Àlex Sala
Periodista especializado en Arte e Historia del Arte
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Pinturas, esculturas, joyas, muebles de época... La colección real británica se compone de más de un millón de objetos y es la mayor colección de arte que permanece en manos de una casa real. A la muerte de Isabel II, pasó a manos de su hijo y heredero, Carlos III, pero no es propiedad del monarca de turno. Su dueña es la Corona británica. El rey no puede disponer de la colección libremente ni dividirla. Igual que su madre y antecesora, tan solo la conserva en fideicomiso para sus sucesores y la nación. Aunque cuenta con obras adquiridas por los reyes de Inglaterra de los últimos 500 años, la colección se ha formado básicamente desde la restauración de la monarquía en 1660 en la figura de Carlos II. Desde entonces han contribuido a aumentarla personajes como la Reina Victoria y su marido el Príncipe Alberto o la reina María, consorte del rey Jorge V, bisabuela de Carlos III. La Colección Real británica no es solo un catálogo de los gustos personales de reyes y reinas, sino también un verdadero catálogo de la Historia del Arte.