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Un hallazgo arqueobotánico totalmente único ha sido realizado en una tumba del antiguo cementerio Jiayi en Turfán, en el noroeste de China. La tumba M231, de entre 2.400 y 2.800 años de antigüedad y situada junto a un oasis, contenía trece plantas de cannabis casi enteras, depositadas en diagonal y a modo de sudario sobre el cuerpo del difunto, un hombre de unos 35 años de edad con rasgos caucásicos. "Los tallos y las hojas han conservado su característica forma natural debido al clima extremadamente seco, pero han adquirido un color marrón amarillento", señala el artículo científico, publicado a finales de septiembre en Economic Botany y dirigido por Hongen Jiang.
Este hallazgo, y otros similares realizados años atrás, revelan que "el Cannabis fue utilizado por los lugareños de Eurasia central en el primer milenio antes de Cristo y con fines rituales o medicinales", destaca el estudio. En la tumba de la princesa de Ukok, por ejemplo, descubierta en la República de Altái y fechada también en el I milenio a.C., se encontraron semillas de cannabis que presuntamente utilizó su propietaria para aliviar el cáncer de mama que sufría, para experimentar un estado alterado de consciencia y quizá para comunicarse con los espíritus.
Las trece plantas de cannabis fueron prensadas, alcanzando entre cincuenta y noventa centímetros de longitud aproximadamente. "Nadie conoce el origen del cannabis hallado en este y otros sitios de Eurasia central. Los restos de cannabis pudieron ser recogidos de plantas cultivadas localmente o traídos desde otras zonas; tampoco se sabe si las plantas eran silvestres o cultivadas", reflexionan los autores del estudio, quienes creen que el ocupante de la tumba era un chamán.