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La Casa de Ariadna es una de las domus más imponentes de Pompeya. Esta vivienda, ubicada en en centro de la antigua ciudad romana, en la llamada Región VII, posee uno de los ciclos de pinturas murales más impresionantes de la ciudad y ha sido estudiada y restaurada desde hace una década por un equipo español de expertos compuesto por especialistas de la Universidad de Granada, el Instituto Valenciano de Restauración y el Servicio de Investigaciones Arqueológicas Municipal de Valencia. Los restauradores devolvieron a las pinturas de la casa todo su esplendor original y los arqueólogos hicieron en sus inmediaciones un importante descubrimiento: una tienda donde se elaboraban y vendían al público sofisticados perfumes.
Un taller frente al mercado
Esta perfumería, una de las mejor conservadas de época romana, ha sido analizada a fondo por los expertos, al igual que los objetos que se excavaron en su interior. El resultado de este fascinante estudio acaba de ser publicado en un volumen dedicado al artesanado en la Antigüedad (que comprende varios proyectos de investigación) editado por Archaeopress Archaeology.
El taller de perfumes de la Casa de Ariadna estaba situado junto a la entrada sur de la casa. En un principio, hacia el siglo II a.C., cuando se erigió la vivienda, la tienda tenía contacto directo con la casa, pero años más tarde sólo se pudo acceder a ella desde la calle, una vía que recibe el nombre de Via degli Augustali, y que se encuentra frente al gran mercado de Pompeya (macellum). La instalación estuvo activa desde principios hasta mediados del siglo I d.C., cuando tuvo lugar un fuerte seísmo en la ciudad, concretamente en el año 62.
"Además de una ingente cantidad de frascos y ungüentarios cerámicos y vítreos, que dan buena prueba de la venta al público de perfumes y ungüentos que se llevaba a cabo en esta tienda, también hemos podido analizar toda la cadena productiva y arrojar luz sobre cómo se producían estas esencias, con nuevos datos desconocidos hasta la fecha", explica una de las autoras de este trabajo, la investigadora del departamento de Prehistoria y Arqueología de la UGR Macarena Bustamante-Álvarez.

Este fresco encontrado en la Casa de los Vetti, también en Pompeya, muestra el proceso de fabricación de perfumes en la antigua Roma.
Foto: UGR

Vista cenital de la casa de Ariadna y ubicación (punto azul) de la perfumería.
Foto: UGR
Proceso y finalidad
De hecho, el proceso de fabricación de perfumes en la antigua Roma está bastante bien atestiguado. El primer paso era prensar aceitunas y flores para conseguir una base aceitosa y las esencias florales. En la perfumería de la Casa de Ariadna, los arqueólogos han hallado restos de una prensa usada para llevar a cabo este proceso (se sabe por las fuentes que la flor más usada para obtener esencias era la rosa de Campania). El producto resultante se mezclaba en unas piletas y como aglutinante se usaban gelatinas de origen animal.
"En nuestro estudio planteamos que en esas instalaciones se prepararan ungüentos cosméticos usando grasas similares a la actual lanolina " apunta Macarena Bustamante-Álvarez, una de las autoras del trabajo.

Ungüentarios de vidrio localizados en la perfumería de Pompeya.
Foto: UGR
Después, las esencias se embotellaban y se ponían a la venta. "En nuestro estudio planteamos además, que en esas instalaciones se prepararan ungüentos cosméticos usando grasas similares a la actual lanolina (una pasta generada por las glándulas sebáceas animales, fundamentalmente ovicápridos), un hecho que se deduce de la cercana ubicación de una oficina lanificaria, esto es, un lugar donde se lavaba y trabajaba la lana. En esos primeros lavados de la lana aún sucia se extraía esta grasa, que servía de base para algunos preparados cosméticos", comenta Macarena Bustamante-Álvarez.
En cuánto a cuál era la función de estos perfumes, los investigadores piensan que además de como cosméticos podían tener un cometido religioso, "por ejemplo, en los ritos funerarios cuando el cuerpo era ungido para que recobrase el decoro perdido y se acercase a la divinidad", añade Bustamante-Álvarez. Otra opción es que fuesen usados como simples regalos, tal vez como pago de algún favor o también como relleno para las lámparas en las viviendas de las élites, para que, al prenderlas, la esencia integrada en el aceite aromatizase la estancia y proporcionase un entorno placentero a sus moradores.