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Descubierto en 2012, a unos 350 metros de profundidad, en el tramo de mar que comprende Capo Corso (Córcega) y la isla de Capraia, en Italia, el pecio romano Capo Corso 2 está siendo sometido a un nuevo análisis fotogramétrico para evaluar los cambios causados por la sedimentación, y también por la acción humana, que hayan podido afectar al lugar del hundimiento.
Esta misión de exploración ha sido coordinada por Barbara Davidde, superintendente de la Soprintendenza Nazionale per il Patrimonio Culturale Subacqueo, y por Franca Cibecchini, arqueóloga del Département des Recherches Archéologiques Subaquatiques et Sous-Marine-Drassm. El Institut National de Recherches Archéologiques Préventives (Inrap) también forma parte de la misión con la participación de la arqueóloga Souen Fontaine, especialista en vidrio antiguo.
Tecnología subacuática
A la espera de un estudio más en profundidad, el pecio por ahora se ha datado entre finales del siglo I y principios del II d.C. en base a las ánforas que formaban parte de su carga, de tipo "zanahoria", ánforas orientales tipo Beirut y algunas ánforas Gauloise 4, así como a una gran cantidad de vasijas de vidrio y bloques de vidrio en bruto que se han podido recuperar. Los arqueólogos especulan con que el barco debió de partir de algún puerto del Próximo Oriente, quizá del Líbano o Siria, y que su destino final pudiera ser la costa provenzal francesa.
A la espera de un estudio más en profundidad, el pecio se ha datado entre finales del siglo I y principios del II d.C. en base a los elementos que han podido recuperarse.

Imagen de los bloques de vidrio en bruto hallados en el pecio romano que ha sido investigado.
Imagen de los bloques de vidrio en bruto hallados en el pecio romano que ha sido investigado.
M.Añò-V.Creuze-D.Degez / Soprintendenza Nazionale per il Patrimonio Culturale Subacqueo
Para llevar a cabo la exploración en aguas profundas, el Ministerio de Cultura francés puso a disposición del equipo investigador el Alfred Merlin, su buque insignia, equipado con dos ROV, Arthur e Hilarion, robots subacuáticos perfectos para realizar investigaciones en las profundidades marinas. Arthur no solamente es capaz de tomar imágenes de vídeo de alta definición, sino que también puede aspirar sedimentos y recuperar objetos. Por su parte, Hilarion graba vídeos de alta definición hasta una profundidad de 500 metros.
Un tesoro bajo el mar
Tras los trabajos de limpieza de sedimentos, y gracias a un delicado sistema de garras montado en Arthur, este pudo recuperar una gran variedad de piezas de vidrio, incluidas botellas, platos, tazas, tazones, un pequeño ungüentario (recipiente para contener cosméticos) y varios bloques de vidrio en bruto, además de dos grandes recipientes de bronce. Todos los elementos recuperados han sido trasladados al laboratorio de la Superintendencia Nacional para su análisis, determinar el grado de degradación biológica y posterior restauración.
Tras los trabajos de limpieza de sedimentos, y gracias a un delicado sistema de garras montado en Arthur, este pudo recuperar una gran variedad de piezas de vidrio.

Imagen de la extraccion de los objetos de vidrio mediante un sistema de garras muy delicado montado en uno de los robots.
Imagen de la extraccion de los objetos de vidrio mediante un sistema de garras muy delicado montado en uno de los robots.
M.Añò-V.Creuze-D.Degez / Soprintendenza Nazionale per il Patrimonio Culturale Subacqueo

En esta imagen puede observarse el delicado trabajo de extracción de objetos del pecio romano.
En esta imagen puede observarse el delicado trabajo de extracción de objetos del pecio romano.
M.Añò-V.Creuze-D.Degez / Soprintendenza Nazionale per il Patrimonio Culturale Subacqueo
Capo Corso 2, con su carga perfectamente conservada, constituye un reto para el equipo de investigadores, quienes están convencidos de que las nuevas tecnologías les permitirán disponer de las herramientas necesarias para reconstruir una página perdida de la historia del comercio mediterráneo. Asimismo afirman que todo ello les proporcionará una magnífica oportunidad de estudiar un contexto medioambiental muy peculiar y poco investigado que ha de ser protegido y ponerse en valor para las generaciones futuras.
El carácter excepcional del pecio y los espectaculares resultados de esta primera campaña de prospecciones arqueológicas han obligado a los investigadores a considerar y estudiar la implementación de un proyecto multidisciplinar de mayor envergadura para los próximos años.