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Desenterrando el pasado: episodio 45

Primeros pasos humanos en América del Sur

Cerca de la ciudad de San Vicente de Tagua Tagua, en Chile central, descubriremos los maravillosos yacimientos que la desecación forzosa dejó al descubierto.

Cerca de la ciudad de San Vicente de Tagua Tagua, en Chile central, descubriremos los maravillosos yacimientos que la desecación forzosa dejó al descubierto.

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TRANSCRIPCIÓN DEL PODCAST

En el capítulo de hoy, nos dirigimos a Chile central, cerca de la ciudad de San Vicente de Tagua Tagua, en la región de O’Higgins, para zambullirnos en la laguna de Tagua Tagua. O casi mejor que no, pues la Laguna fue secada artificialmente durante la primera mitad del siglo XIX. Así que nos esperaría un buen mamporrazo. Eso sí, en este capítulo averiguaremos los motivos por los que se secó la laguna y descubriremos los maravillosos yacimientos que esta desecación forzosa dejó al descubierto.

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También aprenderemos más acerca de los grupos humanos que habitaron la laguna hace miles de años: sobre sus costumbres de supervivencia, pero también sobre sus, llamémosles, malos vicios. Además, caminaremos entre Gonfoterios, la megafauna que habitó la región hace mucho mucho tiempo. Y no solo eso, sino que también tendremos la oportunidad de averiguar qué es la arqueología molecular y por qué es una gran revolución en el campo de la arqueología.

Acompañadnos a descubrir los secretos de este yacimiento de importancia mundial en un nuevo capítulo de Desenterrando el Pasado. Pero antes de nada conozcamos a nuestros investigadores de hoy: Carlos Tornero y Rafael Labarca. Carlos Tornero es Investigador del Instituto Catalán de Paleontología Humana y Evolución Social y además es profesor del departamento de Prehistoria de la Universidad Autónoma de Barcelona. Por su parte, Rafael Labarca es arqueólogo y profesor de la Universidad Católica de Chile en la escuela de Antropología.

El proyecto está financiado por la fundación Palarq, por la municipalidad, por la universidad de O’Higgins y por el estado de Chile. La cantidad de patrocinadores ya nos da una pista de lo importante de esta investigación. Además, nuestros investigadores manifiestan que hacen Arqueología Pública, esto significa que no solo entregan los datos, si no que ayudan a que las propias gentes de la región construyan su propio relato sobre ellos, puesto que sus conocimientos ancestrales sobre la zona no deben desdeñarse. Esto lo hacen, por ejemplo, a través de su base de operaciones que es el museo escolar de la laguna de Tagua Tagua. Carlos nos ilustra:

“Funciona como polo de atracción y de interés local, y de las comunidades de la zona. Y eso hace que, directamente, los resultados, los datos, las interpretaciones, incluso la orientación estratégica del proyecto pase por esta dialéctica directa con la comunidad local en nuestro caso".

Sí señores, seguro que esa dialéctica es de gran ayuda e importancia a la hora de abordar el proyecto. Antes de proseguir, situémonos. Nos hallamos en la laguna de Tagua Tagua, en la región de O’Higgins, en Chile central. Pero dejemos que Rafael nos cuente con más precisión:

“Bueno, el ex lago de Tagua Tagua está al sur de Santiago, la capital de Chile, está a unos 200, 220km y está en el valle central. Chile tiene una geografía súper particular porque tiene la cordillera de los Andes, después tiene un valle central, después tiene una cordillera en la costa que es mucho más vieja, mucho más baja después tiene las planicies costeras ¿no? Chile es un país muy angosto. Todo Chile central está flanqueado por esos cuatro accidentes. Nosotros estamos en la cordillera de la costa, justo en el interpass entre el valle y la cordillera de la costa".

Supongo que os habréis fijado en que Rafael la ha llamado ex laguna. ¿Por qué la ha llamado así? Pues porque la laguna fue secada artificialmente durante la primera mitad del siglo XIX. Resulta que el propietario de las tierras andaba algo enfadado con los crecimientos estacionales de la laguna porque le arruinaban las cosechas, así que, ni corto ni perezoso, decidió construir un canal. Pero no un canal cualquiera, no: tuvo que volar un cerro entero para poder construir un canal que fuera capaz de hacer correr el agua al revés, puesto que, de manera natural, el agua corría hacia el centro del lago. Pues bien, ese canal tenía unas dimensionestitánicas, era un desagüe gigante de diez metros de ancho por diez de profundidad y se construyó en diez años. ¡Qué barbaridad! Pero, ¿qué acabó haciendo este señor para secar la laguna? Rafael nos explica:

“Lo que hizo fue poner una gran presa para controlar el nivel del lago, entonces cuando llovía mucho se abría la presa y ahí controlaba el nivel. Pero dice la gente que en algún momento de mucha lluvia la presa colapsó, y eso hizo que no tuviera ninguna muralla, y eso acabó vaciando el lago en un par de años".

un yacimiento excepcional

Así que con su gran idea, ese buen señor secó el lago entero. Pero, como siempre se dice, no hay mal que por bien no venga, pues la desecación de la laguna llevó a descubrir la gran riqueza arqueológica que guardaba. Y es que, desde la construcción del canal hasta la completa desecación hubo muchos naturalistas que sacaron por ahí la nariz y hallaron varios huesos y herramientas que llevaron al museo de historia natural de Santiago. Y no solo eso, la Laguna de Tagua Tagua llegó a llamar la atención de personalidades como Charles Darwin o Claudio Gay.

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Algo curioso de este emplazamiento al que Carlos califica como “de interés mundial”, es que, efectivamente, ha despertado mucho interés a lo largo de los años, y no solo el de los naturalistas de los que hablábamos anteriormente, si no que también ha sido el blanco de otras expediciones de investigadores, en concreto dos. Ambas fueron en el siglo pasado, la primera fue a finales de los años 60 y la segunda a finales de los 80 y vale la pena mencionar que la segunda de ellas fue financiada por National Geographic.

¿Y cómo es que, dos expediciones después, esta Laguna seca aún despierta interés? Pues porque tiene una dimensión y conserva un registro tan extenso y de una calidad tan alta, que lo hacen incomparable con otros yacimientos. Carlos nos da más información acerca de la singularidad del lugar:

“Estamos hablando de una laguna, una antigua laguna, que tiene centenares de hectáreas de dimensión, en las cuales, en sus orillas, por tema de preservación de los restos orgánicos, por la forma en la cual se depositan, se colmatan rápidamente los fósiles en este caso, queda preservada la actividad humana que hubo allí".

Así que, este emplazamiento es un gigante por excavar. Solo deciros que en las varias campañas que se han realizado en los cinco años de vida del proyecto han excavado una superficie de 18m². Aún les queda mucho por abordar, puesto que el emplazamiento es gigantesco y cuenta con muchísimas capas. Y no es de extrañar, puesto que la Laguna fue habitada durante muchos periodos distintos. Carlos nos lo explica:

La laguna, en el entorno general de Chile central funcionó como polo de atracción para las comunidades prehistóricas, ¿por qué? Porque encontraban recursos, agua, disponibilidad de un sitio seguro, diferentes tipos de recursos tanto vegetales como animales, que se explotaban y, entre ellos, el acceso a la megafauna que llamamos.

LA MEGAFAUNA DE TAGUA TAGUA

En Tagua Tagua, las comunidades prehistóricas estaban cazando elefantes, hace prácticamente 12000 años. Resulta que nuestros investigadores han hallado restos de estos Gonfoteridos, que habitaron la tierra entre el Mioceno y el Holoceno. Pero este no es el objeto central de nuestros investigadores. En realidad, ellos ponen el foco en los primeros pobladores de América del Sur, en el periodo que se conoce como paleoamericano o paleoindio. Y es que, América fue uno de los últimos continentes en ser poblados y, aunque no se saben las fechas exactas, hay investigadores que sugieren que fue algo muy temprano, otros posterior a los 18.000 años.

Eso sí, lo que saben seguro es que partió de Asia, o sea que Chile es de los últimos lugares que se poblaron. Huelga decir que el estudio de nuestros investigadores es harto complicado, porque no solo tienen que situarse hace miles de años, si no que además las circunstancias de entonces distan mucho de las de ahora: el clima, la fauna (con los elefantes gigantes, por ejemplo), la flora y demás. Rafael nos cuenta:

“Sí, bueno, lo más espectacular son estos Gonfoteridos, que son estos parientes medio lejanos de los elefantes actuales y de los mamuts. Pero la fauna de animales extintos incluye una especie de caballo de un género que se extinguió, que no tiene que ver, bueno está emparentado con los caballos actuales pero que en esa época a nadie se le ocurrió montar ni domesticar, si no que eran parte del menú. Y además un ciervo grande que también se extinguió aproximadamente hace 11700 años".

Así que hubo una fascinante megafauna que habitó la región, pero ni de lejos es lo único interesante que se ha hallado en la laguna. Porque no solo de mega animales se componía el menú de estos primeros pobladores. En el museo de Santiago no solo había restos de esta megafauna, sino que también había otros restos que habían pasado más desapercibidos. Rafael nos ilustra sobre la cuestión:

“Había un registro al mismo tiempo de patos, de garzas, de ranas, de roedores, y de una gran cantidad de animales pequeños que habían pasado desapercibidos. Y un tesista que trabajaba con nosotros revisó esos materiales que estaban ahí guardados en el museo hace 30 años atrás y encontró que había huellas de fuego y huellas de cuchillos en las aves, particularmente en los patos y en las ranas. Y entonces eso nos dio como un abanico y una visión más real, porque nadie en su sano juicio estaría toda su vida cazando elefantes con el riesgo que implicaba, ¿no? Y la disponibilidad de aves debía haber sido muy abundante".

Si señor, efectivamente: el plato de mejor gusto es aquel por el que no hay que morir para degustarlo. Llegados a este punto, averigüemos cuáles son los descubrimientos más notorios que nuestros investigadores han efectuado hasta la fecha. El primero de estos hallazgos es lo que vendría siendo el equivalente en arqueología temprana a una piedra de roseta: una hoguera.

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¿Que por qué la hoguera es un descubrimiento tan interesante? Pues porque alrededor de la hoguera es donde hacían vida estos antepasados nuestros: alrededor de la hoguera se cocina, se come, se conversa. Y no solo eso, alrededor de esta hoguera también encontraron huesos.

Pero, ¿qué asegura a nuestros investigadores que estos huesos estén relacionados con los pobladores que mencionábamos antes? Porque bien podrían ser casuales. Digamos que en 12000 años pueden pasar muchas cosas. Pues bien, lo que hace que nuestros investigadores puedan aseverar que los animales a quienes pertenecieron esos huesos fueron consumidos por los humanos son las marcas de fuego que presentan. Eso viene a despejar la posibilidad de que otro depredador se hubiera comido a esos animales, por ejemplo. Sobre el segundo hallazgo más esclarecedor que han hecho nuestros investigadores nos cuenta Rafael:

“Encontramos tres vertebras de la cola de los elefantes con huellas de cuchillos de piedra. Otra prueba inequívoca de que no solamente estos seres humanos convivieron con los animales. Porque una cosa es estar ahí en el lago y mirarlos a lo lejos al fondo y decir: “uy qué ganas de comerme un filete de elefante”, pero la otra es encontrar las marcas en los huesos de que ellos efectivamente les sacaron la carne o los desarticularon. Y eso es muy poco usual en el registro suramericano de este tipo de animales tan grandes, porque como son tan macizos, tan robustos en ocasiones es muy difícil que los cuchillos logren sacar toda la carne y llegar hasta el hueso mismo. Entonces, tenemos la suerte de que, en las vértebras de la cola, donde hay menos carne, hay más probabilidad de que queden las marcas.”

EL DÍA A DÍA DE LOS POBLADORES

A la rica sopa de cola de elefante, vaya. Interesantes hallazgos ¿verdad? Pues resulta que eso no es todo. En este yacimiento, han podido estudiar algo muy poco usual, esto es: el mundo vegetal. Sí, solemos imaginar a esos primeros seres humanos, a esos antepasados nuestros, con una dieta absolutamente animal, y la verdad es que no es así. Y es que del mundo vegetal también puede extraerse mucha información, por ejemplo: han podido analizar el carbón que ardía en la hoguera, también restos de plantas que había en los filos de las herramientas de piedra y, quizá lo más curioso. ¡restos de tabaco silvestre! Rafael nos lo cuenta:

“Tenemos restos de lo que parece ser tabaco silvestre en uno de los líticos ¿no? Eso sería muy notable porque eso nos da otra dimensión no solo alimenticia de que estaban comiendo, qué sé yo, un bulbo o una semilla o un fruto, eventualmente, si no que podría estar dándonos otra línea u otra relación más allá como de esta cosa como económica”.

¡Claro! Como si la única forma de relacionarnos con el ambiente fuera de forma económica, es decir, para obtener elementos. Este descubrimiento del tabaco abre a nuestros investigadores una miríada de nuevas formas de abordar el día a día de estas personas. Bien. Tal y como hemos dicho al principio, pongamos ahora nuestra atención sobre otra cosa interesante del proyecto. ¿Nos os produce curiosidad que esta laguna haya sido estudiada tantas veces? Pues resulta que no solo podemos explicar esta reiteración a través del tamaño del yacimiento con aquello de que queda mucho por excavar.

LAS INVESTIGACIONES PASADAS

Lo cierto es que nuestros investigadores también están revisando todo lo que ya se encontró en campañas pasadas ¿Y cómo es esto? Pues porque las técnicas de que disponen ahora son mucho más avanzadas. Carlos por ejemplo está especializado en arqueología molecular.

“Trabajo en arqueología molecular. Trabajamos a nivel geoquímico y a nivel de descripción de proteínas aportando información sobre los restos orgánicos que antes no existía ¿no? Somos capaces de explicar, de describir no solo las especies que encontramos si no las condiciones de vida, lo que hacían las especies: qué comían, cómo se movían, cómo se reproducían. En general explicamos las condiciones en vida de los animales, de las personas que recuperamos".

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Francamente interesante. ¿Y cómo se obtiene esa información?

“Las señales químicas que se nos fijan en los tejidos, a partir de lo que comemos, de lo que bebemos, queda grabado, queda fijado, y esa composición química la podemos recuperar a partir de, en este caso, el registro fósil, es decir los huesos, los dientes. Y recuperara las condiciones en las que habitaron las personas. ¿Qué tipo de alimentación tenían? ¿Por qué suelo se movieron? Es decir, ¿cuál fue su historial de residencia? Por ejemplo. Si eran migrantes, de dónde venían. etc. O incluso, en lo que yo trabajo es en la tasa de reproducción, es decir: cuándo se reproducían, en qué estaciones. cuántas veces a lo largo de su vida".

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Y todo esto a través de los huesos y en especial los dientes. Da un poco de vértigo la cantidad de información que pueden almacenar, ¿verdad? Bien. Después de toda esta información trepidante acerca del proyecto, vayamos a conocer un poquito más personalmente a nuestros investigadores. Tocan las archiconocidas preguntas de Desenterrando.

Empezaremos preguntando. ¿Qué es lo que más te fascina de la evolución humana? Carlos responde primero:

“Que sacia mis inquietudes sobre comprender cómo funcionan las cosas a nivel social; por qué somos como somos, qué nos ha llevado a ser lo que somos ahora mismo. Y muchas cosas de autocomprensión de quién soy yo, cómo me relaciono con la gente y cómo he llegado hasta aquí. Son preguntas que están en la base de por qué hago arqueología y por qué estudio el pasado sin lugar a dudas".

El clásico saber quienes somos para saber a dónde vamos. Y a Rafael, ¿qué es lo que más le fascina?

“La diversidad cultural. El hecho de que seamos la misma especie, pero solucionemos nuestros problemas de formas tan distintas.”

Verdaderamente esa diversidad es apabullante. Vayamos ahora con la segunda pregunta: ¿En qué época te hubiera gustado vivir? Rafael no duda.

“Desde un punto de vista profesional me hubiera gustado vivir hace unos 80 años atrás cuando todas estas cosas estaban recién comenzando a estudiarse ¿no? Por ejemplo, haber estado quizá en una excavación en los años 60 en el mismo lago, hacer el primer descubrimiento".

Eso sin duda sería trepidante. Veamos qué opina Carlos:

“Un buen momento sin duda para vivir sería estas primeras exploraciones, colonizaciones, difusión, llámale como quieras, de estos grupos de cazadores recolectores entrando por primera vez en América del sur en territorios con diversidad de registros ecológicos y accediendo y conociendo también a megafauna, pudiendo ver por primera vez con los ojos a especies que probablemente no habían visto en los lugares de donde venían ¿no?"

Pues lo cierto es que sí que debió ser espectacular. Ahora abordemos la tercera y última pregunta: ¿Qué gran descubrimiento te gustaría hacer?

“Me gustaría comprender mejor esta dinámica, para el caso que no ocupa, para el proyecto, esta dinámica de ocupación y difusión en el territorio de América del Sur".

Sí señor, barriendo para casa, como debe ser. ¿Y Rafael?

“Los cementerios. ¿Por qué? Bueno, asumimos que hay muy poca gente dando vueltas, entonces los cementerios como tal no existen. Nunca se ha encontrado un cementerio como de gente de esa época que se enterrara toda junta en un mismo lugar. Entonces hay dos alternativas ¿no? O no existía como concepto el cementerio o están en algún lugar que es imposible ubicar ¿no?”

Un descubrimiento harto interesante de hacer, la verdad. Esperemos que nos cuente si en un futuro consigue disipar la duda.

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Bueno, hasta aquí nuestro capítulo de hoy. Esperemos que en futuras campañas nuestros investigadores puedan seguir recabando informaciones y datos varios para ir construyendo un relato cada vez más sólido sobre las vidas de estos primeros pobladores del sur de América.