El Renacimiento, obra de los mecenas

Italia fue la gran capital del arte del siglo XVI. En las distintas ciudades italianas coincidirían algunos de los mejores artistas de la época. Y también, algunos de los personajes dispuestos a financiar sus obras

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Foto: Scala

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Leonardo da Vinci. Posible autorretrato del artísta. Galería de los Uffizi, Florencia

Milan

En el siglo XV, bajo el gobierno de los Visconti y los Sforza, Milán atrajo a numerosos artistas y literatos. Entre ellos se contó Leonardo da Vinci.Tras coincidir con Miguel Ángel en Roma, en 1515 volvió a Milán, recién conquistada por Francisco I de Francia, a cuyo servicio pasó sus últimos años.

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Juan II Bentivoglio. Lorenzo Costa, 1460-1535. Galería de los Uffizi, Florencia

Bolonia

La brillante corte de los Bentivoglio, señores de Bolonia desde mediados del siglo XV, llegó a un abrupto fin cuando en 1506 Julio II tomó la ciudad por las armas para reintegrarla a los Estados Pontificios. El Papa obligó a Miguel Ángel a trabajar en la ciudad durante un breve período.

Foto: Bridgeman

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Vittoria Colonna. Pintura de Francesco Bachiacca. Siglo XVI. Museo Fuji, Tokio

Nápoles

En manos de reyes españoles desde mediados del siglo XV, Nápoles no dejó por ello de participar en el movimiento cultural renacentista.Vittoria Colonna, por ejemplo, reunió en Ischia un notable grupo de artistas y escritores antes de trasladarse a Roma y entablar allí relación con Miguel Ángel.

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Federico II Gonzaga. Óleo de Tiziano, 1525. Museo del Prado, Madrid

Mantua

Federico II Gonzaga, primer duque de Mantua (1500-1540), hizo de su señoría un gran centro artístico. Protegió a Tiziano, que lo retrató en varias ocasiones, y encargó a Giulio Romano la construcción del célebre palacio Tè, al tiempo que impulsaba una reforma urbanística de la ciudad.

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Rafael. Autorretrato del artista en su juventud. Galería de los Uffizi, Florencia

Roma.

Desde al menos el pontificado de Alejandro VI, Roma se convirtió en capital cultural de la Cristiandad. Fueron innumerables los artistas y literatos con los que Buonarroti hubo de codearse, como el Perugino, Botticelli, Ghirlandaio o Rafael Sanzio, encargado como Miguel Ángel de la decoración delVaticano.

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Baldassare Castiglione. Retrato de Rafael. Museo del Louvre, París

Urbino

A principios del siglo XVI no había en Italia una corte más refinada que la de los duques de Urbino. Bajo la benévola autoridad de Guidobaldo de Montefeltro, su esposa Isabel reunió un cenáculo excepcional de literatos y humanistas, entre ellos Baldassar Castiglione, autor de El cortesano.

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Tiziano. Autorretrato del pintor realizado en 1567. Museo del Prado, Madrid

Venecia

Venecia no fue una corte principesca, sino una república, pero ello no impidió que surgiera una brillante tradición artística, especialmente pictórica. Bellini, Giorgione,Vecelli o Tiziano fraguaron en la primera mitad del siglo XVI una sensibilidad que perduraría en las dos centurias siguientes.

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Ludovico Ariosto. Retrato de Cristofano Altissimo. Galería de los Uffizi, Florencia

Ferrara

La familia de los Este hizo de la corte de Ferrara una de las más brillantes de la Italia del siglo XVI. En ella encontraron protección los dos mayores poetas épicos italianos del Renacimiento: Ludovico Ariosto, autor de Orlando furioso (1516), y Torquato Tasso, que compuso Jerusalén liberada (1575).

Foto: Eogsis

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Las capitales del arte

Situación de los principales centros artísticos y de mecenazgo en Italia durante la primera mitad del siglo XVI

La carrera de Miguel Ángel fue un vaivén entre dos ciudades italianas: Florencia y Roma. En ambas, sobre todo en la segunda, encontró los mecenas que financiaron sus grandiosos proyectos. Pero en la Italia de la primera mitad del siglo XVI existían otros centros artísticos y culturales, en los que se prolongó el espíritu creador del Renacimiento del siglo XV. Miguel Ángel conoció al menos uno de ellos, Bolonia, donde realizó una escultura del papa Julio II que sería destruida pocos años después. Y a través de su amistad con Vittoria Colonna tomó contacto con el círculo devoto y heterodoxo que se desarrollaba en el reino de Nápoles en torno al español Juan de Valdés.