“D'Annunzio es como un diente picado: o se le recubre de oro o se le extirpa”. Con esta frase empieza el trailer de la película El poeta y el espía, uno de los filmes italianos más esperados del año, que se estrena en cines el próximo 16 de junio. La trama nos sitúa en 1937 durante los últimos meses de vida de Gabriele D'Annunzio, un personaje complejo y controvertido que pasó de ser una inspiración para el fascismo italiano a convertirse en un hombre imprevisible al que tener bajo estrecha vigilancia, por sus críticas al régimen y a la alianza de este con la Alemania nazi.
Literato, periodista y político
Gabriele D'Annunzio nació en marzo de 1863 en el seno de una familia burguesa de Pescara, la capital de la región italiana de Abruzo. Desde joven manifestó una pasión por la literatura y a los dieciséis años publicó su primera obra, una compliación de poesías titulada Primo vere, cuya edición fue sufragada por su padre y obtuvo un éxito notable. En 1881 empezó sus estudios de letras en la prestigiosa universidad La Sapienza de Roma, de la cual frecuentó los círculos literarios, y aunque no llegó a terminar sus estudios, la década que pasó en la capital italiana fue clave para su formación artística e intelectual.
La Ciudad Eterna había sido unida al joven Reino de Italia hacía apenas diez años, tras siglos de ser el corazón de los Estados Pontificios: en comparación con la efervescencia intelectual de la Belle Époque que caracterizaba las grandes capitales europeas de su tiempo, en Roma el ambiente cultural era pobre y atrasado y su población recibió con gran entusiasmo a autores “de provincias” como D'Annunzio. En aquellos tiempos empezó a desarrollar también su actividad periodística como medio de subsistencia, entrando en contacto con las clases altas romanas, deseosas de aparentar; él mismo se casó con una noble, Maria Hardouin duquesa de Gallese, a la que había dejado embarazada y que le dio tres hijos.

Gabriele d'Annunzio
Gabriele d'Annunzio en una fotografía tomada en 1904.
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Las siguientes tres décadas fueron las más prolíficas de Gabriele D'Annunzio en todos los aspectos: publicó numerosas obras de todo tipo, poesía, prosa y teatro, además de artículos para varios periódicos; vivió en Roma, Nápoles y Florencia antes de emigrar a Francia para escapar de sus deudas; y entró en la masonería y en la política, pasando de un partido de extrema derecha a otro de extrema izquierda. En vísperas de la Primera guerra mundial, era un personaje bien conocido no solo por su obra, sino también por su fuerte carisma.
La Gran Guerra y la “proeza de Fiume”
Al estallar la Gran Guerra, a pesar de sus más de cincuenta años, D'Annunzio regresó a Italia para alistarse como voluntario. De fuertes convicciones patrióticas, era un acérrimo defensor de que su país entrase en guerra contra el archienemigo austríaco, que mantenía el control sobre algunas zonas de tradición cultural italiana. Su participación en la guerra fue sobre todo propagandística, valiéndose de su fama como literato y su fuerte carisma personal: especialmente célebre fue el episodio del Vuelo sobre Viena el 9 de agosto de 1918, en el que comandó un escuadrón de biplanos de reconocimiento que lanzaron miles de folletos propagandísticos sobre la capital austríaca, incitando a sus ciudadanos a rebelarse contra su gobierno para que se rindiera y pusiera fin al sufrimiento de los soldados de ambos países.

Gabriele d'Annunzio
Gabriele d'Annunzio durante la Primera guerra mundial, junto a la tripulación de su biplano Ansaldo S.V.A. bautizado como "As de Picas".
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D'Annunzio se licenció del ejército con honores y rango de teniente coronel, pero el epílogo de la guerra lo dejó profundamente insatisfecho: las negociaciones de paz establecieron una frontera entre Italia y Yugoslavia que dejaba dentro de la última zonas con población italiana, en particular la ciudad de Fiume, hoy conocida como Rijeka y perteneciente a Croacia. Por ese motivo decidió tomar cartas en el asunto personalmente y el 12 de septiembre de 1919, al frente de una fuerza de 2.600 excombatientes del ejército italiano, capturó la ciudad y proclamó su incorporación a Italia.
Ante la negativa del gobierno italiano de aceptar la anexión, que contravenía los acuerdos con el resto de potencias vencedoras de la guerra, D'Annunzio proclamó la Regencia Italiana de Carnaro, rebautizada en 1920 como Estado Libre de Fiume. Este gesto fue celebrado por parte de los irredentistas italianos, que lo llamaron “la proeza de Fiume”; cuando Benito Mussolini se hizo con el poder en octubre de 1923, presionó para conseguir una revisión de los tratados que concluyó con la fijación de una nueva frontera y la incorporación del pequeño estado a Italia.

Rijeka
Vista actual del puerto de Fiume/Rijeka.
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D'Annunzio y el fascismo
La relación de Gabriele D'Annunzio con el fascismo es todavía hoy motivo de discusión. El Partido Fascista y el propio Mussolini se inspiraron en el modelo de gobierno que este había puesto en práctica en Fiume, basado en su carisma personal, en el nacionalismo exacerbado y en una fuerte teatralidad: a él se atribuyen, entre otras cosas, la invención del famoso “saludo romano” con el brazo extendido, el título de Duce y los discursos a las masas desde un balcón. También formó parte de los Fasci di Cobattimento, el movimiento creado por Mussolini como precursor del Partido Nacional Fascista, aunque no se afilió a este tras su fundación oficial, prefiriendo mantener su independencia.
Sin embargo, a medida que el fascismo afirmaba su poder, D'Annunzio se mostraba cada vez más decepcionado y crítico. Desilusionado y agotado por la experiencia de Fiume, en 1921 se retiró a una existencia solitaria en su villa de Cargnacco, a orillas del lago de Garda, dedicando el resto de su vida a la producción literaria y a obras de mecenazgo, hasta su muerte en marzo de 1938. A pesar de sus críticas a su política, Mussolini quiso aprovechar por última vez el carisma de il Vate (“el profeta”, como así se llamaba al escritor) y le ofició un funeral de Estado.

Vittoriale degli Italiani
La villa donde Gabriele D'Annunzio pasó sus últimos años es conocida como Vittoriale degli Italiani y forma parte de un parque público.
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Las desavenencias, que se debían principalmente a la deriva violenta del movimiento fascista, convirtieron a D'Annunzio en un personaje muy incómodo para su líder. Poco antes de la marcha sobre Roma, gracias a la cual Mussolini se hizo con el poder, el escritor cayó desde un balcón: en un principio se especuló que podía tratarse de un atentado urdido por el Duce para eliminarlo, pero más adelante se dijo que podría haberse tratado de un intento de suicidio, ya que sufría de intensos ataques de melancolía.
La alianza de Mussolini con Adolf Hitler, al que D'Annunzio definía como un “payaso feroz” y “un Nibelungo ridículo maquillado de Charlot”, marcó la ruptura definitiva entre ambos. El gran carisma de D'Annunzio suponía un desafío a la política del Duce y un gran problema para acallarlo, puesto que no se le podía eliminar sin causar un gran revuelo; por ello, el gobierno lo colocó bajo vigilancia de agentes del Partido Fascista bajo el pretexto de garantizar su seguridad. Esta es precisamente la historia que nos presenta El poeta y el espía.