridu entró en declive, siguió teniendo cierta relevancia religiosa, probablemente como lugar de peregrinación. Esto último se desprende de las excavaciones de los tells circundantes. La zona denominada Montículo 2 contenía los restos de un complejo palacial que data de la primera mitad del III milenio a.C., y de murallas construidas con ladrillos convexos. Por su parte, los montículos 3, 4 y 5 permitieron recuperar cerámica atribuible a los milenios II y I a.C. No se hallaron restos de barrios residenciales, lo cual indica que por aquel entonces la ciudad estaba escasamente poblada. 

Los resultados de la investigación de Safar y Lloyd no se publicaron hasta 1981, tres años después del fallecimiento de Safar en un accidente automovilístico.

Recientemente, pese a la inestabilidad de la región, arqueólogos italianos y franceses han intentado reanudar las excavaciones en un yacimiento que dista mucho de haber revelado todos sus secretos. 

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Pasión por oriente

Estructuras

Estructuras

Estructuras arquitectónicas en Eridu. Grabado de Taylor. 1855.

Royal Asiatic Society of Great Britain and Ireland

John Taylor fue uno de los primeros arqueólogos que mostró un profundo interés por las antigüedades del Próximo Oriente. Durante casi 10 años (1851-1861), Taylor recorrió el sur de Irak, explorando, además de Abu Shahrain, el yacimiento de Tell el-Mukayyar, la famosa Ur.

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Vestigios de Eridu

Seis conos

Seis conos

Seis conos de fundación hallados en Eridu, con el nombre del rey Lipit-Ishtar de Isin. Siglo XX a.C.

Bridgeman / ACI
Boles de cerámica

Boles de cerámica

Getty Images
Ceramica

Ceramica

2 boles de cerámica del período Obeid, fechados entre los milenios VI y V a.C.

Getty Images
Impresión de un sello

Impresión de un sello

Impresión de un sello en un ladrillo del templo de Eridu. 2184-2176 a.C.

Interfoto / AGE Fotostock

La diversas excavaciones arqueológicas en Eridu han sacado a la luz un gran número de objetos que abarcan un amplio período de la historia mesopotámica. Aquí se muestran algunos de ellos, que van desde el VI milenio a.C., como los boles del período Obeid, hasta los conos de fundación del rey Lipit-Ishtar, del siglo XX a.C.

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Templos enterrados

excavaciones

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La imagen muestra las excavaciones llevadas a cabo por Fuad Safar en Eridu.

Mary Evans / AGE Fotostock

En 1946, el Departamento de Antigüedades iraquí comenzó a trabajar en Abu Shahrain empleando las técnicas de excavación más modernas. Tras un reconocimiento inicial, los arqueólogos Fuad Safar y Senton Lloyd se centraron en el Montículo 1, que dadas sus dimensiones y según los informes de excavación anteriores parecía atestiguar un largo período de actividad constructiva. Abrieron algunas trincheras en su cima, descubriendo primero restos de edificios más recientes y poco a poco otros más antiguos. Su objetivo era llegar al suelo virgen para documentar los niveles más antiguos del asentamiento.
En total identificaron 18 niveles, en los que hallaron restos de seis templos sucesivos.

 

Este artículo pertenece al número 231 de la revista Historia National Geographic.