Misterios y curiosidades del antiguo Egipto

Tutankamón, lo que ha revelado el estudio de la momia del faraón

Tras ser extraído del sarcófago de oro que lo contenía, el cuerpo de Tutankamón fue sometido a una primera autopsia en 1923 que arrojó algunos datos interesantes sobre el rey, como su altura y su juventud. Años después, en 1968 se le hizo por primera vez un estudio de rayos X, y en 2005 y en 2008, la tomografía computarizada y el análisis de ADN aportaron mucha más información sobre cómo vivió y cómo murió el joven faraón.

El egiptólogo Zahi Hawass dirige en 2005 la operación para sacar la momia de Tutankamón de su tumba para realizarle un estudio completo.

Foto: AP

Cuando Howard Carter abrió los sarcófagos que custodiaban la momia de Tutankamón se encontró, por fin, cara a cara con el faraón al que había perseguido durante tanto tiempo. La momia del monarca yacía en el tercer ataúd, de oro macizo, con su rostro y hombros cubiertos también por una maravillosa máscara de oro y lapislázuli. Pero el cuerpo de Tutankamón presentaba un problema: durante el proceso de momificación fue recubierto con litros y litros de resina, que, al solidificarse, adhirió firmemente la momia real a la base del féretro. Esto hizo que el primer examen médico del cuerpo de Tutankamón tuviera que llevarse a cabo dentro del ataúd de oro, ya que no podía ser extraído.

La autopsia, que comenzó el 11 de noviembre de 1923 y duró cinco días, estuvo dirigida por Douglas Derry, profesor de Anatomía de la universidad de El Cairo, y contó con la colaboración de Howard Carter, el descubridor de la tumba, y el doctor Saleh Bey Hamdi. Para mayor comodidad a la hora de trabajar, se decidió que los restos del faraón fueran trasladados a la tumba de Seti II, mucho más espaciosa que la estrecha y pequeña KV62.

El arqueólogo Howard Carter examina el segundo sarcófago de Tutankamón en el interior de la cámara funeraria.

Foto: Cordon Press

Una momia desmembrada

Pero muy pronto se hizo evidente que la enorme cantidad de resina que se derramó sobre la momia había deshecho las capas de tela que la envolvían y que estas debían cortarse si se quería acceder a los restos. Derry y Carter empezaron a cortar el vendaje de lino desde los pies hasta la cabeza. En el transcurso de esta ímproba tarea comprobaron que, entre las vendas, se habían depositado 143 objetos, algunos de un valor incalculable, como varios puñales, uno de ellos de oro macizo y el otro con una hoja forjada con hierro meteórico, escarabeos y joyas de elaborada factura. Pero la recuperación de todos estos objetos era extremadamente difícil, por lo que finalmente se decidió extraer a la momia de su ataúd. Pero ¿cómo hacerlo si se hallaba completamente pegada? Derry propuso entonces una metodología que a día de hoy resulta, cuanto menos, cuestionable: desmembrar la momia del rey y partirla en dos mitades con un martillo y un cincel.

Entre las vendas, se habían depositado 143 objetos, algunos de un valor incalculable, como varios puñales, escarabeos y joyas de elaborada factura.

Howard Carter, el doctor Douglas Derry y un grupo de oficiales egipcios posan ante la momia de Tutankamón, lista para su estudio.

Foto: Cordon Press

Como el cuello y la cabeza de la momia permanecían pegados dentro de la máscara de oro, solo pudieron ser extraídos introduciendo cuchillos calientes en la masa de resina reseca. Finalmente, los restos de Tutankamón fueron colocados sobre una bandeja de madera poco profunda llena de arena, a modo de lecho. El cuerpo del faraón fue entonces recompuesto para poder ser fotografiado, y de nuevo fue trasladado a su tumba y depositado en el interior del gran sarcófago de cuarcita. Los resultados de la autopsia llevada a cabo por Derry y Carter sobre la momia de Tutankamón arrojaron algunos resultados interesantes: el monarca tenía entre 18 y 22 años en el momento de su muerte, medía casi 1,70 m de altura y sus rasgos físicos se asemejaban mucho a los de la momia atribuida a Akhenatón, que se descubrió en la tumba KV55 del Valle de los Reyes.

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Tutankamón bajo los rayos X

No sería esta la única vez que la momia de Tutankamón sería examinada. Muchos años después, en 1968, un equipo dirigido por R. G. Harrison, de la Universidad de Liverpool, radiografió por primera vez la momia del faraón y confirmó las conclusiones a las que había llegado Derry en 1923. También se descubrió entonces que la momia había sido desmembrada por el equipo de Carter. El estudio de los restos puso de manifiesto que faltaba el esternón y la caja torácica del faraón, algo que, según los investigadores, debió de suceder, al parecer, durante el poco cuidadoso proceso de momificación. Asimismo, se descubrió un material opaco dentro del cráneo. Pero había algo que no cuadraba: faltaban un dedo del pie y el pene del soberano, que Derry y Carter habían visto vendado en posición vertical, según documentaron. ¿Qué había ocurrido entonces con el miembro viril del faraón?

El estudio de los restos puso de manifiesto que faltaba el esternón y la caja torácica del faraón, algo que, según los investigadores, debió de suceder durante el proceso de momificación.

Interior del cráneo de Tutankamón, tal como lo reveló la tomografía computarizada realizada en 2005.

Foto: AP

Diez años después, en 1978, tuvo lugar un nuevo análisis radiográfico sobre la momia, dirigido por J. E. Harris, profesor de la Universidad de Michigan, que hizo un sorprendente descubrimiento: dentro del cráneo de Tutankamón había una esquirla de hueso, lo que dio pie a que algunos investigadores sugiriesen que el faraón había recibido un fuerte golpe en la cabeza y que esa fue la causa de su muerte. Estas especulaciones, sin embargo, resultaron no tener mucho sentido puesto que posteriormente se comprobó que la esquirla fue provocada por el tratamiento posmortem que dieron los embalsamadores al cuerpo del faraón. Durante este estudio se analizó también el grupo sanguíneo del rey, que resultó ser el mismo que el de la momia hallada en la tumba KV55. ¿Eran parientes?

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Una tomografía computarizada

En 2005, el famoso egiptólogo Zahi Hawass, por entonces director del Consejo Superior de Antigüedades de Egipto, estuvo de acuerdo en someter a la momia de Tutankamón a una tomografía computarizada, una técnica consistente en hacer miles de radiografías de sección de todo el cuerpo que, gracias a un tratamiento informático, se convierte en un modelo en 3D que los especialistas pueden manipular para observar con mucho detalle todas las capas que lo componen como las vendas, la carne y los huesos. De hecho, gracias a la tomografía pudo confirmarse que a Tutankamón le estaba saliendo una muela del juicio y se fijó la edad de su muerte con más exactitud: 19 años. También se confirmó que habría medido aproximadamente 1,70 m y era de complexión delgada.

A Tutankamón le estaba saliendo una muela del juicio y se fijó la edad de su muerte en 19 años. También se confirmó que habría medido aproximadamente 1,70 m y era de complexión delgada.

La momia de Tutankamón a punto de ser sometida a una tomografía computarizada en 2005.

Foto: AP

El estudio realizado sobre la momia detectó asimismo una pequeña fisura en el paladar (paladar hendido) y una leve sobremordida. Pero hubo también en este caso un elemento conflictivo: una fisura en la parte inferior del fémur izquierdo, que algunos especialistas interpretaron que se produjo justo antes de la muerte y que incluso pudo ser la causa de la misma (tal vez debido a un aparatoso accidente de carro) al provocarle una infección y una sepsis, mientras que otros lo consideraron un efecto posmortem causado por la manipulación del cuerpo y, como tal, un hecho irrelevante. La investigación dio asimismo respuesta a una incógnita: ¿Dónde estaban el pene y los huesos de un dedo del pie del rey? Pues no se encontraban muy lejos. Curiosamente se hallaron enterrados en la arena del cajón sobre la que descansaba la momia real.

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La obtención de muestras de ADN

El cuarto, y, por el momento, último análisis de la momia se hizo entre los años 2008 y 2009, fue dirigido asimismo por Zahi Hawass y contó con la participación de un equipo de científicos alemanes. El objetivo era obtener muestras viables de ADN para poder establecer relaciones de parentesco con otras momias reales. Se descubrieron entonces otros problemas de salud que arrostró el infortunado Tutankamón: tenía desviación de la columna vertebral, el pie izquierdo era zambo (una anomalía congénita que hace que el pie se oriente hacia abajo y gire hacia dentro, lo que tal vez explicase la presencia de una gran cantidad de bastones en la tumba) y tenía anticuerpos de la malaria, una enfermedad muy común en Egipto, al igual que en otras zonas geográficas donde proliferan las zonas pantanosas, y que aún hoy causa millones de fallecimientos en todo el mundo. Además, el rey tenía un sistema inmune debilitado a causa de la tradicional endogamia característica de las familias reales de la época. De hecho, su padre y su madre eran hermanos (según estudios recientes sus progenitores fueron, al parecer, Akhenatón y una hermana de este).

Se descubrieron otros problemas de salud que arrostró el infortunado Tutankamón, como una desviación de la columna vertebral, que el pie izquierdo era zambo y que el faraón tenía anticuerpos de la malaria.

Escaner de cuerpo entero de la momia de Tutankamón realizado en 2005.

Foto: AP

Pero ¿qué causó finalmente la muerte del rey? Teniendo en cuenta el resultado de todas estas investigaciones, Zahi Hawass, por ejemplo, se decanta por la propuesta del accidente de carro. Según el egiptólogo, una herida de estas características en la pierna resultaría, en todo caso, de enorme gravedad en aquellos tiempos, pero tal vez una persona joven y sana hubiera logrado recuperarse. Por desgracia, ese no era el caso de Tutankamón, que a la fractura tuvo que sumar sus numerosos problemas de salud. Un cóctel mortal en una época donde la ciencia médica estaba aún en sus inicios...