Actualizado a
· Lectura:
Cuando se realiza una excavación arqueológica en una iglesia medieval o en sus alrededores es habitual encontrar enterramientos de personajes relacionados con ella o con su parroquia, más si es una catedral. Lo que no es tan habitual es encontrar la sepultura de un sacerdote en perfecto estado de conservación.
El pasado enero los arqueólogos que trabajaban en la excavación de la catedral de Lincoln, una localidad en el corazón de Inglaterra, hallaron medio centenar de enterramientos en un área al noroeste del templo. Entre todos ellos destacaba el de un sacerdote del siglo XII enterrado junto a un cáliz y la patena de peltre usada para taparla, símbolos de su oficio.
Reconstrucción facial
Se trataba del esqueleto completo de un hombre que medía 1,69 m y tenía entre 35 y 45 años al morir. Los restos se encontraban en tan buen estado que los investigadores decidieron hacer una reconstrucción facial para conocer un poco mejor cómo era el rostro del clérigo. El resultado fue presentado el 22 de mayo y nos da la imagen de una persona que podríamos cruzarnos por la calle en la actualidad.
Los restos del sacerdote fueron hallados junto a los de otras 50 personas en la catedral de Lincoln, Inglaterra. El clérigo estaba enterrado junto a un cáliz y una patena.
¿Qué grado de fiabilidad tiene una reconstrucción aunque sea de un cráneo perfectamente conservado? Una de las responsables de la excavación, Natasha Powers, aseguró que la reconstrucción es real, "se basa completamente en lo que realmente era la forma de su cabeza y cara". La arqueóloga añadió que, aun así, "no es una semejanza exacta" sino una "representación" basada en su cráneo y dibujos medievales.
La forma de su cara encaja perfectamente en el cráneo encontrado, defiende Powers, pero el color de sus ojos y su piel, su peinado o los labios y el vello facial son "suposiciones" debido a la falta de ADN.
Un hombre sano
El estudio forense de los restos del religioso ha revelado otros datos interesantes: gozaba de una aparente buena salud, estaba bien alimentado y el desgaste de sus vértebras indica que debía practicar algún tipo de actividad física. Apenas tenía señales de haber sufrido alguna enfermedad, entre ellas un bulto resultante de hematomas en los tejidos profundos y pequeños depósitos de placa dental mineralizada.
También se ha observado hipoplasia (desarrollo incompleto) en una vértebra cervical, que puede asociarse con una asimetría de los vasos sanguíneos, lo que aumentaría la predisposición a sufrir un accidente cerebrovascular, aunque no es posible concluir que la muerte del sacerdote se debiera a ello.
Otros hallazgos relevantes
Las excavaciones arqueológicas que han dado lugar a este hallazgo han sido realizadas por la empresa local Allen Archeology, un trabajo que, según Nastacha Powell, ha revelado otros muchos detalles de la zona desde la época romana hasta la era victoriana, en el siglo XIX. Otros descubrimientos interesantes de los que ya informó la prensa local son la mano de una estatua que debió pertenecer a un friso muy temprano y una moneda que representa la cara de Eduardo el Confesor (que gobernó entre 1042 y 1066) y que fue acuñado entre 1053 y 1056, antes de que se levantara el edificio de la actual catedral.