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Un equipo de arqueólogos franceses ha descubierto 45 placas de esquisto con unos asombrosos grabados de 14.000 años de antigüedad, entre ellos un toro cuya cabeza aparece rodeada de rayos o destellos, creando un poderoso efecto visual. "En toda la iconografía paleolítica europea no hay un animal resplandeciente similar. El estudio tecnológico de esta pieza muestra una organización intencional de los gestos con el fin de señalar el lugar central que ocupaban los uros", comentan los arqueólogos en un estudio publicado en PLOS ONE, cuyo autor principal es Nicolas Naudinot, profesor adjunto de la Universidad de la Costa Azul e investigador del CEPAM. En las piezas restantes aparecen representados uros y caballos, entre ellos un potrillo, además de diferentes motivos geométricos.
Los hallazgos han sido realizados en los últimos años en un pequeño abrigo rocoso, de tres metros de profundidad, situado al pie de un acantilado de cuarcita de cincuenta metros de altura. La Roca de la Emperatriz, como se denomina el abrigo rocoso, se encuentra en la región de Bretaña, en el oeste de Francia. "El sitio arqueológico ha sufrido importantes saqueos y destrucción en los últimos años y esa es la razón por la que no hemos publicado antes los resultados de la investigación, para evitar que se produjeran nuevos destrozos y a la espera de que el sitio recibiera protección", explica Naudinot a National Geographic.
Las piedras prehistóricas constituyen los restos gráficos más antiguos de Bretaña
Las piedras prehistóricas "son los restos gráficos más antiguos de Bretaña y son excepcionales para el Aziliense temprano", aseguran los arqueólogos, quienes consideran que la transformación de las sociedades humanas entre el Magdaleniense y el Aziliense fue más gradual de lo que se creía y que en el Magdaleniense no hubo "un abandono del arte figurativo naturalista en piezas portátiles o en las paredes de las cuevas en favor de una expresión abstracta en piedras pequeñas". El proyecto arqueológico cuenta con el apoyo del Consejo Departamental de Finisterre, el Servicio Regional de Arqueología de Bretaña y el municipio de Plougastel-Daoulas.