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Desenterrando el pasado: Episodio 39

Las fascinantes comunidades canoeras de la Patagonia chilena

Supieron adaptarse a la perfección al entorno que les rodeaba: un enorme territorio poblado de centenares de islas. Para ello, aprendieron a navegar en canoas y a sacarle el máximo partido posible a los recursos naturales, principalmente marinos, que les ofrecía el lugar. Su embarcaciones, hechas con la corteza de los árboles, tenían unas claras capitanas: las mujeres.

Supieron adaptarse a la perfección al entorno que les rodeaba: un enorme territorio poblado de centenares de islas. Para ello, aprendieron a navegar en canoas y a sacarle el máximo partido posible a los recursos naturales, principalmente marinos, que les ofrecía el lugar. Su embarcaciones, hechas con la corteza de los árboles, tenían unas claras capitanas: las mujeres.

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TRANSCRIPCIÓN DEL PODCAST

Hoy cogemos la canoa para movernos por el sur del sur… Nos vamos a la Patagonia chilena. A la región de Magallanes, formada por miles de islas y canales, para conocer las comunidades de cazadores recolectores que habitaron el lugar. Se trata de las denominadas comunidades canoeras, en un rato sabremos por qué las llamaban así. 

Un equipo de arqueólogos español junto con equipos internacionales explora la zona en busca de evidencias que permitan conocer con más detalle cómo vivían estas comunidades, cómo era su subsistencia y, lo más destacable, cómo se desplazaban por el agua

Construían canoas de corteza de árbol, con las que conectaban los miles de islas de la región y que les permitían acceder a una ingente variedad de recursos marinos que aseguraban su subsistencia. Un dato importante: estas canoas eran exclusivamente conducidas por mujeres

Hoy sabremos más sobre estas curiosas comunidades, también llamadas “nómadas del mar”, que poblaron hace al menos 6.500 años el extremo sur de América. 

Bienvenidos a un nuevo capítulo de“Desenterrando el pasado”

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Más allá de los cazadores recolectores de los que hablaremos durante este rato, Conozcamos a los protagonistas de este episodio. 

Raquel Piqué y Alberto Garcia-Piquer son dos de los investigadores españoles que lideran el proyecto que está investigando las poblaciones indígenas que se asentaron en el área de Tierra del Fuego y Patagonia. 

Raquel es arqueóloga y profesora catedrática del Departamento de Prehistoria de la Universidad Autónoma de Barcelona. Y Alberto es también arqueólogo y investigador postdorctoral en el mismo departamento de prehistoria de la UAB. El proyecto que dirigen comenzó en 2018 y lo denominaron 'Arqueología en el mar interior de última Esperanza'. 

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Es una colaboración entre investigadores españoles de la UAB junto con investigadores chilenos de la Universidad de Magallanes. Además, hay otras instituciones internacionales involucradas como el Centro Austral de Investigaciones Científicas de Argentina o la Universidad de Évora de Portugal. El trabajo está financiado, entre otros, por la Fundación Palarq

Hechas las presentaciones… ¡Echémonos al mar!

La región de Magallanes se encuentra en la Patagonia chilena. La conforman miles de islas e innumerables canales, fiordos y bahías que suman cientos de kilómetros de costas. 

Actualmente, uno de los centros urbanos con mayor población del lugar es Punta Arenas. 

“Es la tierra más austral del mundo y está situada en la banda occidental del cono sur de América del sur. Desde la cordillera de los Andes hacia el Pacífico, y es una zona que está formada por un inmenso archipiélago y una gran cantidad de canales que surcan entre las islas, con lo cual tiene una gran superficie de costa”.  En las últimas décadas, los arqueólogos chilenos y argentinos han hallado evidencias de que desde hace al menos 6.500 años las poblaciones humanas más australes del mundo ocuparon este extenso y accidentado paisaje marítimo. 

Las condiciones climatológicas de la Patagonia chilena

Conozcamos cuál es el clima en este territorio. 

“Se trata de una zona fría, húmeda, templada, no es una clima extremo, sino que es un clima relativamente templado. Es decir, no hay grandes contrastes entre invierno y verano pero es un clima húmedo, lluvioso, donde el viento está presente siempre y determina las condiciones de navegabilidad. Las determina hoy en día y determinó en el pasado a los grupos de cazadores recolectores”. 

Un clima húmedo acompañado de un viento importante, que es claramente el protagonista del lugar, según cuentan los investigadores. 

Como podemos imaginar el clima no supone para los investigadores un impedimento para poder trabajar allí, pero sí que es preciso destacar que la navegación por las islas, canales y fiordos no es nada fácil. Este hecho explicaría por qué esta región ha sido hasta el momento poco explorada. 

Para moverse por la zona, Raquel y Alberto y el resto del equipo del proyecto precisan de los servicios de transporte de embarcaciones locales. Este hecho condiciona su investigación, así como los ritmos de subida y bajada de la marea o el sinuoso litoral que a veces parece inexorable.

Ambos están convencidos de que estas dificultades eran sorteadas con habilidad por los cazadores recolectores que habitaron esta región hace miles de años. 

“Lo que para nosotros es una dificultad para ellos era una facilidadse tarda más a cruzar una de estas islas a pie. Nosotros estamos acostumbrados a mirar el mundo desde la tierra, ellos y ellas miraban el mundo desde el mar. Lo que para nosotros son barreras y dificultades de transportes para ellos era lo contrario, ¿no? Era la posibilidad de acceder fácilmente de una costa a la otra, porque estas islas tienen una vegetación muy densa, con lo cual a veces que rodeándola con embarcación o por las playas. 

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Los investigadores, así como la gran mayoría de los humanos, estamos acostumbrados a una vida terrestre. Pero las poblaciones indígenas parece que se desplazaban sin problema entre las casi 6.000 islas que conforman este territorio laberíntico.

“Es un laberinto inmenso en el cual se podían mover por agua pero también hay pequeños puntos que permiten cruzar por tierra y que permiten conectar todos estos canales. La movilidad en el pasado era muy diferente. Los grupos cazadores recolectores canoeros se movían por esta autopista de agua pero cuando podían cogían la canoa, se la cargaban al hombro y la cruzaban, a lo mejor 200m a través de un paso terrestre y pasaban a otros canal ¿no?”

Hasta ahora hemos hablado de cazadores recolectores y de sociedades indígenas, pero la manera como se conoce a las comunidades que habitaron este lugar es como canoeras. Comunidades canoeras son aquellas que tienen un modo de vida adaptado o condicionado por el entorno marino. 

“Básicamente no solo porque usen como medio de transporte las embarcaciones sino también porque sus estrategias de subsistencia se basan en la explotación de estos recursos litorales que condicionan esta movilidad. Por ejemplo, la pesca, la explotación de mamíferos marinos, los moluscos, esto constituye su base alimentaria. Y esto es lo que hacen que se desplacen entre estos canales buscando los lugares donde estos grupos sabían que podían encontrar estos recursos”. 

La base alimentaria de las comunidades canoeras la constituyen la pesca, la explotación de mamíferos marinos, los moluscos.

Por lo tanto se les conoce como “canoeros” o, cómo dicen los investigadores, “nómadas del mar”. Y, ¿cómo eran esas canoas? ¿Cómo las usaban para desplazarse?

Según ha podido documentar el equipo del proyecto, los canoeros se desplazaban fundamentalmente con canoas de corteza.

“Canoas realizadas, construidos con planchas de corteza de Nothofagus que es un tipo de árbol, el haya antártica, propia de los bosques patagónicos. Elaboraban con tres grandes planchas de corteza, dos para los lados y uno para la base y las cosían. Y luego las volvían estanca, para que no entrara agua, con diferentes materiales vegetales”. 

Cuentan los expertos que eran unas embarcaciones totalmente adaptadas al medio acuático. Permitían una navegación muy dócil y cómoda. Además, siempre presentaban una pequeña hoguera en mitad de la embarcación para calentar a los tripulantes. 

Tecnología básica pero útil

De hecho, resulta paradójico, pero mientras los navegantes europeos navegaban con dificultad por esta zona tratando de encontrar una salida al océano Pacífico, los canoeros se desplazaban sin problemas por este laberinto de canales. 

“Esas canoas navegaban perfectamente. Eran capaces incluso de seguir la estela de los grandes barcos europeos y encima tenían la gran ventaja de que podían ser transportadas por tierra, como comentaba antes. Presentaban una movilidad mucho más híbrida, más flexible, más adaptada al laberinto y canales de los canales occidentales. Y, por lo tanto presentan más ventajas, para esa zona que las propias embarcaciones europeas, se movían con remos, no iban a vela con lo cual no dependen del viento”. 

En fin, usaban una tecnología aparentemente simple pero muy efectiva que funcionó durante miles de años. Pero, de hecho, cuando Raquel y Albert navegan por esta región durante su campaña, son conscientes de las durísimas condiciones ambientales a las que estaban expuestos estas poblaciones. 

Los investigadores son conscientes de las durísimas condiciones ambientales a las que estaban expuestas estas poblaciones.

Cuando el mar está revuelto y hay tempestad la verdad es que da miedo, da miedo incluso con tus embarcaciones modernas, ¿no? Y allí sí que piensas en lo duro que debía serla vida en esos momentos, en que debían necesitar refugiarse donde fueran. Tienes que pensar que sus viviendas eran bastante precarias… En construcciones simples, de madera como mucho cubiertas con ramas de árbol, o tal vez con alguna piel, pero que no era refugios que permitiera entrar en calor, no eran refugios cómodos a nuestros ojo, ¿no? Vivían con una exposición al ambiente que nosotros no tenemos, no somos capaces ni de imaginarnos, estar 24 horas al día con este impacto constante, de un clima adverso o de este movimiento en la canoa…”

Bien, los investigadores saben que usaban canoas para desplazarse pero hasta el momento se ha encontrado muy poca evidencia arqueológica de su construcción y uso en el pasado. Este es uno de los objetos de estudio del proyecto. De momento no han encontrado ninguna canoa entera abandonada hace miles de años en el lugar.

“Como encontrar arqueológicamente este tipo de embarcación que se construía con materiales perecederos hace que su conservación sea muy difícil. Se trata de ir armando el puzzle a partir de evidencias indirectas, a partir de los instrumentos que utilizaban, a partir de las marcas de descortezamiento en los árboles de donde arrancaban la corteza. Esto lo hemos podido documentar en la región donde trabajamos y nos ha permitido verificar las descripciones etnográficas y ver que hasta época muy reciente se seguían utilizando esta corteza. Pero no tenemos árboles vivos, los árboles de donde extraían las corteza viven aproximadamente unos 200/300 años, no podemos saber exactamente hace 6.000 años qué instrumentos utilizaban o de momento no lo hemos podido saber”. 

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Para que nos hagamos una idea de las medidas. Cuentan los expertos que las canoas tenían entre 3 y 4 metros de largo. ¿Y entonces, cuánta gente cabía dentro?

“Corresponde normalmente a una unidad familiar, de unas 5 o 6 personas, contando niños, normalmente esta era la capacidad que tenían estas canoas”.

Una tarea ardua y femenina

Pero aquí, uno de los datos más destacables explicados hasta el momento… tirando de canción pop española… ¿Quién manejaba esas barcas? ¿Esas canoas? 

Según los etnógrafos, esas canoas estaban dirigidas por mujeres. Vamos a ello!

Pues sí, eran ellas las que remaban y transportaban a sus familiares en esas canoas. Porque en las sociedades de cazadores recolectores de las que estamos hablando existía una división sexual del trabajo. 

“Se ha documentado etnográficamente, exploradores, antropólogos y etnógrafos observaron que era la mujer la única que sabía manejar la canoa y la única que sabía nadar. Eso hacía que tenían que compartir muchos trabajos, que por ejemplo la caza del lobo marino, que es una caza que se hace desde la canoa, implica la cooperación entre hombres y mujeres pero eso también hace que ciertas actividades sólo las podían hacer las mujeres porque eran las únicas que podían nadar, ¿no?

Por lo tanto, esta división de los trabajos estaba normalizada socialmente. Los hombres cazaban y las mujeres nadaban, cuidaban de los pequeños, llevaban las canoas… 

exploradores, antropólogos y etnógrafos observaron que era la mujer la única que sabía manejar la canoa y la única que sabía nadar

Y, ¿qué cazaban estos canoeros? Pues no tenían problemas para alimentarse. Disfrutaban de un enorme buffet libre de recursos marinos siempre a su disposición.

“Es una zona rica en recursos, tanto a lo que se refiere a los marinos; lobos marinos, elefantes marinos, hay muchos cetáceos, rico en moluscos, crustáceos, si que tiene una riqueza en recursos que hace que te hace para subsistir. Pero también para vivir vivieron, quizá hay otras zonas próximas en la Patagonia que la cantidad de recursos no son ni tan diversos ni tan fáciles de obtener”. 

Esta es una de las grandes ventajas de  de las zonas litorales , la abundancia de recursos disponibles. No se sabe cómo llegaron allí los cazadores recolectores, pero los investigadores apuntan a que cuando llegaron se quedaron porque encontraron recursos que les permitieron vivir durante milenios. 

Y, ¿cómo saben los investigadores qué comían? Pues porque las evidencias arqueológicas en este caso son bien claras. No es difícil, dicen los expertos, avistar un conchero en algún rincón de alguna isla de la región. 

Un conchero es un depósito de origen antrópico, de origen humano, formado por residuos alimentarios. Como, por ejemplo, las conchas de los moluscos

“Tienes que imaginarte una población relativamente móvil que se asienta en una playa y está allí unos días, consume todas las lapas, mejillones, crustáceos que encuentra y  todas las cáscaras las va depositando alrededor de su cabaña. Se van se desplazan a otro lugar y tal vez posteriormente regresan allí vuelven a consumir y entonces de van acumulando capas y capas de conchas depositadas en varios momentos. Y algunas pueden llegar a tener incluso varios metros de altura”.

Son fáciles de reconocer cuando se hace una exploración arqueológica, porque se ven a simple vista. 

Vamos a conocer un poco más a estos investigadores con algunas preguntas más personales. Empezamos preguntando… 

¿Qué es lo que más te fascina de la evolución humana?

“A mí una de las cosas que más me llama la atención es la capacidad de adaptación a cualquier entorno que te puedas imaginar. que nos podamos encontrar humanos en Magallanes y que los podamos encontrar en el desierto del Kalahari. Y que hayan podido vivir en estos entornos”.

“A mi la verdad que con el tiempo cada vez lo que más me impresionan son el hecho de que existieran muchos modos de vida diferentes y hoy en día nos imaginamos que solo hay una manera de vivir nuestro mundo, en la tierra, y el pasado es una colección de cientos de manera s diferentes de entender , de interpretar y de vivir el mundo y sobre todo tenemos mucho que aprender de eso”. 

¿En qué momento de la historia, te hubiera gustado vivir? 

Raquel se queda con las primeras comunidades de cazadores recolectores, ¿por qué?

“Porque tal vez es el modo de vida más diferente, a todos los procesos posteriores, porque allí aún vivíamos en contacto con la naturaleza y no éramos todavía capaces de producir y de explotar tanto nuestro medio. Entonces me parece una época muy interesante para conocer”. 

“Hombre si hubiera que escoger una momento, a  mi me gustaría escuchar la primera historia que explicó alguien por primera vez en la historia de la humanidad, en torno al fuego, el primer mito, la primera interpretación de lo que fuera me gustaría estar esta noche junto al fuego escuchándola”. 

¿Qué gran descubrimiento arqueológico te hubiera gustado desenterrar? 

“Yo creo que es importante en general el no descubrimiento en arqueología, es decir, a veces me gusta en las películas cuando dicen hemos descubierto una ciudad perdida, hombre estaba allí delante no has descubierto nada. A veces en lo más cotidiano y en lo más normal está un poco realmente la información. Pero si pudiera decir algo que me gustaría encontrar ahora cuando volvamos a esa región ya que estoy trabajando bastante sobre el tema de la navegación, me gustaría encontrar un fragmento o una canoa entera si se pudiera pedir, de corteza, para poder analizarla y si la podemos datar en hace unos 2.000 / 3.000 años ya sería increíble, porque tendríamos la evidencia de una canoa de corteza que antes comentábamos”. 

El equipo del proyecto tiene previsto en las próximas campañas explorar nuevas islas e investigar el sector norte del mar interior. Para tratar de datar la antigüedad del poblamiento de las sociedades canoeras de la zona, su estacionalidad, sus estrategias de subsistencia, etc. Y cómo no, su fascinante movilidad gracias a  las canoas. Unos objetivos que abordarán en los próximos años.

Porque como siempre decimos, conocer nuestro pasado es conocernos mejor en el presente

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