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El Centro Médico de la Universidad de Misisipi se pregunta qué hacer con los restos mortales de hasta 7.000 pacientes del antiguo manicomio del estado de Misisipi, construido en 1855 y que funcionó hasta 1935, en unos tiempos en que se estigmatizaban ciertas enfermedades mentales como la depresión y la esquizofrenia. "No sabemos cuántos entierros hay aquí", dice Ralph Didlake, del Centro Médico de la Universidad de Misisipi, en referencia a ocho hectáreas de terreno en el lado este del campus universitario. "Las estimaciones actuales, realizadas por arqueólogos expertos, varían entre los 5.000 y 7.000 individuos", asegura. Los administradores del Centro Médico conocían la existencia de estos cadáveres, pero no en tal número, anteriores a la apertura de la escuela médica en 1955 en Jackson, la capital del estado de Misisipi. En 2014, durante el proyecto de construcción de un aparcamiento, aparecieron hasta 2.000 tumbas. El aparcamiento finalmente fue construido en otra ubicación.
Exhumar los restos del antiguo hospital psiquiátrico tendría un coste de 3,2 millones de dólares (casi 3 millones de euros) en un período de ocho años. ¿Por qué remover la tierra y el pasado de unos individuos anónimos? El Centro Médico de la Universidad de Misisipi se propone construir un edificio o monumento en recuerdo de aquellas personas que vivieron y murieron al margen de la sociedad y, además, para conservar sus restos de forma respetuosa, junto a un cementerio ya existente donde se encuentran las tumbas de aquellos que donaron sus cuerpos a la ciencia. El monumento, abierto al público, incluiría la creación de un laboratorio pionero en el país para estudiar los restos y conocer de primera mano las experiencias y afecciones médicas de aquellos pacientes.
"Los restos humanos representan archivos y fuentes de información sobre la salud humana y la enfermedad, y sobre las experiencias vividas en el pasado, que no se pueden obtener de otras fuentes de información", declara Molly Zuckerman, una bioarqueóloga y paleopatóloga de dicha universidad. Los estudiantes e investigadores de todo el mundo podrán observar las piezas halladas, conocer las historias de aquellos individuos y, además, los descendientes podrán investigar la historia genealógica de sus antepasados.