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En 2008, Carlos Somolinos, un buzo y pescador de Amposta, descubrió un barco naufragado en el delta del Ebro mientras buscaba una red de arrastre que se había extraviado en el fondo. La red se había quedado enganchada entre los restos semienterrados de un barco militar del siglo XIX que no había sido expoliado. El Centre d'Arqueologia Subaquàtica de Catalunya (CASC) recibió el aviso y emprendió su investigación. La excavación continúa después de más de siete años y, aunque todavía se desconoce el nombre del navío, su historia se ha podido reconstruir de forma minuciosa. El Deltebre I, como ha sido bautizado, formó parte de una flota militar inglesa que en 1813, durante la Guerra de la Independencia Española, asedió Tarragona para liberarla y dividir las fuerzas francesas, pero la operación resultó un fracaso. "Fue la primera derrota inglesa después de la batalla de Trafalgar", explica a este medio Gustau Vivar, quien dirige el CASC y la excavación del Deltebre I. Tras la derrota, un temporal soprendió a la flota inglesa en retirada y varias naves encallaron en la zona de Els Alfacs, en el delta del Ebro. Las embarcaciones fueron evacuadas y su cargamento recuperado, pero una parte se hundió inexorablemente en el mar. La exposición itinerante Deltebre I. La historia de un naufragio reúne algunos de estos objetos únicos, perfectamente restaurados. La muestra, que ya ha pasado por Girona, Alicante y Tarragona, se puede visitar en el Museu d'Arqueologia de Catalunya, en Barcelona, hasta el 6 de marzo.
Una botella de vino... llena
Los objetos recuperados reflejan el potencial bélico de la nave: un cañón de bronce del reinado de Jorge III de Inglaterra; un calibrador de cañones; balas de cañón; barriles llenos de pólvora y de balas de diferentes tamaños; espoletas para bombas; piedras de sílex para fusiles... "Cuando se movían entre tanta pólvora utilizaban tacones de plomo para evitar que se produjeran chispas y explosiones indeseadas. De ahí viene la expresión 'andar con pies de plomo', es decir, con precaución", comenta Vivar. Los arqueólogos también han recuperado un botón de una casaca en el que aparecen representados tres cañones, el símbolo del Arsenal Real de Woolwich, que también inspiró el escudo del Arsenal Football Club. Los objetos cotidianos, del día a día en el barco, resultan igual de fascinantes: los utensilios del capitán, entre ellos su sello (D. Chambers), su compás y su tintero; una suela de zapato con talón de plomo; una bota de cuero increíblemente conservada; una esponja natural; monedas rusas para pagar a la soldadesca de ese país; una figurilla fálica; una jeringuilla de médico; y numerosas botellas de vino, una de ellas... llena. El vino que contenía, conocido como fondillón, se elabora desde tiempos remotos en la provincia de Alicante y, aunque casi desapareció con la plaga de la filoxera, está recuperando su antiguo prestigio. El Deltebre I sigue en fase de excavación. Los arqueólogos saben que tenía 35 metros de eslora y un timón de casi diez metros de longitud, que se conserva íntegro. Fue un barco de guerra, provisto de artillería y otras armas, que fracasó en dos ocasiones: durante el asedio de Tarragona y en el delta del Ebro. Hoy es un éxito para la arqueología.