Descubrimientos en Egipto

La primera pirámide de Egipto: la tumba de Zoser en Saqqara

Durante casi siete décadas, el francés Jean-Philippe Lauer excavó en el complejo funerario proyectado hace casi 5.000 años por el genial arquitecto Imhotep para su señor en la necrópolis egipcia de Saqqara.

Imagen de la pirámide escalonada de Djoser en Saqqara.

Foto: iStock

La pirámide escalonada de Saqqara, erigida por el faraón Zoser y su arquitecto Imhotep en torno a 2260 a.C., fue la primera construcción de este tipo edificada en Egipto, pues antes de ella los soberanos del valle del Nilo se enterraban en mastabas. Estas tumbas eran construcciones bajas de planta rectangular, semejantes por su forma a un banco, bajo las que se abría un pozo que conducía a la tumba de su propietario.

Fue un coronel prusiano, Von Minutoli, el primero en penetrar en la pirámide de Zoser, donde descubrió algunas de las habitaciones decoradas con plaquitas de fayenza azul. Más tarde, algunos egiptólogos, como el también prusiano Karl R. Lepsius, siguieron su ejemplo; pero hasta el comienzo de los trabajos sistemáticos de excavación de Cecil Firth, en 1924, sólo se conocían los seis pisos de la pirámide, que destacaban entre montículos de arena. Nada se sabía de su estructura interna, salvo la existencia de un par de estancias, ni de las posibles construcciones anejas que la rodeaban, si es que había alguna. Sin embargo, en apenas dos años, Firth consiguió tan buenos resultados excavando sistemáticamente los alrededores de la pirámide que se hizo imprescindible la presencia de un arquitecto para estudiar el monumento de forma adecuada.

Estatuilla de Imhotep expuesta en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York.

Foto: PD

Primeras excavaciones

Jean-Philippe Lauer era un joven licenciado de 24 años recién salido de la escuela de arquitectura cuando le surgió la posibilidad de trabajar en Egipto como ayudante de Firth; corría el año 1926. Poco podía sospechar que estaba comenzando una tarea que, sin apenas interrupciones, le ocuparía los siguientes setenta años de su vida. Porque Lauer continuó acudiendo a trabajar a Saqqara hasta casi el momento mismo de su muerte, acaecida en mayo de 2001. Las únicas interrupciones en esta fructífera y larga relación se debieron a la segunda guerra mundial, y, tras ella, a la fase de agitación nacionalista originada por el nacimiento la República Árabe de Egipto en 1952.

Jean-Philippe Lauer era un joven licenciado recién salido de la escuela de arquitectura cuando le surgió la posibilidad de trabajar como ayudante de Cecil Firth.

Imagen de Jean-Philippe Lauer tomada en el año 1987.

Foto: CC (LearnKnowGive1)

Como el mismo Lauer confesó: "Desde el principio tuve conciencia de la amplitud del trabajo que representaba Saqqara. Me puse manos a la obra con este gigantesco puzle como si estuviera 'poseído'. El universo quedó reducido a un campo de ruinas que ocupaban mis días y mis noches. En cuanto recreaba una forma, cuando un pedacito de arquitectura se me revelaba, entraba en un estado de exaltación cercano al delirio". Así describiría años después la pasión con que se entregó al trabajo de descubrir, restaurar y dar a conocer al mundo la primera pirámide jamás construida.

'En cuanto recreaba una forma, cuando un pedacito de arquitectura se me revelaba, entraba en un estado de exaltación cercano al delirio', dijo Lauer.

La colaboración entre Firth y Lauer dio lugar a notables descubrimientos, como la Tumba Sur, que forma el límite meridional del complejo funerario. En este lugar, y tras muchos esfuerzos, sólo un muro al final de una escalera parecía separar a los investigadores de las maravillas que se ocultaban bajo tierra. Afanosos, siguiendo las órdenes de Firth, los trabajadores egipcios abrieron un agujero entre la sillería, con espacio suficiente como para que cupiera un hombre. Como era lógico, el honor de ser el primero correspondía a Firth, director de la excavación. Este se introdujo voluntariosamente por el hueco, pero quedó atascado debido a su corpulencia. Los trabajadores sudaron de lo lindo para liberarlo tirando de sus pies. Así fue como Lauer recibió permiso de su jefe para penetrar por primera vez en milenios en unas estancias de curiosa disposición, algunas de ellas decoradas con plaquitas de fayenza azul y otra con tres estelas de caliza.

Para saber más

Necrópolis real

Las tumbas de Saqqara

Leer artículo

Un trabajo peligroso

En 1931, a la muerte de Firth, Lauer hubo de ocuparse en solitario de la excavación. Su principal tarea consistió en sacar a la luz la tumba de Zoser. El afán investigador de Lauer, en una ocasión, pudo haberle costado caro. Como tenía que tomar medidas del interior de la cámara funeraria de Zoser, construida con bloques de granito, se dejó caer en su interior provisto de su cuaderno de notas y su metro. Tras anotar sus dimensiones, se dispuso a salir, pero cuál no sería su sorpresa cuando vio que sus botas de aviador resbalaban sobre la piedra; ni siquiera quitándoselas podía trepar para alcanzar la salida. ¡Estaba atrapado!

En 1931, a la muerte de Firth, Lauer hubo de ocuparse en solitario de la excavación. Su principal tarea consistió en sacar a la luz la tumba de Zoser.

Estatua del faraón Zoser expuesta en el Museo Egipcio de El Cairo.

Foto: Cordon Press

Allí hubiera seguido durante mucho tiempo si no hubiera aplicado una medida de seguridad básica: explorar siempre en compañía de alguien. En este caso fue su capataz quien le ayudó a abandonar la cripta de Zoser. Pese al susto obtuvo las medidas que había ido a buscar y además un regalo insospechado: un pie momificado. Por desgracia, no se trataba del de Zoser, sino que pertenecía a un enterramiento de época saíta (siglos VII-VI a.C.).

Para saber más

Boceto en la capilla de la tumba de Mehcheczi que muestra a unos hombres conduciendo a un órix.

Localizada la tumba de un alto funcionario del antiguo Egipto en Saqqara

Leer artículo

Excavar y restaurar

Lauer no sólo desenterró e interpretó los restos de edificios que rodeaban a la pirámide y formaban el complejo funerario de Zoser –columnata de entrada, patio sur, patio de la fiesta Sed, casa del norte, casa del sur, macizo oeste, templo funerario...–, sino que también se esforzó en reconstruirlos hasta donde fuera posible sin desvirtuar su condición de ruina. El método utilizado para ello fue el conocido como anastilosis, que consiste en reconstruir los monumentos antiguos a partir de los bloques recuperados mediante la excavación arqueológica. Como es lógico, no se habían conservado bloques suficientes para reconstruir el monumento al completo; sin embargo bastaron para permitir una reconstrucción parcial que permitiera al visitante tener una imagen más completa del complejo funerario al tiempo que seguía percibiéndolo como una ruina. Si faltaba algún bloque imprescindible, éste era reconstruido con una piedra semejante pero claramente distinta a las originales, para que así pudiera ser identificada con facilidad.

Lauer no sólo desenterró e interpretó los restos de edificios que rodeaban a la pirámide, sino que también se esforzó en reconstruirlos.

Durante los trabajos de excavación en Saqqara en el año 2020 los arqueólogos encontraron mas de cien sarcófagos.

Foto: Cordon Press

Como Lauer comentaba: "Frente a ese increíble monumento sentí una atracción irresistible, una fascinación repentina y una curiosidad inconmensurable". Miles de turistas sienten en la actualidad esa misma conexión con la pirámide, en parte debido a la cuidadosa tarea de reconstrucción que se ha prolongado a lo largo de decenios y que fuera comenzada por un joven arquitecto francés allá por el primer cuarto del siglo XX.