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"Hemos podido reconstruir la última comida del hombre de Tollund con un grado de detalle tan alto que casi podemos reproducir la receta", afirma Nina H. Nielsen, investigadora del Museo Nacional de Dinamarca. La científica se refiere a la momia de un hombre, de unos 30 años, que apareció en 1950 en una turbera en la localidad de Tollund, cerca de Silkeborg, en la península de Jutlandia.
El hombre de Tollund, que vivió hace unos 2.400 años, está magníficamente conservado ya que se observan a la perfección sus rasgos faciales, que sorprenden por la gran serenidad que denotan.
Bautizado como el hombre de Tollund, este individuo, que vivió hace unos 2.400 años, está magníficamente conservado ya que se observan a la perfección sus rasgos faciales, que sorprenden por la gran serenidad que denotan. El cuerpo yace en posición fetal, lleva un gorro de cuero en la cabeza y su cuello está rodeado de una gruesa cuerda, que fue utilizada para ahorcarlo. Posiblemente se trató de una ofrenda ritual.

De izquierda a derecha, mapa de localización del lugar donde apareció el hombre de Tollund; intestino; cabeza del hombre de Tollund, y contenido intestinal de la momia.
Fotos: by N. H. Nielsen, Museum Silkeborg
¿Qué comió antes de morir?
El cuerpo se ha conservado desde su descubrimiento en el Museo de Silkeborg, y aunque ha sido sometido regularmente a análisis, ahora los investigadores han analizado de nuevo el contenido de su estómago para tratar de desvelar cuál fue su última comida. "El conocimiento de los macrofósiles de plantas y los métodos para analizar el contenido intestinal han mejorado enormemente desde 1950 y por eso decidimos volver a investigar todo el contenido intestinal", comenta Nielsen. Los resultados de esta investigación acaban de publicarse en la revista Antiquity.
Los investigadores han utilizado nuevas técnicas que han permitido lograr reconstruir con más detalle su última ingesta de alimentos y el modo en que estos fueron preparados.
De hecho, para analizar el contenido del estómago y los intestinos del hombre de Tollund, en esta ocasión se han utilizado nuevas técnicas que han permitido reconstruir con más detalle su última ingesta de alimentos y el modo en que estos fueron preparados. Ya se sabía que entre 12 y 24 horas antes de morir, el hombre de Tollund había tomado una especie de gachas elaboradas con cebada, persicaria pálida y lino. El nuevo análisis ha permitido a los investigadores conocer los porcentajes de estos elementos: un 85% de cebada, un 9% de persicaria y un 5% de lino. En su estómago se han documentado por primera vez restos de trilla y de grasa animal (posiblemente pescado). "Nutricionalmente, la comida era bastante buena, también cuando se observa la distribución de grasas, proteínas y carbohidratos", comenta el investigador Peter Steen Henriksen.

Fotomicrografía del contenido de los intestinos del hombre de Tollund.
Foto: P. S. Henriksen, the Danish National Museum
Enfermedades parasitarias
La costra alimentaria carbonizada que también se ha identificado hace pensar que las gachas que ingirió el hombre de Tollund se prepararon en un recipiente de arcilla. La receta al parecer no contenía ningún elemento con propiedades intoxicantes, pero sí persicaria pálida, que crecía como mala hierba en los campos, algo que también se ha hallado en otras momias de los pantanos. Seguramente al limpiar el grano a través de la trilla y el tamizado, estas semillas de maleza se dejaron en el suelo, de donde debieron de ser posteriormente recogidas y usadas para cocinar. "Es notable que se encuentre evidencia de desechos de la trilla tanto en el hombre de Tollund como en el de Grauballe, los dos cuerpos de pantano cuyo contenido intestinal se ha sometido a los análisis más detallados", destaca Nielsen. Por otra parte, los investigadores creen que esta especie de papilla tal vez era una comida habitual para las personas destinadas a ser sacrificadas.

Reconstrucción de los ingredientes que componían la última comida del hombre de Tollund.
Foto: P.S. Henriksen, the Danish National Museum
La receta al parecer no contenía ningún elemento con propiedades intoxicantes, pero sí persicaria pálida, que crecía como mala hierba en los campos.
Otra novedad que ha aportado el reciente estudio es conocer que el hombre de Tollund sufría varias infecciones parasitarias, entre ellas la tenia, posiblemente por haber consumido carne cruda o poco cocinada y agua contaminada. Durante el estudio del contenido intestinal del hombre de Tollund, los investigadores también descubrieron la existencia de huevos de tricocéfalos y de gusanos de estómago, un reflejo de la deficiente higiene en las comunidades de la Edad del Hierro. De hecho, durante este período, la gente vivía hacinada junto a los animales y el acceso al agua potable era complicado en muchas ocasiones, lo que contribuía al desarrollo de enfermedades infecciosas y parasitarias.