Grandes Descubrimientos

La Domus del Mito, una casa llena de mosaicos

En una localidad italiana a más de 200 kilómetros de Roma, los arqueólogos localizaron una magnífica villa romana del siglo I

Sant'Angelo in Vado es una localidad italiana de la región de las Marcas con una población de 4.130 habitantes.

Sant'Angelo in Vado es una localidad italiana de la región de las Marcas con una población de 4.130 habitantes.

Foto: Istock

Situada 270 kilómetros al norte de la ciudad de Roma, Sant’Angelo in Vado es hoy una pequeña localidad de unos 4.000 habitantes en la región italiana de Las Marcas. Hasta hace poco tiempo, en el centro del pueblo se encontraba un campo de cultivo, el llamado Campo della Pieve, que curiosamente no había sido edificado. Quién sabe cuántas veces las rejas del arado habían removido la tierra, rozando los restos de una villa romana con magníficos mosaicos enterrada allí desde hacía siglos, cuando Sant’Angelo era un próspero municipio romano llamado Tifernum Mataurense.

Que allí debajo había algo antiguo y valioso, sin embargo, era casi de dominio público: durante generaciones, los niños del centro histórico del pueblo tuvieron un pasatiempo insólito e increíblemente fascinante: ir a recoger «teselitas».

En efecto, los niños de la localidad paseaban por los surcos de ese campo y se entretenían encontrando piedrecitas blancas o de colores, perfectamente cúbicas, regulares en cuanto a forma y tamaño. Se trataba de teselas de mosaicos que a lo largo de los siglos se habían desprendido y habían salido a la superficie; había tal cantidad de ellas que parecían inagotables, y para los pequeños (igual que para sus padres antes que ellos) era un pasatiempo alternativo y cargado de emoción.

Las fotos hablan

A principios de la década de 1990, una serie de fotografías aéreas del Campo della Pieve mostraron unas líneas en las que la hierba no crecía bien, lo que era señal de la existencia de una compleja serie de construcciones en el subsuelo. Tras los vuelos en ala delta llegaron los sondeos exploratorios, entre 1999 y 2000, que confirmaron estas hipótesis y dieron el impulso decisivo al inicio de una campaña de excavaciones. Dirigida por la Superintendencia para los Bienes Arqueológicos de Las Marcas, la investigación sacó a la luz un edificio sorprendente: una domus aristocrática de mil metros cuadrados, con una serie de mosaicos bícromos y polícromos muy bien conservados.

La casa probablemente fue encargada por una familia adinerada y culta,

Construida hacia finales del siglo I d.C., la casa probablemente fue encargada por una familia adinerada y culta, a juzgar por sus dimensiones y por el rico conjunto de mosaicos que decora sus pavimentos. A tenor de los temas representados en ellos, se puede suponer que el propietario era un rico comerciante, apasionado por la caza.

Tras su construcción, la domus vivió una larga época de prosperidad hasta el siglo III d.C., período en el que sufrió varias reformas y ampliaciones.

El estudio del dueño

La estructura del edificio se articula en numerosas estancias, algunas de las cuales aún permanecen bajo tierra. En la entrada se halla el vestíbulo, donde destaca el espléndido mosaico dedicado al triunfo de Neptuno. La representación sigue la iconografía antigua, con el dios del mar montado junto a su mujer, Anfítrite, en un carro tirado por dos hipocampos (caballitos de mar). El cuidado en la realización de los detalles, desde la musculatura del dios al vestido de su esposa, convierte el mosaico en algo excepcional. Sorprendentemente simple y esquemático es el tridente de Neptuno, muy similar, sin embargo, a uno en blanco y negro representado en un mosaico que se conserva en Pompeya.

Todo el pavimento de la casa se caracteriza por un continuo juego geométrico; complejas y espléndidas tramas adornan los pasillos y las estancias, alternándose con representaciones más figurativas, como la del dios Baco, a quien está dedicada la gran sala oriental, que muy probablemente tenía la función de tablinum o despacho, donde el propietario recibía a sus clientes y trabajaba. En el centro del pavimento, el medio busto del dios de la embriaguez está inmortalizado dentro de un círculo, desde el cual se ramifican radialmente una serie de triángulos negros, creando una fascinante ilusión óptica interrumpida por cuatro figuras femeninas colocadas en las esquinas del perímetro cuadrado.

Lujosas estancias

Más allá del tablinum encontramos los pavimentos decorados del peristilo, un pórtico de columnas que rodea el atrio, un patio interior que servía para iluminar la casa y que contenía el impluvium, el estanque en el que se recogía el agua de la lluvia. Hay que imaginar un pórtico con columnas de arenisca que conectaba e iluminaba las distintas habitaciones y que se erigía alrededor del patio interior. En la pared sur del atrio se observa un espacio vacío, que contenía probablemente un antiguo, pero sofisticado, sistema de climatización de la estancia.

Entre las lujosas salas destaca la que casi con certeza estaba destinada a comedor, el triclinium, una amplia estancia de cuarenta metros cuadrados decorada con mosaicos polícromos que representan a animales reales e imaginarios, así como una detallada y vívida escena de caza.

En el momento del hallazgo, los arqueólogos movieron un bloque de piedra situado en el centro de la sala (probablemente la base de una mesa), bajo el cual se encontró una composición que muestra a un gran crustáceo, parecido a una gamba, sostenido por un pulpo, que, a su vez, es mordido por una morena (un curioso pez en forma de serpiente).

La presencia de animales marinos puede resultar sorprendente si se tiene en cuenta que Sant’Angelo in Vado se encuentra a unos 60 kilómetros de la costa, pero apunta a las vinculaciones del propietario de la casa con la economía del conjunto del Imperio romano.

La domus del Mito no es el único hallazgo arqueológico notable que se ha realizado en esta localidad italiana. En la década de 1950 vieron la luz una sección del cardo máximo (la calle principal de una ciudad romana, que la recorría de norte a sur) y parte de las termas públicas. Estas últimas cubiertas posteriormente y excavadas de nuevo por la Universidad de Macerata a partir de 2003. Todo indica que Tifernum Mataurense fue en época romana un municipio importante y floreciente.

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Gorgona vigilante

La sala de la medusa, situada en la esquina sureste del edificio, se caracteriza por una compleja red de decoraciones polícromas. Motivos entrelazados, esvásticas y flores enmarcan en el centro un hexágono que contiene la cabeza de Medusa, representada de forma peculiar, con un ojo entreabierto.

Este artículo pertenece al número 205 de la revista Historia National Geographic.

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