En el siglo XIX, Afganistán era un reino independiente que sufría una crónica inestabilidad política a causa de las luchas internas y las injerencias del exterior, en particular entre la Rusia zarista y el Imperio Británico. Los sucesivos intentos de controlar militarmente el territorio dieron lugar a dos guerras anglo-afganas. El primer ataque (1839-1942) terminó en un desastre para los británicos, que volvieron a invadir el país en 1878. En 1879, el emir Mohammed Yaqub Khan entraba en el campamento británico para rendirse al general Roberts y firmar un tratado de paz que le aseguraba el trono a él y la soberanía interna del país a los afganos a cambio de ceder el control de sus relaciones exteriores a los británicos. Aunque ello no extinguió las rebeliones y Yaqub Khan terminó siendo depuesto pocos meses más tarde. Finalmente, con la llegada al trono de Abdul Rahman Khan se estableció un gobierno central fuerte en Kabul, siempre bajo la tutela de las potencias coloniales. Tras la guerra, Afganistán se convirtió en un en un amortiguador entre la Rusia zarista y la India británica y Abdul Rahman Khan logró establecer un poder central que le permitió asegurar la sucesión en su hijo Ḥabibullah sin las tradicionales luchas fraticidas. Pero el control real del territorio dependía de las tribus locales que gozaban de un amplio margen de autonomía . En la imagen, un guerrero tribal afgano de principios del siglo XX. La abrupta región del desfiladero Jaibar, en la frontera con los dominios británicos (el actual Pakistán), dominada por los afridis, era una ubicación militar estratégica. La fotografía muestra un grupo de líderes afridis hacia 1897. Una caravana comercial atraviesa el paso Jaibar en 1901 . El desfiladero ha sido una importante ruta comercial entre el centro y el sur de Asia a lo largo de la historia y un enclave fundamental de la Rurta de la Seda. Los afridis hicieron del cobro de tasas por atravesarlo un modo de vida. En 1919, nada más acceder al trono de Afganistán, Amanullah Khan –nieto de Abdul Rahman– comprendió que el mejor modo de afirmar su legitimidad era emprender una guerra contra el Imperio británico. Una incursión de las tropas afganas por el oeste, a través del paso de Jaibar (la imagen muestra el avance de tropas británicas precisamente por este punto en 1919), dio inicio a la tercera guerra anglo-afgana. El conflicto duró poco más de un mes, y la victoria fue para los británicos gracias a la superioridad de sus medios, que incluían aviones de guerra que bombardearon Kabul. Sin embargo, el tratado con el que acabó la guerra supuso para Afganistán un logro histórico, pues la monarquía afgana obtuvo el pleno control de la política exterior , hasta entonces ejercida por las autoridades coloniales británicas. Arrancó así la historia de Afganistán como país independiente. Siguiendo el ejemplo de Mustafá Kemal en Turquía, el rey Amanullah se propuso modernizar Afganistán equiparándolo con los países occidentales. Así pues, impulsó la construcción de carreteras y vías férreas creó un sistema de educación formal no religiosa e introdujo un régimen parlamentario basado en el voto popular. En la imagen un tren atraviesa un túnel y un puente de la línea férrea del paso de Jaibar. La línea férrea une las ciudades de Peshawar y Landi Khana a través de 34 túneles y 92 puentes. Amanullah trató también de cambiar las costumbres tradicionales de su país, imponiendo, por ejemplo, el traje occidental en Kabul. En la fotografía sobre estas líneas, el rey (en el centro) aparece rodeado de los miembros de su gabinete vestidos al estilo europeo, con traje y corbata, cerca de 1928. Las reformas más polémicas promovidas por el rey afgano fueron sin duda las relativas a la condición de las mujeres. Para dar ejemplo, Amanullah suprimió el harén de concubinas que tenían sus predecesores y mantuvo un matrimonio monógamo con su esposa Soraya, con quien aparecía en actos públicos. En 1928, al volver de un viaje por Europa, el rey proclamó ante una asamblea de notables que el islam no requería que las mujeres se cubrieran con un velo, y acto seguido la reina se despojó del que llevaba . A la izquierda de la imagen, la reina Soraya durante ese viaje de la pareja real al Viejo Continente. Las medidas del gobierno de Amanullah sobre la educación de las niñas y la eliminación del velo enfurecieron a los sectores religiosos más conservadores de Afganistán, encabezados por los mulás, los doctores de la ley islámicos, quienes llegaron a denunciar abiertamente al rey como kafir, un infiel. Esta imagen pertenece a una postal inglesa de 1930 y muestra a uno de estos líderes religiosos y tribales (calificado como "mulá loco"), rodeado de sus seguidores en la región con Pakistán. Al agravio moral y religioso que suponía el nuevo estatus de las mujeres, se sumaban otras decisiones del monarca que afectaban al pueblo, como el servicio militar obligatorio de hasta tres años y unos crecientes impuestos que muchos consideraban que se destinaban a sufragar los caprichos del soberano, como el fastuoso palacio que se hizo construir en Kabul. Así mismo, se establecieron las escuelas mixtas , cosa que no gustó a los defensores de la separación total entre hombres y mujeres. Esta fotografía de Maynard Owen Williams, muestra un grupo de niños, jóvenes y adultos en un bazar de Herat en 1931. La oposición a las reformas de Amanullah abonó el terreno para la rebelión lanzada a finales de 1928 por Habibullah Kalakani, un tayiko hijo de un humilde aguador que se había enriquecido mediante el bandidaje. El líder turco Mustafá Kemal había recomendado a Amanullah crear un ejército fuerte y leal que aplastara sin contemplaciones cualquier desafío a su poder. Pero el ejército regular afgano se descompuso en cuestión de días y el 14 de enero de 1929 Amanullah se vio obligado a abdicar. Kalakani ocupó la capital afgana, se hizo proclamar emir, y durante nueve meses sometió a sus habitantes a verdadero régimen del terror . La imagen sobre estas líneas, tomada en Kabul en septiembre de 1929 muestra a Habibullah, en el centro, junto a su hermano (a la izquierda), un sacerdote musulmán (de blanco) y Mohammed Kabir, hermano de Amanullah, a la derecha. Tras la ocupación la capital afgana, se hizo proclamar emir, y durante nueve meses sometió a sus habitantes a toda clase de extorsiones y saqueos. Nadir Khan, miembro de un importante clan emparentado con Amanullah, se puso al frente de la resistencia contra el "bandido" tayiko, y en octubre de 1929 sus tropas ocuparon y saquearon Kabul. Kalakani fue capturado y ejecutado junto con una decena de sus secuaces más próximos, y Nadir Khan fue elegido nuevo rey por una asamblea tribal. En la imagen, escena de destrucción en una localidad afgana en diciembre de 1929. Un hombre afgano llega a la India tras recorrer con su familia casi 500 kilómetros a pie desde Kabul en la década de 1930. Después de su abdicación, el rey Amanullah se exilió en Italia donde vivió al estilo occidental tal como quiso imponer en Afganistán. En la imagen, el monarca posa con su amiga inglesa Wanda Sawie en Venecia el 22 de agosto de 1938. Amanullah moriría en 1968 en Suiza. Hombres y mujeres pasean por una calle de Kabul en 1951, ellas vestidas con el burka que cubre totalmente su cuerpo. La vía era en ese momento, una de las tres únicas calles pavimentadas de la capital. Este artículo pertenece al número 215 de la revista Historia National Geographic.