Lugares encantados

Un recorrido por diez enclaves de la España misteriosa

Pueblos abandonados hace mucho tiempo, monasterios o iglesias en ruinas, antiguos hospitales ahora vacíos... estos son algunos de los lugares deshabitados que podemos encontrar a lo largo y ancho de nuestro país. Actualmente, gracias a diversas publicaciones especializadas o algunos programas televisivos, estos enclaves enigmáticos y rodeados de un halo de leyenda se han convertido en un auténtico reclamo para los turistas más curiosos.

España está llena de leyendas de fantasmas que recorren bosques y caminos solitarios, y que habitan en lugares abandonados hace mucho tiempo.

España está llena de leyendas de fantasmas que recorren bosques y caminos solitarios, y que habitan en lugares abandonados hace mucho tiempo.

España está llena de leyendas de fantasmas que recorren bosques y caminos solitarios, y que habitan en lugares abandonados hace mucho tiempo.

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La tradicional noche de Todos los Santos, o la celebración de Halloween para los más jóvenes, se ha convertido en una noche en la que la fantasía, el misterio y, por qué no, el terror, se adueñan de los hogares de todo el mundo. Fantasmas, aparecidos o lugares malditos se convierten en protagonistas indiscutibles. También en España. Y es que, de hecho, la geografía española esconde enclaves llenos de historias y leyendas que a lo largo de los años se han vuelto destinos imprescindibles para los amantes de lo oculto y misterioso.

Aquí mostramos diez de estos enclaves, aunque podrían ser muchos más, como Belchite, Bélmez o Zugarramurdi, en los que lo desconocido ha acabado apoderándose de su historia y los ha convertido en lugares de leyenda, sitios que esconden terribles historias y sucesos que algunos han llegado a calificar de inexplicables. ¿Te atreverías a visitarlos en una noche como esta?   

 

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Belchite, un pueblo destruido durante la Guerra Civil (Zaragoza)

Imagen de la abandonada Belchite, una población que para algunos esconde las voces de aquellos que allí murieron durante la Guerra Civil.

ecelan (CC BY 2.5)

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Belchite, un pueblo destruido durante la Guerra Civil (Zaragoza)

En lo más profundo de Aragón se alzan las ruinas de Belchite, un pueblo asolado por la Guerra Civil. Situado a 50 kilómetros de Zaragoza, Belchite es un lugar que eriza la piel de todo aquel que lo visita. De hecho, en este sitio, la violencia fratricida entre los dos bandos dio origen a una famosa leyenda que ha convertido a este pueblo aragonés en uno de los más misteriosos de España. Asediado durante el verano de 1937 por el ejército republicano, el bombardeo que soportaron los habitantes de Belchite fue tan intenso y el nivel de destrucción tal (se estima que murieron unas cinco mil personas), que, una vez finalizada la guerra, Franco decidió construir un pueblo nuevo a su lado, conocido como "la pequeña Rusia". En la actualidad, las viejas ruinas de Belchite se conservan de la misma manera que quedaron tras la contienda. Los restos de capillas, palacios renacentistas, iglesias, e incluso los esqueletos de las casas que una vez estuvieron habitadas, conforman ahora el paisaje fantasmal de un pueblo que se ha hecho famoso también por los numerosos investigadores de lo misterioso que han recorrido sus deshabitadas calles para captar, según comentan, algunas de las más escalofriantes psicofonías que se han podido grabar hasta la fecha. Según lo que dicen quienes las han escuchado, se oyen voces gritando, el silbido de las balas, el retumbar de las bombas… Estos son algunos de los sonidos que muchos turistas que realizan visitas guiadas a Belchite esperan oír cuando pasean por las destruidas calles que una vez fueron tranquilas y apacibles…

Cívica, un enclave excavado en la roca (Guadalajara)

La singular construcción de Cívica esconde, como tantos otros lugares de la España Mágica, una curiosa historia.

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Cívica, un enclave excavado en la roca (Guadalajara)

La singular pedanía de Cívica se encuentra entre las localidades de Masegoso de Tajuña y Brihuega, en la provincia de Guadalajara. Cívica no es un lugar muy común. Su construcción más bien parece sacada de algún paisaje descrito en el Señor de los Anillos, de Tolkien, pero situado en La Alcarria y no en la Tierra Media. Aprovechando la maravillosa combinación natural de montaña, bosque y el agua de una cascada cercana, Cívica se ha convertido en un paraje único en España y en uno de los destinos turísticos más populares de aquella comarca castellana. A día de hoy, para qué servía Cívica sigue siendo un misterio, aunque sus orígenes hemos de buscarlos en un cura de la localidad de Valderrebollo llamado Don Aurelio. Se dice que este hombre heredó unos terrenos horadados por cuevas, allá por el año 1950, y que todos los días, después de misa, acudía con varios vecinos de la localidad a tallar la roca hasta darle la forma de los arcos ojivales, las puertas, los ventanales y las balaustradas que pueden admirarse actualmente. Es muy importante destacar que el interior de esta construcción no puede recorrerse, ya que se halla en serio riesgo de derrumbe, y además es una propiedad privada. Actualmente aún existen muchos misterios sin resolver en torno a su construcción. Por ejemplo, ¿cómo pudo Don Aurelio pagar el jornal a todos los trabajadores y qué apuntaba en el cuaderno negro que llevaba siempre encima y que nunca ha aparecido? Pero hay más enigmas en torno al emplazamiento de Cívica, como quién descubrió aquellas cuevas. Aunque se dice que Don Aurelio fue el primero en hallarlas, se cree que tras la disolución de la orden del Temple, en el siglo XIV, algunos de sus miembros se refugiaron allí. Asimismo, otra de las leyendas sobre Cívica habla de una joven mora que murió allí tras ser encerrada por su padre cuando este se enteró de que se había enamorado de un cristiano. Ahora, dicen que su fantasma se aparece de vez en cuando esperando a que llegue su amado para rescatarla de su triste destino. Finalmente, tras la muerte de Don Aurelio sin herederos, Cívica pasó a manos de su ama de llaves. Cuenta la historia, real o no, que sus sobrinos, al no ver la utilidad de aquella construcción, decidieron construir un bar y un restaurante en sus habitaciones, y así sacarle algo de provecho. 

Pedrosa, un hospital abandonado en una isla (Cantabria)

Restos del pabellón del Hospital de Pedrosa, situado en una isla en la bahía de Santander.

Vanbasten 23 (CC BY SA 4.0)

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Pedrosa, un hospital abandonado en una isla (Cantabria)

En plena bahía de Santander, poblada de árboles y con un paisaje cautivador, se encuentra una isla de tan solo 187 metros de largo que en la actualidad está unida a tierra firme por un par de istmos. Conocida anteriormente como Isla de la Astilla, Pedrosa esconde una curiosa historia. Hace tiempo, en medio de su frondosidad, se construyó un hospital que debía servir como lazareto para mantener en cuarentena a los marineros que llegaban de ultramar procedentes de países con enfermedades contagiosas. En 1914, una real orden promulgada por el rey Alfonso XIII decretó que el lazareto se convirtiese en un centro preventivo y terapéutico de carácter nacional para el tratamiento de la tuberculosis. Bautizado como Sanatorio Marítimo de Pedrosa, las instalaciones las conformaban un hospital con tres pabellones (para hombres, mujeres y niños), además de la casa del médico, una iglesia, un balneario y un teatro modernista. Tras su abandono, la isla se convirtió en un lugar repleto de secretos que daría a conocer la escritora de lo paranormal Stefanie Anita Lauda García, quien, durante una visita a la isla, afirmó incluso haber tenido "sensaciones extrañas" al recorrer los ruinosos edificios en medio de un inquietante silencio. Muchos de los pacientes del sanatorio fueron niños, y el lugar, según esta autora, aún sigue habitado por esos espíritus infantiles, que van acompañados por una enfermera. Aunque esta no es la única leyenda que envuelve a la isla. Una de las más conocidas, e inquietantes, es la que hace referencia a la presencia en el sanatorio de las conocidas como "niñas pájaro", dos hermanas que padecían una grave enfermedad ósea que les provocaba deformidades en la cara. Según afirmaron los pocos que las llegaron a ver, aquellas deformidades les hacían tener el aspecto de un pájaro y les daban un aire terrorífico. Finalmente, desde el cierre de todas estas instalaciones, en 1989, la mayoría de edificios de Pedrosa acabaron en ruinas, como el Pabellón María Luisa Pelayo, también conocido como La Picota, o los edificios Reina Victoria y María del Valle, que también permanecen ocultos bajo un espeso manto de vegetación. Todos ellos se han convertido ahora en lugares encantados. Recientemente, en Pedrosa abrió un centro de acogida y de asistencia para drogodependientes, que son tratados en algunos de los edificios de la isla que han sido rehabilitados.

La Mussara, ¿una puerta a otras dimensiones? (Tarragona)

Imagen del campanario de La Mussara, del que se dice que suenan las campanas cuando baja la niebla.

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La Mussara, ¿una puerta a otras dimensiones? (Tarragona)

En el término municipal de Vilaplana, en la provincia de Tarragona, se levantan los restos de La Mussara, una población que, antaño, era la envidia de los municipios vecinos por su riqueza y señorío. Ahora tan solo es un esqueleto fantasmal envuelto en una espesa niebla y rodeado de tenebrosas historias. En La Mussara se han localizado los vestigios de algunas construcciones árabes, lo que, según los investigadores, podría sugerir que en el pasado hubo aquí una guarnición que dependía del gobernador de Siurana. Además, el topónimo árabe que da nombre a la villa significa "plana". Se dice que el pueblo de Siurana fue abandonado por culpa de la epidemia de filoxera (parásito de la vid) que afectó a todas las viñas a finales del siglo XIX, pero lo más probable es que la falta de agua junto con la especulación inmobiliaria fueran las causantes de la creciente despoblación de La Mussara. A partir de 1961, cuando el lugar ya había sido abandonado por completo, empezaron a surgir historias singulares sobre este pueblo fantasma. Por ejemplo, las que hacen referencia a la iglesia de San Salvador, tal vez el edificio más emblemático de la localidad. Se dice que cuando la misteriosa niebla que nunca abandona el pueblo baja, se pueden oír las campanas que coronan su campanario del siglo XIX, a pesar de que estas hace mucho que dejaron de tañer. En el interior del templo es fácil, ahora, encontrar pintadas realizadas por seguidores de algunas sectas satánicas actuales: pentáculos, cruces invertidas, los restos de algún sacrificio animal… Incluso los investigadores de lo paranormal afirman haber obtenido, como en muchos otros lugares abandonados, inquietantes psicofonías. Existe en torno a La Mussara otra leyenda bastante extendida entre algunos habitantes de las poblaciones cercanas y, por supuesto, entre los amantes del misterio, que dice que el lugar es la ubicación de una puerta dimensional a través de la cual se puede acceder a mundos paralelos. Esta historia tan singular ha llegado a calar profundamente, y se dice que aquí han tenido lugar algunas desapariciones, como es el caso de la de un ingeniero alemán que trabajaba en la central nuclear de la Vall d’Uixó, en la provincia de Castellón, que desapareció en 1995 durante tres horas mientras paseaba cerca de aquella población abandonada. Pero en realidad, la leyenda de desapariciones que persigue a La Mussara puede tener su origen en su persistente niebla, que ha desorientado a más de un senderista. Aunque el hecho de que muchos de ellos no hayan vuelto a aparecer no deja de alimentar entre algunos la creencia de que La Mussara es, realmente, una puerta dimensional.

Las caras de Bélmez, ¿un fenómeno inexplicable? (Jaén)

Imagen de una de las supestas caras que han aparecido en una casa de la población de Bélmez.

(CC BY SA 3.0)

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Las caras de Bélmez, ¿un fenómeno inexplicable? (Jaén)

Desde que el 23 de agosto de 1971 surgiera lo que parecía un rostro humano en el suelo de la cocina de María Gómez Cámara en Bélmez de la Moraleda, en Jaén, han pasado más de cincuenta años. Aquella fue la primera de las muchas manifestaciones extrañas que tendrían lugar en aquel pueblo andaluz y lo pondrían en el mapa de la España Mágica. Según María, aquella imagen era idéntica a la del Santo Rostro de la catedral de Jaén, de la cual, sin embargo, no se conserva ninguna fotografía. Aquello, evidentemente, causó sensación entre los vecinos de Bélmez, que acudieron en masa a la casa de María para observar en persona el "Santo Rostro". Finalmente, cansado de recibir la incómoda visita de sus fervorosos vecinos, uno de los hijos de María decidió raspar el pavimento y cubrirlo con un poco de cemento para ocultar la imagen. Pero a los pocos días, otra imagen apareció en el mismo lugar. Esta vez, según dijeron, el rostro era similar al del Señor de la Vida, una imagen que se encontraba en una iglesia cercana a la casa. Decidido a acabar con el misterio, el alcalde de Bélmez ordenó practicar un agujero en el suelo de la cocina para averiguar qué se escondía detrás de aquellas misteriosas apariciones. Cuál no sería la sorpresa del operario que realizó las obras cuando se topó con un hueso humano, y es que la vivienda de los Pereira había sido construida sobre un antiguo cementerio. Muchos dijeron entonces que algunas veces habían escuchado voces salir de la casa, e incluso los más ancianos del lugar afirmaban que en aquella vivienda, allá por el siglo XV, un inquisidor había torturado cruelmente a mujeres y niños. A partir de ese momento fue tal la avalancha de curiosos que acudió a la casa que la familia de María vio un filón en ese interés, y todo aquel que quisiera ver la famosa cara tenía que pagar un duro. Asimismo, el esposo de María, Juan Pereira, y un fotógrafo local, vendían fotos del rostro a 10 pesetas cada una. Pero no todo el mundo creía que aquel fenómeno paranormal fuese real. De hecho se dispararon las sospechas de que las caras de Bélmez eran un fraude. Se llegó a decir que habían sido pintadas por algún miembro de la familia o incluso por un pintor de la localidad. En 1971, en vista del alboroto, el ministro de la Gobernación, Camilo Alonso Vega, envió al parapsicólogo José Luis Jordán con un equipo para investigar a fondo el asunto. Jordán concluyó que aquello era un fraude y que no había evidencia alguna de que fuera un fenómeno paranormal. Pero no hubo unanimidad en las conclusiones. De hecho, para otros parapsicólogos el fenómeno sí que era auténtico y su causa no tenía explicación alguna. Y es que aquello no terminó ahí. En 1973, aparecieron en la casa de los Pereira 17 nuevos rostros, y durante los años siguientes siguieron apareciendo otros nuevos. Algunas caras, como una que se decía que era igual que el dictador Francisco Franco, llamaron mucho la atención de los medios. Finalmente, y para ahondar aún más en el misterio, tras la muerte de María en 2004 aparecieron más caras, pero esta vez no en su casa, sino en la casa en la que la mujer había nacido y que se encuentra situada a pocos metros de distancia. Toda una historia para los amantes de lo oculto.

Zugarramurdi, el "Pueblo de las Brujas" (Navarra)

Interior de la cueva de Zugarramurdi, donde se dice que las brujas llevaban a cabo sus aquelarres.

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Zugarramurdi, el "Pueblo de las Brujas" (Navarra)

Zugarramurdi, conocido popularmente como el "Pueblo de las Brujas", es una pequeña localidad situada a caballo entre la montaña Navarra y el mar Cantábrico, en pleno corazón del valle de la Xareta, un paraje conocido por sus historias de aquelarres, brujas y contrabandistas. Uno de los muchos enclaves naturales que han hecho famoso a Zugarramurdi es su impresionante cueva, de 120 metros de largo y 12 metros de altura. En este lugar tuvo lugar en el siglo XVII, un período en el que la persecución de la brujería vivió un gran auge en toda Europa, una dramática historia que el cineasta Álex de la Iglesia llevó a la gran pantalla. Corría el año 1610, cuando una vecina de Zugarramurdi contó a otra que había tenido un sueño en el que veía cómo unos vecinos del pueblo participaban en un aquelarre (una reunión de brujas) en el interior de la cueva. Lo que en un principio parecía ser una simple anécdota carente de importancia fue rápidamente denunciado por la mujer ante el tribunal de la Inquisición de Logroño que, sin perder tiempo, arrestó a 53 vecinos de Zugarramurdi. La mayoría murió en la cárcel, pero doce de ellos fueron condenados a morir en la hoguera en un auto de fe. Estos dramáticos acontecimientos dieron lugar a la leyenda negra que desde entonces pareció envolver a la población, y que cambió para siempre la vida de los habitantes de Zugarramurdi. Esta y otras historias, junto con más leyendas que han ido surgiendo con el paso del tiempo, han provocado que en la actualidad miles de visitantes se acerquen todos los años hasta Zugarramurdi para conocer de primera mano el "Pueblo de las Brujas" y que, durante su visita a la impresionante cueva, dejen volar su imaginación esperando ver a alguna de aquellas supuestas sorginak (brujas) que tan tristemente han pasado a la historia del folclore de nuestro país.

La Casa de las Siete Chimeneas y su historia de fantasmas (Madrid)

Imagen de la Casa de las Siete Chimeneas, donde la leyenda cuenta que habita un fantasma.

Luis Garcia (Zaqarbal) CC BY SA 2.5

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La Casa de las Siete Chimeneas y su historia de fantasmas (Madrid)

Cuenta la leyenda, que la conocida como la Casa de las Siete Chimeneas, ubicada en la calle Infantas 31, en el madrileño barrio de Chueca, encierra una antigua leyenda, que data siglo XVI, que hace referencia a un asesinato y a un fantasma. La casa fue construida para Elena, la hija de uno de los monteros del rey Felipe II. Se dice que la joven había sido amante del propio monarca, ya que su belleza había fascinado al hijo de Carlos I cuando este aún era príncipe. Quien pasee hoy en día por Chueca reconocerá fácilmente la casa por que en la parte superior del edificio se alzan siete chimeneas cilíndricas, dispuestas en fila, que, según algunas versiones, representan los siete pecados capitales. Todas están construidas con el mismo ladrillo rojo de la fachada. Originariamente, esta era una casa de campo situada en los límites de la ciudad, rodeada de huertos y jardines, en cuya entrada se levantan cinco columnas exentas. Pero volviendo a la leyenda, ¿qué cuenta la historia de la hermosa Elena? Pues se dice que al carecer del suficiente abolengo, la hija del montero se casó con un capitán del ejército del rey llamado Zapata, el cual poco después del enlace tuvo que partir a la guerra contra las tropas francesas en Flandes y que participó en la famosa batalla de San Quintín, en 1557. Zapata murió en combate y Elena cayó en una profunda depresión que no la dejaba ni comer ni dormir. Con el paso de los días, entre lágrimas y lamentos, su aspecto fue deteriorándose hasta el punto de que la joven murió de pena. Pero en la corte no todos creían que Elena hubiera muerto realmente de pena, y sobre todo después de que, según parece, se descubriesen diversas marcas de cuchillo en su cuerpo. Fue entonces cuando empezaron a circular rumores de que había sido el propio Felipe II quien la había mandado asesinar para ocultar su relación, y sobre todo que había tenido una hija con ella. Pero este siniestro caso no terminó ahí. El propio padre de la chica, que había sido interrogado sobre el crimen, apareció muerto poco tiempo después colgado de una de las vigas de la casa. Finalmente, para cuando las autoridades decidieron investigar este turbio asunto, el cadáver de Elena ya había desaparecido y nadie conocía su paradero. Años más tarde, cuando cesaron los comentarios acerca de la muerte y extraña desaparición del cuerpo de Elena, un hombre aseguró haber visto una figura que se deslizaba entre las chimeneas de la casa por la noche. Aquel hombre juró que se trataba de una mujer vestida de blanco que llevaba una antorcha en una mano y con la otra señalaba en dirección al Alcázar, donde vivía del monarca. Durante los meses posteriores hubo varias personas que confirmaron aquella terrorífica aparición, pero ¿de quién se trataba? Para unos era el fantasma de Elena reclamando justicia y para otros era la misteriosa hija de la propia Elena, que vivía recluida en aquella casa y que por las noches vagaba clamando venganza…  

La aldea "maldita" de Abuín (La Coruña)

El frondoso bosque gallego cubre los restos de esta aldea, que sus habitantes creyeron maldita.

www.obaixoulla.gal

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La aldea "maldita" de Abuín (La Coruña)

Abuín es una antigua aldea localizada en el municipio de Rianxo (La Coruña), donde desde hace más de cuatro siglos el frondoso bosque esconde sus silenciosos vestigios. Estos restos consisten en unas cinco edificaciones y lo que queda de los antiguos caminos de acceso a la aldea. En realidad, las ruinas de Abuín no están bien conservadas, todo lo contrario, por lo que ni tan solo han sido declaradas Bien de Interés Cultural. A pesar de ello, estos restos pétreos esconden una intrigante leyenda. A ciencia cierta, nadie sabe lo que ocurrió allí entre los siglos XIV y XVI, pero lo que sí está claro es que todos los habitantes de aquella pequeña aldea gallega huyeron para nunca volver. Pero ¿por qué? La leyenda más extendida en el folclore popular aboga por la teoría de la maldición. La historia cuenta que la aldea de Abuín fue asolada por una gran hambruna que trajo consigo todo tipo de enfermedades. Desesperados, los pocos habitantes que allí quedaban decidieron asaltar el cercano monasterio de Armenteira para robar un fabuloso tesoro que, según se decía, guardaban los monjes. Nada más regresar a la aldea entregaron el botín al sacerdote del pueblo, el cual al día siguiente apareció muerto, y a esta muerte siguieron muchas más. Así, el resto de habitantes, creyendo que eran víctimas de una maldición por haber robado en el monasterio, decidieron irse y no volver jamás. En todo caso, se ha ofrecido una explicación científica a la supuesta maldición de Abuín, y no es otra que la peste negra que asoló Europa a mediados del siglo XIV. La enfermedad se propagó como un reguero de pólvora por todo el continente y llegó también a la aldea, donde sus habitantes pudieron pensar que se trataba de un castigo divino o de una maldición causada por el robo del tesoro del monasterio. Así, antes de huir, creyendo que el pueblo estaba maldito, la gente dejó marcas que se han interpretado como avisos de advertencia para todo aquel que osara acercarse a la aldea. En los restos de algunas casas aún pueden apreciarse las cruces grabadas en la piedra para conjurar el hechizo que les hizo huir. Pero del tesoro nada se sabe. Algunos dicen que sigue enterrado en algún lugar de la aldea, donde el párroco lo ocultó. Entre los objetos que componían este maravilloso tesoro se dice que había un fabuloso cáliz de oro, y sobre quién lo encuentre se afirma que recaerá de nuevo la maldición. ¿Aparecerá algún día? Tal vez sea mejor dejar que algunos misterios sigan siendo misterios…

 El palacio de Linares y el fantasma de Raimundita (Madrid)

Algunos trabajadores del palacio de Linares afirman haber visto el fantasma de la pequeña Raimundita.

Carlos Delgado (CC BY-SA 3.0)

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El palacio de Linares y el fantasma de Raimundita (Madrid)

La misteriosa leyenda que oculta el antiguo palacio de Linares, la actual Casa de América, en el Paseo de Recoletos de Madrid, es, después de 130 años, un reclamo para los turistas que se acercan a la capital de España. Según cuenta esta singular leyenda (que no tiene nada de real) todo empezó a finales del siglo XIX, cuando José de Murga y Reolid, hijo del acaudalado empresario vasco Mateo Murga Michelena, se enamoró de Raimunda Osorio, la hija de una humilde cigarrera. Al enterarse, Mateo envió a su hijo a estudiar a Londres para evitar ese amor y además ocultar un terrible secreto. Pero tras la muerte de su padre, José regresó a España y retomó la relación, casándose con su amada. Asimismo, el rey Amadeo I le agradeció el apoyo mostrado concediéndole el marquesado de Linares. Al poco tiempo, el feliz esposo encontró una carta escrita de puño y letra de su progenitor en la que decía: "Te habrá sorprendido, querido hijo, mi reacción, después de haberte dicho tantas veces lo contrario, a la confesión de tu amor por la hija de la estanquera; pero es que esa muchacha es tu hermana…". Según sigue afirmando la leyenda, el joven entonces pidió consejo al papa León XIII y este dictó una bula papal, Casti convivere, en la que promulgaba que la pareja podría vivir junta, pero en castidad. Pese a ello, los dos enamorados, haciendo caso omiso, decidieron ir más allá y finalmente tuvieron una hija, a la que llamaron Raimundita, a la cual asesinaron y emparedaron para que el incesto nunca saliera a la luz. Desde entonces, y siempre según la truculenta leyenda, el fantasma de Raimundita (y, según se dijo, también el de su madre) empezó a vagar por los salones del palacio. Años después, tras la muerte de María Villapadierna, la última de las herederas que vivió en el palacio, este sufrió diversas remodelaciones por parte del Ayuntamiento de Madrid. Durante las obras, tanto los obreros como los guardias de seguridad aseguraban escuchar pisadas y voces. A raíz de esos extraños acontecimientos, un grupo de investigadores se presentó en el palacio para intentar explicar aquellos sucesos supuestamente paranormales. Entre todos los informes presentados destacó el de la doctora en Medicina y Psiquiatría Carmen Sánchez de Castro, la cual envió 283 fotografías al Ayuntamiento de las que 22 eran supuestos hechos paranormales en forma de unas misteriosas manchas de luz. Durante la investigación se utilizaron cámaras de vídeo, infrarrojos y hasta un detector de metales. La propia Carmen Sánchez recordó que "una de las personas que me acompañaba entró en la habitación contigua. No hice más que entrar y salí despedida hacia atrás. A principio pensé que yo misma me había echado hacia atrás del propio susto. Sentí como si el viento me empujara". Sin embargo, un año más tarde varios expertos desacreditaron el trabajo llevado a cabo por Sánchez de Castro al afirmar que las voces eran en realidad una "mezcla de hábiles trucos", y añadieron que las pruebas presentadas no reunían la fiabilidad suficiente como para ser tenidas en consideración. Hoy en día, la Casa de América puede visitarse y cualquier turista puede conocer sus diferentes estancias, bellamente decoradas, de la mano de expertos en la materia que les explicaran la historia real y los tesoros artísticos que se esconden en el antiguo palacio de Linares.

El monte de las Ánimas, un lugar de leyenda (Soria)

Imagen del monasterio de San Juan de Duero, en Soria, localizado en el monte de las Ánimas.

Diego Delso (CC BY SA 4.0)

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El monte de las Ánimas, un lugar de leyenda (Soria)

El monte de las Ánimas, situado a las afueras de Soria y a orillas del Duero, es conocido por ser el escenario de uno de los relatos que conforman las famosas Leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer. Pero el autor sevillano no escogió este lugar al azar para escribir una de las historias más terroríficas y trágicas de la literatura española. El monte de las Ánimas es, de hecho, un paraje lleno de historias de lo que conocemos como España Mágica, un lugar en el que los caballeros templarios juegan un papel protagonista. Ha de recordarse que la provincia de Soria posee una gran tradición templaria, como lo demuestran las diferentes construcciones e iglesias que dan fe del paso de la orden del Temple por tierras castellanas. Cuenta la leyenda que el enclave fue entregado a los templarios para que defendieran aquellas tierras del ataque de los ejércitos musulmanes. Pero esa cesión no estuvo exenta de controversia, ya que los nobles castellanos habían confiado su defensa a un grupo de mercenarios extranjeros. El odio y el rencor hacia los templarios desencadenó una cruenta batalla que llenó de cadáveres el monte de las Ánimas. La leyenda cuenta asimismo que durante la noche de difuntos, desde el derruido monasterio de San Juan de Duero, que se levanta justo en el mismo monte, se escucha tañer a su única campana para que las almas de los que perecieron en aquella cruel batalla se levanten para reclamar venganza. "La Noche de Difuntos me despertó a no sé qué hora el doble de las campanas. Su tañido monótono y eterno me trajo a las mientes esta tradición que oí hace poco en Soria". De esta manera comienza el famoso relato de Bécquer, una narración que los especialistas consideran como uno de los mejores cuentos de terror castellanos de todos los tiempos.