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El Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), con sede en el Palacio Nacional de Barcelona, acaba de presentar al público la nueva disposición de su colección de Renacimiento y Barroco, una remodelación que, según sus responsables, realza la importancia de los fondos de este período que posee la institución.
La colección, que hasta la fecha constaba de 130 obras, se ha incrementado notablemente con la incorporación de algunas obras inéditas, un grupo de obras recientemente restauradas y nuevos depósitos, entre pinturas, estampas, dibujos, esculturas, artes decorativas… incluso un tapiz flamenco de grandes dimensiones, hasta llegar a un total de 250 obras. La colección abarca los siglos XVI, XVII, XVIII y llega hasta inicios del siglo XX, y contiene obras de artistas tan importantes como Velázquez, el Greco, Zurbarán, Ribera, Tiépolo o Fragonard, entre otros.
El MNAC, un museo vivo
Las obras han sido revisadas en profundidad por los especialistas del museo, que incluso han descubierto nuevas atribuciones en algunas de ellas. Uno de los principales objetivos de esta importante remodelación es hacer que los fondos luzcan más y que el público sienta el museo como algo vivo. Para ello se ha eliminado el blanco en los muros y se ha apostado por el azul y el rojo, además las obras ya no están colgadas todas a la misma distancia, sino que la disposición presenta más dinamismo para favorecer el ritmo de la visita.
En cuanto a los contenidos, se ha optado por evitar el relato cronológico y canónico, y las 250 obras se agrupan ahora por criterios temáticos propios de la época, tales como paisaje, retrato, bodegón, misticismo… Excepto en tres casos, en los que sí se ha optado por una exposición cronológica debido a su potencia temática: el Renacimiento en Cataluña en el siglo XVI, el Sigo de Oro español y el Barroco catalán.
Otra novedad es que dos de los fondos procedentes de colecciones privadas –el legado Cambó y el depósito Thyssen–, que hasta el momento se mostraban por separado, se han incorporado ahora al relato expositivo. De este modo, obras como La Virgen y el Niño con santa Isabel y san Juanito, de Rubens, que antes pasaban casi desapercibidas, adquieren ahora mayor protagonismo.