Los Griegos en Asia

Los reinos helenísticos de Bactria y Yavana

La aventura de Alejandro Magno en el corazón de Asia duró poco, pero no así su legado. En Bactria y la cuenca del Indo, la herencia helenística se fusionó con las culturas locales para dar lugar a dos reinos, el grecobactriano y el indogriego.

Soldados grecobactrianos

Soldados grecobactrianos

Foto: World Imaging

Alejando Magno tardó años en conquistar un imperio que, con su muerte el verano del año 323 a.C., se desintegró igualmente rápido. Pero la cultura griega ya había penetrado en los territorios conquistados y, en cada una de las divisiones del imperio entre sus generales, tomó formas distintas al fusionarse con la cultura local. En el extremo oriental del viejo imperio nacieron dos reinos que tomaron su propio camino, separándose del Imperio Seléucida y resistiendo durante más dos siglos al creciente poder de los partos.

El reino grecobactriano

Bactria o Bactriana es el nombre de una región histórica, situada al oeste de las montañas del Hindukush, en lo que ahora es Afganistán, Uzbekistán y Tayikistán. Constituía una de las satrapías más orientales del Imperio Aqueménida, tan remota y de difícil acceso que siempre gozó de una autonomía casi total tanto bajo el dominio persa como el de sus sucesores, los emperadores seléucidas y partos.

Reino grecobactriano en el momento de su máxima extensión (ca. 180 a.C.)

Reino grecobactriano en el momento de su máxima extensión (ca. 180 a.C.)

Foto: World Imaging

A su paso por Bactria, Alejandro Magno confió el control de esta región a un tal Diodoto, un dignatario de origen macedonio. El hijo de este, llamado también Diodoto, se proclamó rey alrededor del año 250 a.C. Debido al escaso valor de Bactria y a la prioridad que suponían los conflictos con los partos y con el Egipto ptolemaico, los emperadores seléucidas no pudieron sino aceptar este hecho consumado que supuso el nacimiento del que llamamos académicamente reino grecobactriano, aunque nunca adoptó oficialmente este nombre y siguió llamándose simplemente Bactria.

Las fuentes directas que tenemos sobre este reino son muy escasas y proceden mayoritariamente de sus vecinos, especialmente de China, cuyos textos muestran interés por los “excéntricos” productos artísticos de la región, especialmente los tejidos y la orfebrería. La mayor fuente de información procede de la arqueología: las ruinas de las ciudades, las estatuas que se han recuperado de ellas y las monedas que circulan. Dichas fuentes reflejan mayoritariamente un modelo griego -la planta de las ciudades, la arquitectura, la religión, etc.-, pero también se evidencian numerosas influencias asiáticas, especialmente persas y babilonias y, en menor medida, indias. Esto hace pensar que verdaderamente se trató de un reino multicultural, especialmente a partir del siglo II a.C. con la activación de las relaciones comerciales entre la China Han y el Imperio Parto, que darían lugar a lo que hoy conocemos como Ruta de la Seda.

Ruinas de Ai-Khanoum, en Afganistán

Ruinas de Ai-Khanoum, en Afganistán

Las ruinas de Ai-Khanoum son una de las principales fuentes arqueológicas de información sobre el reino greco-bactriano. Según los expertos este lugar se corresponde seguramente con Eucratideia, una importante ciudad mencionada por los historiadores antiguos.

Foto: CC

El reino indogriego de Yavana

Alrededor del año 200 a.C. el rey bactriano Demetrio I condujo sus tropas hacia la cuenca baja del Indo aprovechando la debilidad de sus vecinos indios, el Imperio Maurya, y logró apoderarse de una amplia franja de territorio en lo que hoy es Pakistán, el sudeste de Afganistán y el noroeste de la India. Pocos años después un golpe de Estado apartó del trono a la dinastía bactriana, que se retiró a los nuevos territorios conquistados para intentar preparar desde allí su regreso al poder. Pero ni eso fue posible ni, por otro lado, la nueva dinastía reinante en Bactria pudo apoderarse de la cuenca baja del Indo, que se constituyó en un reino independiente enfrentado con su tierra de origen.

Reino indogriego en el momento de su máxima extensión (ca. 150 a.C.)

Reino indogriego en el momento de su máxima extensión (ca. 150 a.C.)

Foto: World Imaging

Al contrario que del reino griego-bactriano, del indogriego sí contamos con numerosa información escrita, empezando por su nombre oficial: Yavana. La principal fuente es Marco Juniano Justino, un historiador romano que vivió entre los siglos II y III -mucho después que Yavana hubiera dejado de existir-, pero que se basa en información que se remonta a la época de Augusto. También existen referencias a este reino en la literatura india que, aunque son escasas y de carácter literario, dan a entender que existía un notable intercambio cultural y comercial entre la cultura griega y la india. La fuente india más famosa es el Milinda Pañha, un texto filosófico que recoge un diálogo entre el rey indogriego Menandro I y el sabio budista Nagasena.

En todas estas fuentes se perfila una cultura con un profundo sincretismo entre lo griego y lo indio. Una manifestación muy particular de esta fusión cultural es el arte grecobudista de la región de Gandhara: estatuas de Buda elaboradas según el modelo griego, relieves que mezclan personajes de la tradición budista y la griega, o frisos y capiteles de estilo helénico adornando edificios budistas. Otra particularidad son las monedas bilingües, con inscripciones en alfabeto griego y en karosti, la escritura local.

Historia del caballo de Troya en un relieve de arte Gandhara

Historia del caballo de Troya en un relieve de arte Gandhara

Foto: British Museum

El legado helenístico

El reino indogriego tuvo un periodo de apogeo durante su primer siglo de vida gracias a la debilidad de sus vecinos, pero alrededor del año 100 a.C. empezó su declive: los nómadas escitas y yuezhi invadieron primero Bactria y después Yavana. Los reyes indogriegos pudieron resistir unas décadas más en la región del Punjab, pero el reino desapareció definitivamente el año 10 d.C.

Los invasores, no obstante, permitieron a las comunidades grecobactrianas e indogriegas conservar su cultura, e incluso ellos mismos adoptaron algunas de sus características como la religión budista. Destaca especialmente el hecho de que el arte grecobudista perduró mucho más allá de la vida de los propios reinos, hasta las conquistas árabes del siglo VII, que impusieron el Islam y con él la prohibición de imágenes humanas que se identificaban como ídolos paganos.

Friso de arte gandhara con Buda y Vajrapani

Friso de arte gandhara con Buda y Vajrapani

Vajrapani, un bodhisattva o seguidor de Buda, es representado aquí como el semidiós griego Heracles.

Esta penetración del helenismo en la sociedad contrasta con lo ocurrido en otras zonas del antiguo imperio de Alejandro, donde existía un abismo entre las élites de cultura griega y el pueblo común que conservaba la suya propia. Curiosamente fue en el lejano corazón de Asia, el lugar más alejado de su punto de partida, donde existió realmente aquella unión entre Oriente y Occidente que el conquistador macedonio había soñado.

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