Chichén Itzá (México)

Redescubierta una cueva sagrada de los mayas en Chichén Itzá (México)

Este santuario subterráneo de los mayas, frecuentado hace más de un milenio, ha permanecido inalterado durante más de cinco décadas; ¿por qué depositaron los antiguos mayas sus ofrendas en galerías tan recónditas y restringidas de la cueva Balamkú?

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Foto: Karla Ortega / Mexico's National Institute of Anthropology and History via AP / Gtres

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Santuario subterráneo

El arqueólogo Guillermo de Anda observa los restos cerámicos hallados en la cueva Balamkú, cerca de las ruinas mayas de Chichén Itzá, en una fotografía del pasado 19 de febrero. Hasta el momento se han recorrido alrededor de 450 metros, lo que equivaldría a una tercera parte de su extensión.

Foto: Karla Ortega / Mexico's National Institute of Anthropology and History via AP / Gtres

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Estalagmita e incensario

Entre los incontables restos cerámicos de las siete ofrendas registradas destacan más de 200 incensarios, muchos de ellos con la representación de Tláloc, el dios del agua, característico por sus bigoteras y anteojeras. Algunos incensarios y vasijas aparecen concrecionados con estalagmitas.

Foto: Karla Ortega / Mexico's National Institute of Anthropology and History via AP / Gtres

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Contexto inalterado

La cueva ha permanecido inalterada durante más de cinco décadas gracias al arqueólogo Víctor Segovia, quien consideró tapiar la entrada de la cueva poco después de su hallazgo en 1966. El Gran Acuífero Maya, un proyecto del INAH, incluye la creación de un modelo en 3D de la cueva, sin modificar el contexto.

Foto: Karla Ortega / Mexico's National Institute of Anthropology and History via AP / Gtres

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Objeto prehispánico

Guillermo de Anda, el director del proyecto Gran Acuífero Maya (GAM), junto a una pieza prehispánica hallada en el interior de la cueva. El arqueólogo ha descrito la cueva como una especie de "gusano" por su morfología serpenteante.

Foto: Karla Ortega / Mexico's National Institute of Anthropology and History via AP / Gtres

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¿Destrucción intencionada?

Hasta ahora se han documentado siete ofrendas, compuestas por cientos de artefactos arqueológicos. Muchos de los incensarios parecen haber sido destruidos intencionalmente.

Foto: Karla Ortega / Mexico's National Institute of Anthropology and History via AP / Gtres

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Santuario de los mayas

El arqueólogo explora la cueva de Balamkú, frecuentada por los mayas hace más de 1.000 años.

Foto: Denis Düttmann / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres

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Vista exterior del templo de Kukulcán

Balamkú está situada a 2,7 kilómetros al este de El Castillo o templo de Kukulcán, que aparece aquí en una fotografía del 19 de diciembre de 2014. Guillermo de Anda ha explicado que se ha creado un cosmograma de la antigua Chichén Itzá, cuyo centro, a modo de axis mundi (eje del mundo), es El Castillo, donde un equipo liderado por el doctor René Chávez Segura, de la UNAM, ha determinado la existencia de un cuerpo de agua bajo el mismo, el cual también podría contener restos de una ofrenda ritual de fundación o sacralización. Sin embargo se duda de que haya una conexión directa entre la recién redescubierta cueva Balamkú y la pirámide de Kukulcán, dada la distancia que separa ambos lugares.

Balamkú, "la cueva del dios jaguar", situada a 2,7 kilómetros al este de El Castillo o templo de Kukulcán, en la antigua ciudad maya de Chichén Itzá (península de Yucatán, México), ha sido redescubierta por especialistas del proyecto Gran Acuífero Maya (GAM) más de 50 años después de su descubrimiento fortuito, en 1966, según informó ayer el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México en un comunicado. Este santuario subterráneo de los mayas, frecuentado hace más de un milenio, ha permanecido inalterado durante más de cinco décadas gracias al arqueólogo Víctor Segovia, quien consideró tapiar la entrada de la cueva poco después de su hallazgo.

"Balamkú ayudará a reescribir la historia de Chichen Itzá, en Yucatán. Los cientos de artefactos arqueológicos, pertenecientes a siete ofrendas documentadas hasta ahora, se encuentran en un estado de preservación extraordinario. El contexto se mantuvo sellado por siglos y por eso contiene información inestimable sobre la formación y la caída de la antigua ciudad de los brujos del agua y sobre quiénes fueron los fundadores de este sitio icónico", ha expresado Guillermo de Anda, el director del GAM.

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El año pasado, Luis Un, un niño que acompañó a los descubridores de la cueva y que hoy tiene 68 años de edad, condujo al equipo del GAM al santuario subterráneo, de difícil acceso y que, según Guillermo de Anda, es una especie de "gusano" por su morfología serpenteante; a partir de los 400 metros, y tras avanzar a rastras, se empiezan a abrir algunas galerías y cámaras, la mayor de ellas de 3,8 metros de altura, que es justo donde se encuentran las grandes ofrendas.

Sequía en la península de Yucatán

¿Por qué depositaron los antiguos mayas las ofrendas en galerías tan recónditas y restringidas de la cueva Balamkú? "La hipótesis de la que parte el equipo del GAM es que, hacia los periodos Clásico Tardío (700-800 d.C.) y Clásico Terminal (800-1000 d.C.), el norte de la península de Yucatán experimentó una inusitada sequía que obligó a sus pobladores a realizar peticiones de lluvia, yendo a las entrañas de la tierra, al inframundo, donde residían las deidades de la fertilidad", señala el comunicado del INAH.

"Balamkú ayudará a reescribir la historia de Chichen Itzá", asegura Guillermo de Anda, director del proyecto Gran Acuífero Maya

Entre los incontables restos cerámicos de las siete ofrendas registradas destacan más de 200 incensarios, muchos de ellos con la representación de Tláloc, el dios del agua, característico por sus bigoteras y anteojeras; también hay tapas de incensarios con representaciones del jaguar. Muchos de los incensarios parecen haber sido destruidos intencionalmente y, una segunda hipótesis, apunta a que fueron "matados ritualmente" o bien como parte de una acción de desacralización del espacio, quizá en el ocaso de Chichén Itzá, corazón del imperio maya.

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