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Tal vez una de las anécdotas más sorprendentes en torno a Adolf Hitler y el Tercer Reich sea la aparición de un pasaporte falso a nombre del líder nazi que fue confeccionado durante la Segunda Guerra Mundial por un grupo de agentes de la inteligencia británica. En aquella época, el ejército británico contaba con un grupo especial llamado Special Operations Executive (SOE), que fue impulsado por dos importantes miembros del Gobierno: el primer ministro Winston Churchill y el ministro de Guerra Económica Hugh Dalton. Entre sus muchas misiones, los SOE se encargaban de llevar a cabo tareas de espionaje, sabotaje y de reconocimiento en la Europa ocupada por los nazis, así como de apoyo a los diferentes movimientos de resistencia que iban surgiendo en el continente.
En realidad, pocas personas sabían de la existencia del SOE. A los que formaban parte de este grupo o estaban en contacto con él se los apodaba Baker Street Irregulars, por la calle donde se ubicaba la sede de la organización en Londres, aunque también se los conocía con nombres tan pintorescos como el "Ejército secreto de Churchill" o el "Ministerio de guerra poco caballeroso". Asimismo, sus diversos departamentos, y a veces hasta la organización entera, se ocultaron por motivos de seguridad nacional detrás de nombres tan rocambolescos como "Junta técnica conjunta" o "Oficina de investigación entre servicios".

Adolf Hitler junto a Heinrich Himmler y Rudolf Hess.
Foto: Cordon Press
¿Una broma o una advertencia?
Como toda organización gubernamental, los agentes integrados en este grupo utilizaban todo tipo de falsificaciones para poder pasar inadvertidos: licencias de armas de fuego, permisos de trabajo falsos y, como no, pasaportes. Para ello, el grupo contaba con un experto equipo de falsificadores en el que estaban incluidos algunos de los mejores especialistas de la historia de la falsificación, hombres que habían dado con sus huesos en la cárcel en más de una ocasión. Las falsificaciones logradas por este equipo llegaron a ser tan perfectas que muchas de ellas se han conservado en perfecto estado. Un ejemplo de lo lejos que llegaron en la creación de este tipo de documentos, y aunque pueda parecer increíble, es el pasaporte falso de Adolf Hitler.
Las falsificaciones llegaron a ser tan perfectas que muchas de ellas se han conservado en perfecto estado. Un ejemplo es el pasaporte falso de Adolf Hitler.

Imagen del pasaporte falso de Adolf Hitler en el que puede verse una gran "J" que lo identificaba como judío, realizado por el Ejecutivo de Operaciones Especiales (SOE).
Foto: Tim Ockenden / PA Images / Getty
Pero ¿Por qué motivo el SOE hizo este pasaporte? Realmente, no esta claro. Es posible que solo fuera para que la Alemania nazi comprobara hasta qué punto de perfección eran capaces de trabajar los servicios de espionaje británicos o, simplemente, podría tratarse de una muestra más del típico humor inglés del año 1941. Tal es así que en el documento falso se dice de Hitler que es pintor (hay que recordar que de joven fue rechazado como alumno en la Academia de Bellas Artes de Viena), se describe su complexión física, color de ojos, el sexo e incluso se dice que lleva el bigote recortado.
¡Hitler es judio!
Pero el pasaporte falso de Hitler no fue el único documento comprometedor que emitió el SOE. La organización afirmó habérsela jugado con éxito al jefe del Estado Mayor General que planificó y ejecutó la Operación Barbarroja, Franz Halder, puesto que le atribuyeron sentimientos contrarios al Führer en unos documentos falsos. Incluso existen informes que aseguran que en el año 1943 se lanzó en Alemania una remesa de sellos postales falsificados con la imagen de uno de los principales líderes del Partido Nacionalsocialista, Heinrich Himmler.
El SOE atribuyó a Franz Halder, jefe del Estado Mayor General de Alemania, sentimientos contrarios al Führer en unos documentos falsos.
Durante la Segunda Guerra Mundial, en Alemania todos los ciudadanos de origen judío tenían que poder ser identificados por los empleados de seguridad, la policía y las fuerzas armadas por una gran J (jude) que llevaban estampada en rojo en sus pasaportes. En las páginas interiores del falso pasaporte de Hitler también se llegó a estampar un visado falso en nombre del departamento de migración del Gobierno de Palestina, y la misma "J" en color rojo que debían llevar los pasaportes auténticos. El visado, que está fechado el 19 de julio de 1941 y firmado por el inspector de migración, establece que Adolf Hitler tiene "permiso para permanecer permanentemente en Palestina como inmigrante".