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La primavera del 2018 National Geographic anunció un hallazgo arqueológico estremecedor, realizado en el sitio de Huanchaquito-Las Llamas, en la costa norte de Perú: el sacrificio masivo de más de 140 niños y niñas y más de 200 llamas jóvenes. Fue un evento dirigido por el reino chimú, sin precedentes en todo el continente americano y que ocurrió aproximadamente en el año 1450, antes de la llegada de Cristóbal Colón a América. Las víctimas del sacrificio fueron conducidas a un mirador con vistas al Pacífico, a unos 11 metros sobre el nivel del mar y a 350 metros de la costa, donde fueron salvajemente ejecutadas por una mano experimentada. Así lo certificaron los expertos al comprobar que los esqueletos de casi todos los niños y niñas presentaban cortes certeros, tanto por la ubicación como por el ángulo y la dirección de los mismos, en los elementos del hueso esternón y, además, un desplazamiento de las costillas que indica que sus pechos fueron abiertos intencionadamente, probablemente para extraerles el corazón.
De hecho, en su obra Relación de las fábulas y ritos de los incas, Cristóbal de Molina, un clérigo y cronista español del siglo XVI, describe varias formas de sacrificio infantil por parte de los incas, incluyendo la extracción del corazón. Los esqueletos de las llamas, de menos de un año y medio de edad, también muestran cortes transversales a lo largo de las esternebras , por lo que no cabe duda de que fueron sacrificadas.
Hoy, más de 550 años después de este evento sacrificial, nos parece una monstruosidad aberrante sin justificación, pero para los chimúes que vivieron en la costa norte de Perú a mediados del siglo XV puede que fuera una necesidad: sacrificaban lo que más valoraban para complacer a sus dioses y el sacrificio infantil podría ser entendido como una medida desesperada ante una catástrofe mayor que experimentó el poderoso reino chimú, cuya hegemonía se apoyaba en la agricultura intensiva.
"La motivación para un sacrificio tan masivo es un tema para futuras investigaciones, pero hay evidencias arqueológicas que lo asocian a un fenómeno meteorológico (fuertes lluvias e inundaciones) que pudo tener un impacto en la estabilidad económica, política e ideológica de uno de los más poderosos estados en el Nuevo Mundo durante el siglo XV", afirman Gabriel Prieto, John Verano y otros autores, en el primer estudio científico sobre el evento sacrificial de Huanchaquito-Las Llamas, publicado el pasado 6 de marzo en PLOS ONE.
¿Fue una medida desesperada para apaciguar a los dioses y mitigar los efectos del Niño?
¿A qué "evidencias arqueológicas" se refieren los autores del estudio? "La presencia de una gruesa capa de lodo sobre la arena en la que fueron enterrados los niños y los camélidos, además de la presencia de huellas humanas y animales, realizadas mientras el lodo todavía estaba húmedo, sugieren que el sacrificio ocurrió poco después de unas fuertes lluvias e inundaciones, en una región árida que recibe lluvias insignificantes en condiciones normales", concluyen los autores, puntualizando que la correlación entre las fuertes lluvias y el sacrificio "podría ser casual", pero resulta tentador pensar que ambos eventos están asociados, es decir, que "la ofrenda masiva de niños y camélidos pudo haber sido un intento de apaciguar a los dioses y mitigar los efectos del Niño [un fenómeno climático cíclico que ocurre junto a la costa de los territorios de Perú y Ecuador y que causa estragos debido a las intensas lluvias] alrededor de 1400-1450 d.C.".