Misterios y curiosidades del antiguo Egipto

Plañideras, las mujeres que lloraban a los muertos en el antiguo Egipto

En ciertos lugares del mundo, incluso en la actualidad, aún pueden verse algunos grupos de mujeres que, sin formar parte de la familia del difunto, llevan a cabo grandes demostraciones públicas de tristeza y pesar. Son las plañideras, una antiquísima profesión que en el antiguo Egipto era exclusivamente femenina y que se transmitía de madres a hijas.

Pintura facsímil de una escena representada en la tumba de Nebamón e Ipuki en Tebas, donde aparecen unas mujeres dolientes a los pies de la momia del difunto. MET, Nueva York.

Pintura facsímil de una escena representada en la tumba de Nebamón e Ipuki en Tebas, donde aparecen unas mujeres dolientes a los pies de la momia del difunto. MET, Nueva York.

Pintura facsímil de una escena representada en la tumba de Nebamón e Ipuki en Tebas, donde aparecen unas mujeres dolientes a los pies de la momia del difunto. MET, Nueva York.

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El cortejo funerario ya está a punto de llegar a su destino. Los portadores de ofrendas acarrean todos los objetos necesarios (mobiliario, comida, bebida...) para que el alma de la difunta pueda disfrutar de una vida agradable en el más allá. La familia de la fallecida sigue con gran pesar al cortejo. El joven viudo se halla sumido en una profunda tristeza. Tan solo hacía tres años que estaban juntos, ni siquiera les había dado tiempo a tener hijos. Pero no puede mostrar su dolor en público, y él lo sabe. Si fuese una mujer podría arrodillarse a los pies del sarcófago y lamentarse visiblemente sin pudor alguno.

Tras él, en cambio, un grupo de mujeres muestra su dolor sin ambages. Gritan, lloran, agitan su cabeza violentamente hacia adelante y hacia atrás provocando así el movimiento de sus largos cabellos, los cuales también se mesan y ensucian con cenizas. Muestran su pecho desnudo y lo golpean con fuerza repetidamente. El joven viudo se siente reconfortado. Por lo menos su dolor puede ser evidenciado a través de los desgarradores lamentos de estas mujeres...

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llorar por un pago

Pero ¿quiénes eran estas dolientes que acompañaban a las procesiones fúnebres? Pues son las conocidas como plañideras, profesionales del luto y del dolor que realizaban este trabajo, por el que recibían un pago, y que en el antiguo Egipto constituía una profesión exclusivamente femenina. Estos grupos de mujeres, cantoras de la diosa Hathor, eran contratados por los familiares del difunto para mostrar un dolor extremo que a ellos no les estaba permitido manifestar en público.

Las plañideras, ataviadas con un vestido blanco o gris azulado de lino, avanzaban tras el cortejo con el pecho descubierto, se daban golpes e incluso se echaban polvo o cenizas sobre la cabeza. Levantaban los brazos hacia el cielo o señalaban el suelo con las palmas de sus manos, con las que de tanto en tanto se tapaban el rostro, surcado de lágrimas.

Como buenas profesionales del duelo, estas mujeres disponían asimismo de un amplio repertorio de textos y cánticos, que iban desgranando durante su trabajo. "Tú que tenías una familia numerosa te hallas ahora en un paraje solitario. El que gustaba de mover las piernas para caminar está hoy inmóvil, encerrado entre vendas", rezaba un texto. "Qué se ofrezca agua al que desea beber", añadían en referencia al difunto.

"Tú que tenías una familia numerosa te hallas ahora en un paraje solitario", rezaba uno de los cánticos que recitaban las plañideras.

Pintura facsímil de una de las escenas que decoran la tumba del visir Haremhab, en Tebas, que muestra a una mujer llorando al difunto. MET, Nueva York.

Pintura facsímil de una de las escenas que decoran la tumba del visir Haremhab, en Tebas, que muestra a una mujer llorando al difunto. MET, Nueva York.

Pintura facsímil de una de las escenas que decoran la tumba del visir Haremhab, en Tebas, que muestra a una mujer llorando al difunto. MET, Nueva York.

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Además de proferir lamentos por la muerte de una persona, estas "lloronas" profesionales también eran contratadas para elogiarlo. De hecho, no eran una parte fundamental del ritual funerario, pero sí que contribuían a su prestigio. Así, los grupos de plañideras variaban en tamaño, dependiendo de la importancia del difunto, y muchas veces acudían a su trabajo acompañadas de sus hijas, como puede verse en una pintura de la tumba del visir Ramose, en Tebas, donde el artista representó a un grupo de plañideras en actitud doliente, con los brazos elevados en gesto de lamento y acompañadas de muchachas jóvenes, entre ellas una niña de corta edad que se muestra desnuda.

Un grupo de plañideras se lamenta ruidosamente. A la derecha de la imagen, aparece una niña de corta edad desnuda. Pintura de la tumba de Ramose. Dinastía XVIII. 

Un grupo de plañideras se lamenta ruidosamente. A la derecha de la imagen, aparece una niña de corta edad desnuda. Pintura de la tumba de Ramose. Dinastía XVIII. 

Un grupo de plañideras se lamenta ruidosamente. A la derecha de la imagen, aparece una niña de corta edad desnuda. Pintura de la tumba de Ramose. Dinastía XVIII. 

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Y es que era una profesión, como casi todas en el antiguo Egipto, que se heredaba de padres a hijos, en este caso de madres a hijas, por lo que las niñas debían empezar muy pronto a seguir los pasos de sus progenitoras.

las plañideras divinas

Al parecer, los grupos de plañideras estaban encabezados por dos mujeres que desempeñaban el papel de las dos djeryt, que significa "milanos hembra", que es como se conoce en este contexto funerario a las diosas Isis (llamada "la gran plañidera") y a su hermana Neftis (conocida como "plañidera menor"). Ambas divinidades eran consideradas las "plañideras divinas" por los amargos lamentos que ambas diosas profirieron tras la muerte de Osiris, hermano de ambas y esposo de Isis, que fue asesinado y descuartizado por el malvado dios Seth.

Isis y Neftis eran consideradas las "plañideras divinas" por los amargos lamentos que profirieron tras la muerte de Osiris.

Estatuilla de la diosa Isis lamentándose por la muerte de su esposo Osiris. Período ptolemaico. MET, Nueva York.

Estatuilla de la diosa Isis lamentándose por la muerte de su esposo Osiris. Período ptolemaico. MET, Nueva York.

Estatuilla de la diosa Isis lamentándose por la muerte de su esposo Osiris. Período ptolemaico. MET, Nueva York.

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Antes de interpretar este papel, las dos mujeres debían purificarse cuatro veces cada siete días. Después pronunciaban la fórmula "soy pura, clara y he recibido el incienso". Para purificar su boca, las plañideras mascaban natrón y luego se las rociaba de incienso. Entonces, los cánticos se elevaban al cielo y se instaba a Osiris a regresar a la vida. Así, gracias a la intercesión de las divinas plañideras, el dios resucitaba en el más allá, al igual que lo hacía el alma del difunto al que estas mujeres lloraban tan ruidosamente y de un modo tan profesional.