Una artista que rompió moldes

Rosa Bonheur, la gran pintora de animales

Rosa Bonheur ha sido considerada como una de las pintoras mujeres más influyentes del siglo XIX. En parte se debía a su sugestivo arte, que acercó escenas de la vida campestre al público urbano, pero tuvo también mucho que ver su carácter inconformista y rompedor para su época.

Rosa Bonheur con un buey

Rosa Bonheur con un buey

Rosa Bonheur con un buey, retrato de Edouard Louis Dufube (1857), óleo sobre tela.

Foto: Palacio de Versalles

El dibujante francés Raymond Bonheur no podría haber estado más satisfecho de su prole. Sus dos hijas (Marie-Rosalie y Juliette) y uno de sus hijos (Auguste) eligieron ser pintores y su otro hijo (Isidore) prefirió ser escultor; para un hombre dedicado al arte, eso era sin duda un motivo de orgullo. Pero fue la primogénita, Marie-Rosalie (que sería más conocida como Rosa), la que más destacó; no solo por su arte, sino también por su comportamiento rompedor para su época: se vestía y se comportaba “como un hombre” y vivió con naturalidad su homosexualidad desde adolescente.

Una infancia difícil

Rosa Bonheur nació el 16 de marzo de 1822 en Burdeos, en el sur de Francia. Su padre era seguidor del sansimonismo, una doctrina que combinaba aspectos del cristianismo y del socialismo y promovía la creación de una sociedad más igualitaria, entre otros aspectos enfatizando el derecho de las mujeres a la educación.

Sin embargo, Rosa padecía una dificultad añadida: le costó mucho aprender a leer. Para ayudarla a memorizar el alfabeto, su madre le propuso que eligiera un animal para cada letra y lo dibujara. Así su problema se convirtió en una oportunidad, ya que la pequeña Rosa desarrolló un talento precoz para el dibujo y un amor especial por la pintura de animales, que sería el tema de todas sus obras.

Rosa Bonheur aprendió el alfabeto dibujando un animal para cada letra, desarrollando una predilección por la pintura de animales.

Su madre fue su único apoyo durante la infancia, ya que la afiliación de su padre lo llevó en un principio a abandonar a su propia familia para unirse a una comunidad sansimoniana. Sólo la muerte de su mujer y madre de sus hijos, Sophie, le hizo volver y hacerse cargo de ellos. Es probable que ese abandono influyera en la mala opinión que Rosa tenía de los hombres, pues solía decir que los únicos machos que le interesaban eran los bueyes que pintaba.

Pintora de animales

Raymond Bonheur se trasladó con su familia a París, donde había fundado una escuela femenina de dibujo. Rosa empezó a visitar el Louvre para ejercitarse copiando las obras del museo y también a hacer excursiones a la campiña parisina para dibujar escenas de la vida rural. Desde el inicio los animales fueron su gran interés, especialmente los de las granjas, pero también mascotas y escenas de caza. Junto a estas escapadas hacía otras menos bucólicas a mataderos y ferias de ganado para familiarizarse con la anatomía, razón por la cual asistía también a clases de veterinaria como oyente.

Entre 1843 y 1844 participó por primera vez exposiciones de arte en Rouen y en París. En el Salón de París, la exposición anual de la Academia de Bellas Artes, logró la medalla de oro en 1848. Eso hizo que el gobierno francés le comisionara su primer encargo oficial, Arando en el Nivernais: la pintura representa un grupo de bueyes arando la tierra en el Nivernais, una zona de la Borgoña famosa por su ganado vacuno. Esta obra es todavía hoy una de las más famosas de Rosa Bonheur y fue expuesta en la Exposición Universal de París de 1889; hoy en día se encuentra en el Museo de Orsay, en la capital francesa.

Buena parte de la obra de Rosa Bonheur está dedicada a la vida rural, la ganadería y especialmente la transhumancia.

Bonheur era una animalier, es decir, una artista especializada en la representación de animales. Buena parte de su obra está dedicada a la vida rural, la ganadería y especialmente la transhumancia. En estas ocasiones las escenas también retratan a personas, como los pastores de ovejas de las Highlands escocesas o los transhumantes que cruzaban los Pirineos con sus mulas. Su estilo, realista en sus inicios, transitó hacia el impresionismo en los últimos años de su carrera, durante los cuales se dedicó más a pintar animales salvajes.

 

En pocas ocasiones el tema central de sus obras era la figura humana por sí misma. Uno de sus pocos lienzos famosos de este tipo es el retrato de Buffalo Bill que hizo en 1889, por el cual el aventurero americano le regaló una panoplia sioux. Fue uno entre varios personajes de renombre que conoció, incluyendo a la mismísima reina Victoria del Reino Unido y a la emperatriz Eugenia de Francia.

Un carácter independiente

Pero además de por su arte, Bonheur se hizo famosa por la libertad con la que vivió su vida personal. En muchos aspectos se comportaba, a ojos de la sociedad, “como un hombre”: vestía con pantalones (algo que, en la época, era considerado travestismo y podía ser sancionado), fumaba puros y le gustaba participar en cacerías; que fueron otro de los grandes temas de sus pinturas.

 

Otro aspecto en el que destacó fue que desde muy joven vivió sin complejos su homosexualidad; algo que, aunque no estaba prohibido, no era bien visto en aquella época. Cuando tenía 14 años conoció a Nathalie Micas, una chica de 12 que también aspiraba a ser pintora y que se convirtió en su pareja. Su relación duró más de cuarenta años, hasta la muerte de Nathalie; después de lo cual tuvo otra pareja, la pintora estadounidense Anna Elizabeth Klumpke. Las tres reposan juntas en el cementerio parisino de Père Lachaise.

Rosa Bonheur se hizo famosa por la libertad con la que vivió su vida personal y sentimental.

Además de la educación según los principios sansimonianos, influyó en su determinación el hecho de tener que hacerse cargo de la escuela de pintura que había fundado su padre tras la muerte de este en 1849, cuando Rosa tenía 27 años. Como artista logró reconocimientos importantes como la Legión de Honor francesa, que le concedió la propia emperatriz Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III. A pesar de estos éxitos, su arte fue mejor apreciado en Inglaterra que en su Francia natal, posiblemente porque sus temas encajaban en el gusto victoriano por el mundo rural y en particular por los caballos.

Rosa Bonheur murió el 25 de mayo de 1899 en Thomery, un pueblo cerca de Fontainebleau. Una muestra de la fama que alcanzó, especialmente en el Reino Unido, fue que en 1905 se publicara una gran compilación de arte de mujeres titulado precisamente Mujeres pintoras del mundo, desde la época de Caterina Vigri, 1413-1463, hasta Rosa Bonheur y la actualidad. Aquí dejamos algunas de sus mejores obras: 

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Arando en el Nivernais

Foto: Musée d'Orsay

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Arando en el Nivernais

Arando en el Nivernais (1849), óleo sobre tela.

Sultan y Rosette – Los perros de los Czartoryski

Foto: Museo Nacional de Varsovia

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Sultan y Rosette – Los perros de los Czartoryski

Sultan y Rosette – Los perros de los Czartoryski (1852), acuarela

La feria de caballos

Foto: Metropolitan Museum of Art

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La feria de caballos

La feria de caballos (1852-1855), óleo sobre tela.

Reunión de caza

Foto: Haggin Museum, California

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Reunión de caza

Reunión de caza (1856), óleo sobre tela

Muleros españoles atravesando los Pirineos

Foto: Colección privada (desconocida)

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Muleros españoles atravesando los Pirineos

Muleros españoles atravesando los Pirineos (1857), óleo sobre aceite.

Pastor de las Highlands

Foto: Kuntshalle Hamburg

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Pastor de las Highlands

Pastor de las Highlands (1859), óleo sobre tela.

Cambio de los pastos

Foto: Kunsthalle Hamburg

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Cambio de los pastos

Cambio de los pastos (1863), óleo sobre tela

Jabalís en la nieve

Foto: Cleveland Museum of Art

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Jabalís en la nieve

Jabalís en la nieve (1870), pintura sobre tabla

El destete de los terneros

Foto: Metropolitan Museum of Art

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El destete de los terneros

El destete de los terneros (1879), óleo sobre tela

Retrato de un león

Foto: Museo del Prado

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Retrato de un león

Retrato de un león (1879), óleo sobre tela

La realeza en casa

Foto: Minneapolis Institute of Art

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La realeza en casa

La realeza en casa (1885), acuarela

Retrato del coronel William F. Cody (Buffalo Bill)

Foto: Buffalo Bill Center of the West

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Retrato del coronel William F. Cody (Buffalo Bill)

Retrato del coronel William F. Cody (Buffalo Bill) (1889), óleo sobre tela