Àlex Sala
Periodista especializado en Arte e Historia del Arte
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El día de San Juan es una fecha asociada a la celebración del verano, la temporada más calurosa del año y, según la sabiduría popular, la víspera sería la noche más corta del año. Todo ello, evidentemente, en el hemisferio norte. En el sur, a pesar de que ocurre todo lo contrario –acaba de comenzar el invierno, llega el frío y las horas de luz están en mínimos– se produce un fenómeno climático que bloquea los frentes fríos antárticos y las temperaturas suelen alcanzar valores altos para la época en latinoamérica.
Todas las celebraciones del 23 y 24 de junio vinculadas al solsticio han ocultado al protagonista de la onomástica, San Juan Bautista. Según la tradición cristiana, este santo nació seis meses antes que Jesús, de ahí que se celebre su nacimiento el 24 de junio. Se le considera precursor del mesías cristiano y su figura ha sido muy ampliamente tratada en la historia del arte. Es el cuarto personaje más representado en las obras del Museo del Prado, solo por detrás de Jesús, la Virgen y San José. Desde bebé hasta el final de su vida, con la cabeza cortada servida en bandeja a la princesa Salomé, su vida ha sido una fuente de inspiración para grandes artistas como El Greco, Leonardo da Vinci o Miguel Ángel que lo han retratado como un bebé, un querubín de cabello rizado o un pordiosero harapiento.