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Una misión arqueológica italo-egipcia (EIMAWA 2019) ha descubierto en la necrópolis de Asuán Oeste, en la primera catarata del Nilo, un sarcófago datado en el siglo VII a.C.. La tapa tenía una decoración singular: el rostro de un leopardo. Este animal simbolizaba en el antiguo Egipto determinación y poder, y su representación en ese sarcófago (teniendo en cuenta que cuando se cerrase la tapa, la cara del leopardo quedaría perfectamente alineada con la cara de la momia en su interior) seguramente tenía el propósito de insuflar fuerza al espíritu del difunto para su viaje al inframundo, según plantean los arqueólogos.
El rostro del felino
Ahora, expertos de la Universidad de Milán han realizado una reconstrucción virtual de este fragmento de sarcófago pintado que acaban de hacer pública. "Hicimos el descubrimiento a finales de enero de 2019, pero justo ahora acabamos de terminar la restauración 'virtual' del fragmento", dice Patrizia Piacentini, directora de la misión arqueológica en la necrópolis de Asuán Oeste. De hecho, en la recreación virtual, la mayoría de las características del rostro del leopardo son perfectamente visibles, y sus colores, de una gran viveza.
En la recreación virtual, la mayoría de las características del rostro del leopardo son perfectamente visibles.
Piacentini tambén ha afirmado que la tapa de madera de acacia del sarcófago era muy frágil y estaba llena de arena, por lo que los miembros de su equipo decidieron separar la capa de estuco de la madera para salvar la obra de arte. "Fue una operación muy delicada que nos hizo contener la respiración, teníamos lágrimas en los ojos", recuerda con emoción la investigadora. Los conservadores Ilaria Perticucci y Rita Reale se ha ocupado de la restauración de la pintura.
Una ofrenda muy especial
La necrópolis de Asuán Oeste, que contiene unas trescientas sepulturas, estuvo en uso durante unos mil años, hasta el siglo IV d.C. En ella, los miembros del equipo también han descubierto unas 35 momias y un gran número de objetos relacionados con el contexto funerario, como recipientes que contenían betún para la momificación, máscaras funerarias hechas con papiro y lino, y ofrendas de comida para los difuntos.
Entre los objetos funerarios hallados hay recipientes con betún, máscaras funerarias y ofrendas de alimentos, como un bol con piñones.
Entre estas ofrendas destaca un recipiente que contenía piñones, un fruto que no es nativo de la región. Los investigadores sugieren que tal vez la persona a quien iba destinada la ofrenda era una gran amante de este producto, así que sus familiares depositaron la ofrenda en su tumba para que pudiese disfrutar de estos piñones por toda la eternidad.