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El avance del Imperio romano hacia el norte, en fechas cercanas al nacimiento de Cristo, acorraló a las tribus germánicas, que iniciaron guerras entre sí o contra los romanos. Los documentos escritos por los romanos describen los macabros rituales que practicaron los pueblos germánicos con los cuerpos de los vencidos. En 2012, unas excavaciones arqueológicas sacaron a la luz los huesos de un ejército completo que fueron arrojados a un pantano cerca de los humedales de Alken Enge, al este de la península de Jutlandia, en Dinamarca. Las excavaciones en el área, que han continuado desde entonces, han propiciado recientemente unos hallazgos sensacionales, según informa la Universidad de Aarhus en un comunicado. Los museos de Skanderborg y Moesgaard también participan en las investigaciones.
Huesos despedazados y cráneos aplastados
Hemos hallado los huesos pélvicos de cuatro hombres insertados en un palo de madera. Además, hemos excavado montones de huesos, algunos con marcas cortantes y otros despedazados, y cráneos aplastados. Los estudios que hemos realizado revelan una violenta secuela después de que los cuerpos de los caídos yacieran en el campo de batalla durante unos seis meses
, declara Mads Kähler Holst, el director del proyecto, de la Universidad de Aarhus. Los restos de los guerreros caídos fueron reunidos y desollados. Los huesos descarnados fueron clasificados y brutalmente profanados antes de ser arrojados al lago. Los restos óseos de los guerreros están mezclados con los restos de animales sacrificados y con vasijas de arcilla que probablemente contenían alimentos procedentes de los sacrificios. Estamos bastante convencidos de que esto fue un acto religioso. Parece ser que este lugar fue un sitio sagrado de alguna religión pagana, un bosque sagrado, donde la conclusión victoriosa de grandes batallas fue marcada mediante la presentación ritual y destrucción de los huesos de los guerreros derrotados
, afirma Kähler Holst.