El 13 de mayo de 1983 dos operarios encontraron un extraño objeto entre la turba extraída de la turbera de Lindow Moss, en el oeste de Inglaterra. Tenía una forma ovalada y era blando y flexible, por lo que se refirieron a él, bromeando, como el «huevo de dinosaurio». Su jefe creyó que se trataba de un balón de fútbol pinchado. Pero al lavarlo descubrieron horrorizados que se trataba de una cabeza humana momificada. Tras examinarla, el forense dictaminó que era una cabeza de mujer y que su antigüedad no superaba las dos décadas. Esta datación fue un error garrafal, pero tuvo el efecto inesperado de reactivar una investigación policial que había llegado a un callejón sin salida.
Cuatro meses antes, durante una estancia en prisión, un hombre había revelado a dos compañeros de celda que había asesinado a su mujer hacía más de dos décadas y había enterrado su cadáver detrás de su casa, junto a Lindow Moss. Ni el interrogatorio del sospechoso ni el registro del terreno habían dado resultado, pero tras el hallazgo de la cabeza los inspectores volvieron a investigar. En esta ocasión, informado del descubrimiento de la cabeza de su esposa, el asesino se derrumbó y confesó su culpabilidad. Pero la policía no estaba convencida de la datación de la cabeza, por lo que la envió a la Universidad de Oxford. Allí, tras someterla a la prueba de carbono 14, se determinó, para sorpresa de todos, que su antigüedad era de casi 1.800 años. Al asesino confeso no le sirvió de mucho pues fue condenado unos meses más tarde.
Cronología
Momias en lagos
405-380 a.C.
Es ejecutado el Hombre de Tollund. Su momia se hallará en
el año 1950.
390 a.C.
En torno a esta fecha muere el Hombre de Grauballe, que aflora en 1952.
52-59 d.C.
La Chica de Yde, en los Países Bajos, es estrangulada. Su momia se descubre en 1897.
210 d.C.
Hacia esta fecha es ejecutada la Mujer de Lindow, cuyo cuerpo aparecerá en 1983.
Gente de los pantanos
La cabeza de Lindow Moss es un ejemplo más de las llamadas «momias de los pantanos», un conjunto de cuerpos momificados de manera natural que han aparecido en turberas de Europa noroccidental, en Gran Bretaña, Dinamarca, Holanda y Alemania, datados en su mayoría entre 400 a.C. y 400 d.C.
Durante siglos, estos cuerpos permanecieron inalterados, pero a partir del siglo XVI, cuando comenzó la extracción de turba para utilizarla como combustible, algunos salieron a la superficie. La mayoría de estos primeros hallazgos no se han conservado, y los arqueólogos se refieren a ellos como los «cuerpos de papel» porque su recuerdo solo se conserva en la documentación.
La momia de Tollund
Por esa razón es difícil contabilizar el total de momias de pantano, pero es posible que superen el centenar. Entre ellas hay una veintena que presentan un buen estado de conservación, en su mayoría halladas a partir de 1950.
El caso más espectacular es el del Hombre de Tollund, encontrado en 1950 en Dinamarca. Se trata de un varón de unos cuarenta años de edad, enterrado desnudo y portando al cuello la soga con la que había sido ahorcado. El Hombre de Tollund, datado por carbono 14 entre 405 y 380 a.C., destaca por la perfecta conservación de su rostro, al contrario que la mayoría de momias de los pantanos, que tienen unos rostros deformados y aplastados por el peso de la turba. Dos años más tarde se encontró, también en Dinamarca, el Hombre de Grauballe, un varón de unos 30 años que murió degollado alrededor del año 390 a.C.

Zapatos de piel
Un par de zapatos de piel conservados en Alemania.
Robert Clark / NAT GEO Image Collection
En Holanda, la momia mejor conservada es la de Yde, hallada en 1897. Pertenece a una adolescente de 16 años, estrangulada con un cinturón y enterrada con una vieja capa. El cuerpo, datado entre 42 y 59 d.C., había sido además apuñalado en la clavícula.
De vuelta a Inglaterra, Lindow Moss proporcionó un segundo cuerpo en 1984, el torso y la cabeza de un hombre de unos 20 años que había sufrido una muerte terrible: le habían golpeado repetidamente en el cráneo hasta fracturárselo, había sido estrangulado y, simultáneamente, le habían cortado la yugular. La momia, a la que se conoce como el Hombre de Lindow, ha sido datada por carbono 14 entre los años 2 a.C. y 119 d.C.
¿Sacrificados?
Los primeros estudios, en el siglo XIX, consideraron que las momias de los pantanos eran víctimas de ejecuciones, siguiendo el testimonio del autor romano Tácito, que afirmaba que los germanos ejecutaban a los cobardes y homosexuales ahogándolos en los pantanos. Pero es evidente que esta explicación no es aplicable a las numerosas momias de mujeres y niñas que se han encontrado. Además, una parte de las momias, como el Hombre de Lindow, presentan un nivel de violencia muy superior al necesario para ejecutar a un reo y que parece más en consonancia con un sacrificio humano. También se ha documentado que las víctimas ingirieron alimentos especiales antes de la muerte, lo que sugiere que esta formaba parte de un rito. Otro elemento significativo es la elección de una turbera para enterrar a los sacrificados, pues se trata de un terreno particular y ambiguo, que no es ni tierra ni agua.
Aunque la teoría de los sacrificios humanos es la más aceptada, recientemente se han añadido dos explicaciones diferentes. La primera defiende que algunas momias datadas alrededor de 300 a.C. halladas en Irlanda serían reyes sacrificados por motivos religiosos. La segunda hipótesis propone que al menos una parte de las momias continentales serían rehenes, entregados como garantía de pactos entre pueblos germanos y ejecutados por sus captores.
En el siglo XIX se consideraba que las momias pertenecían a reos ejecutados por ahogamiento
Por otra parte, cabe señalar que las momias que se han hallado presentan una notable variedad. Predominan los hombres, pero también hay muchas mujeres. La mayoría son adultos, pero también hay varios adolescentes, aunque no niños pequeños. Una parte de ellos parecen haber pertenecido a los grupos sociales privilegiados, pero otros formaban parte de las clases populares e incluso presentan signos de malnutrición.
Finalmente, la mayoría sufrieron una muerte violenta, destacando especialmente los ahorcados y estrangulados, pero una minoría no presentan signos de asesinato, sin que pueda saberse si simplemente fueron ahogados en las turberas. En consecuencia, y a la espera de que nuevos estudios puedan aclarar la situación, lo más prudente es considerar que el sacrificio humano es la principal explicación para estas momias, sin descartar que las otras propuestas puedan aplicarse a una minoría de casos.
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La turbera de Tollund
La turbera de Tollund, en la península de Jutlandia (Dinamarca).
Robert Clark / NAT GEO Image Collection
Momias naturales
En las turberas, la momificación natural de un cuerpo se ve favorecida por la falta de oxígeno, que impide la proliferación de las bacterias que descomponen la materia orgánica, y la presencia de ácidos que producen un efecto de encurtido. Además, los huesos se descalcifican y se ablandan.
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Huellas del sacrificio
El estudio anatómico de las momias de las turberas refleja que las víctimas fueron ejecutadas de formas muy variadas, desde apuñalamientos y ahorcamientos hasta golpes con objetos contundentes.

Yde
La adolescente de Yde (Holanda) fue estrangulada con un cinturón.
Robert Clark / NAT GEO

Torso de la momia de Croghan
Torso de la momia de Croghan (Irlanda), de 20 años, apuñalada en el pecho.
Alamy / Cordon Press

El Hombre de Grauballe
El Hombre de Grauballe, en Dinamarca, murió degollado.
Robert Clark / NAT GEO

La momia de Clonycavan
La momia de Clonycavan (Irlanda) presentaba un golpe en la cabeza.
Alamy / Cordon Press

Momia del Hombre de Lindow Moss
Momia del Hombre de Lindow Moss, que fue sacrificado a los 20 años.
CM Dixon / Heritage Images / ACI
Este artículo pertenece al número 238 de la revista Historia National Geographic.