Un diseño casi perfecto

T-34, el tanque soviético que ganó la Segunda Guerra Mundial

Diseñado para vencer a los nazis en el campo de batalla el T-34 demostró ser superior a los alemanes en blindaje y potencia de fuego. Fácil de producir y mantener demostró ser el tanque decisivo en las batallas del frente oriental.

Un t34/85 avanza con el apoyo de la infantería durante una reconstrucción histórica.

Foto: Wikimedia Commons

A partir de 1916 una nueva arma pasó a formar parte de los ejércitos de todo el mundo: el carro blindado. Los rusos se sumaron a esta iniciativa tras ganar su particular guerra civil contra el capitalismo, creando toda una generación de modernos tanques.

Estos vehículos entraron en combate durante la Guerra Civil española, donde se comprobó que su grueso blindaje y potentes cañones antitanque eran decisivos en los combates contra los carros ligeros del ejército nacional.

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En las fauces de la Muerte, fotografía de Robert F. Sargent que muestra a las tropas estadounidenses desembarcando en la playa Omaha el 6 de junio de 1944.

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Pese a que la República perdió la guerra, este primer test convenció a Stalin de la necesidad de desarrollar un nuevo tipo de tanque todavía más pesado y artillado, con el que proteger su inmenso imperio soviético de la creciente amenaza de sus dudosos aliados nazis.

El nuevo proyecto fue el tanque modelo 34, un diseño revolucionario que superaría a todos los carros existentes con un blindaje medio de 45 cm y un poderoso cañón de 76mm capaz de atravesar el blindaje de cualquier panzer. Además el T-34 tendría una armadura inclinada para amortizar el impacto de los proyectiles enemigos, una innovación respecto a la mayoría de tanques del momento.

Varios prototipos de T-34  alineados.

Foto: Wikimedia Commons

Bajo la dirección de Mikhail Koshkin los ingenieros soviéticos empezaron a trabajar en un prototipo en la aislada ciudad siberiana de Kazán a partir de 1938. El nuevo tanque era un vehículo pesado, pero gracias al apoyo incondicional del dictador ruso los ingenieros consiguieron desarrollar un motor de potencia suficiente para desplazar su masa de 26 toneladas a 65 kilómetros por hora, con la capacidad de recorrer 400 kilómetros sin repostar.

En una economía tan precaria como la soviética el ahorro era una prioridad, y el tanque se diseñó para ser fabricado con un coste mínimo sin pensar en el confort de la tripulación, embutida dentro de una caja de 6,68x3 metros entre las armas la munición y el combustible. Junto al cañón principal el tanque contaba asimismo con dos ametralladoras para defenderse de la infantería, que fueron dispuestas en la torreta y el frontal del casco siguiendo el modelo alemán.

Aunque pequeño e incómodo, el T-34 era muy superior a cualquier carro alemán de 1941.

Foto: Wikimedia Commons

Finalmente el tanque estuvo listo para las pruebas, que se realizaron en julio y agosto de 1939, justo antes de empezar la Segunda Guerra Mundial. El T-34 demostró ser un vehículo muy manejable, superando sin problemas el barro o el hielo gracias a sus orugas de 55 centímetros y atravesando bosques sin problema. Al mismo tiempo su efectividad en combate fue demostrada frente a un panzer III comprado a los nazis, que no pudo hacer mella en él mientras que su cañón de 76mm lo destrozó con facilidad.

Contra el eje

Desafortunadamente para Stalin los alemanes invadieron Rusia en 1941, antes de que se hubieran fabricado suficientes tanques del nuevo modelo, y los 967 carros desplegados en el frente no pudieron hacer nada contra el implacable avance de laOperación Barbarroja.

Aunque el nuevo tanque era en todo superior a los panzers III y IV desplegados por los nazis, la casi nula instrucción de sus tripulaciones y su escaso número permitieron a los alemanes rodearlos y destrozarlos disparando contra su débil blindaje posterior.

Un grupo d enazis posan sobre un T-34 destruido durante la invasión.

Foto: Wikimedia Commons

Aunque se dieron algunas victorias no se pudo detener el ataque alemán hasta que llegaron a las puertas de Moscú y cayó la primera nevada. Con la ayuda del General Invierno los rusos contraatacaron, y derrotaron al invasor gracias en parte a que sus tanques se habían congelado debido al frío.

Pese a que la mayor parte de sus fábricas habían sido capturadas por el enemigo en 1941, la producción de T-34 siguió a lo largo del año siguiente en factorías situadas más al este como las deStalingrado, ciudad que fue elegida por Hitler como el objetivo principal de su ofensiva de verano junto con los campos petrolíferos del Cáucaso.

Un T-34 en una calle de la ciudad destrozada.

Foto: Wikimedia Commons

En las calles en ruinas de Stalingrado el T-34 siguió destacando como arma de apoyo, aunque ahora tuvo que hacer frente al armamento mejorado del panzer IV y a las emboscadas de la infantería, que causaron terribles bajas entre los regimientos de blindados soviéticos

Pese a ello eran pérdidas que la Unión Soviética podía asumir, y en noviembre los rusos lanzaron una gran ofensiva acorazada contra la retaguardia alemana que cortó sus líneas de suministro y lo dejó atrapado en la ciudad, llevando a la rendición del sexto ejército.

La infantería rusa avanza tras los tanques durante su contraataque del invierno de 1942.

Foto: Wikimedia Commons

Esta batalla supuso un punto de inflexión en el frente oriental, donde Stalin pasó a la ofensiva reconquistando gran parte del terreno perdido en 1941. Los nazis intentaron un último asalto contra el saliente de Kursk, confiados en que sus nuevos carros Tiger y Panther arrollarían a los rusos (que ahora estas en desventaja tanto en armamento como en blindaje), pero su avance se vio enlentecido por los quilómetros de minas, artillería y trincheras que los soviéticos les habían preparado gracias al chivatazo de sus espías.

Un T-34 en llamas tras ser destruido por los alemanes durante la batalla de Kursk.

Foto: Wikimedia Commons

Durante esta titánica lucha, que pasaría a convertirse en la batalla de tanques más grande de la historia, los alemanes consiguieron abatir un T-34 tras otro, pero la inmensa superioridad numérica de su enemigo (que los superaba en 2 a 1) le permitió sufrir tremendas bajas e incluso lanzar un contraataque en otro sector del frente.

El escaso número de Tigers (en la imagen) y Panthers en Kursk fue insuficiente para quebrar la resistencia rusa.

Foto: Wikimedia Commons

A modo de anécdota, en un momento de la campaña un escuadrón de Tigers se enfrentó contra una masiva oleada de 90 t-34, y aunque lograron destruir a 42 de ellos tuvieron que retirarse cuando los rusos les rodearon y acabaron con dos de sus carros disparándoles por detrás.

Avances y mejoras

Aunque Kursk fue tratada como una victoria soviética, las grandes pérdidas de tanques sufridas durante la lucha impulsaron un rediseño del T-34, a fin de equiparlo con un arma capaz de hacer mella en los tanques enemigos durante los primeros minutos de un combate.

Gracias a su nuevo cañón antitanque el nuevo T-34 pudo competir con los carros alemanes. Las asas ques e pueden ver en los costados de este modelo servían para que la infantería pudiera agarrarse y moverse a su mismo ritmo.

Foto: Wikimedia Commons

Así se decidió equiparlo con una nueva torreta mucho más blindada, dotada de un nuevo cañón de 85 milímetros cuyos proyectiles de alta velocidad podían atravesar la armadura hasta entonces impenetrable de un Tiger. Este sistema permitía al mismo tiempo rearmar con facilidad todos los tanques ya desplegados en el frente mediante un simple cambio de torreta, incrementando de manera considerable la capacidad ofensiva de sus expertas tripulaciones.

Gracias a la protección que les brindaban los tanques la infantería podía avanzar bajo una verdadera tormenta de fuego.

Foto: Wikimedia Commons

El nuevo y mejorado T-34/85 entró en combate en 1944, participando junto a los tanques superpesados IS-2 en la decisiva operación Bagration, una gran ofensiva que rompió el frente alemán en verano y empujó a las fuerzas del eje de manera inexorable hacia el oeste.

Un T-34 acompañado de un cañón autopropulsado avanzan por una calle de la capital alemana en 1945.

Foto: Wikimedia Commons

Finalmente en 1945 el T-34 tomó parte en el fin de la Alemania a nazi combatiendo en la batalla de Berlín que llevó a Hitler al suicidio. Tras el fin del conflicto el tanque fue superado por nuevos diseños más potentes y mejor armados, pero siguió luchado en las filas de muchos aliados del bloque soviético en su larga pugna contra los Estados Unidos y sus aliados occidentales, participando en campañas de la talla de la guerra del Yom Kippur o Vietnam.

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Soldados soviéticos levantan una bandera desde un balcón con la Puerta de Brandenburgo al fondo. Foto: Cordon

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