El 2 de marzo de 1996, Zahi Hawass, secretario general del Consejo Superior de Antigüedades Egipcias y explorador residente de National Geographic Society, se hallaba en la excavación arqueológica del cementerio de los constructores de la Gran Pirámide, en Giza, cuando su asistente, Mansour Bouriak, le informó de un sensacional descubrimiento en la zona del desierto de Bahariya. "¿No será ésta una de tus bromas?", respondió Hawass, incrédulo. Bouriak le dijo que el encargado del Consejo en Bahariya, Ashry Shaker, estaba allí y quería hablar con él.
Al parecer, mientras un vigilante de la zona realizaba su turno, su burro quedó atrapado por una pata en un agujero en el suelo. Según Shaker, el guardia le dijo: "Creo haber visto un destello de oro". Fue así como se descubrió el Valle de las Momias de Oro, una de las mayores concentraciones de momias intactas del antiguo Egipto. No se dio a conocer al mundo el hallazgo hasta 1999, alegando la necesidad de preservar de los saqueadores un yacimiento que inicialmente no se pudo explorar por falta de fondos.
Momias grecorromanas
El Valle de las Momias de Oro está ubicado a 15 minutos de El Bawiti, en el oasis de Bahariya, a unos 400 kilómetros de El Cairo. Aunque hay vestigios de población en la zona desde el Paleolítico, fue durante el Reino Medio cuando este punto verde en medio del desierto atrajo la atención de los gobernantes egipcios, pues en él confluían las rutas comerciales y de los nómadas, y constituía un enclave defensivo de las fronteras del oeste. Bahariya floreció sobre todo a partir de la dinastía XXVI y tras la llegada de Alejandro Magno y los Ptolomeos, los faraones griegos.
Fue durante el Reino Medio cuando este punto verde en medio del desierto atrajo la atención de los gobernantes egipcios, pues en él confluían las rutas comerciales y de los nómadas.

Vista del oasis de Bahariya, en Egipto, en cuyas inmediaciones se descubrió el Valle de las Momias de Oro.
Foto: iStock
De hecho, la mayoría de las momias descubiertas corresponden al período grecorromano (entre los siglos IV a.C. y IV d.C.), cuando el oasis sirvió de centro exportador de vino al resto del valle del Nilo. Fue entonces, como ha demostrado la excavación dirigida por Hawass, cuando la población del oasis, formada en su mayoría por artesanos y comerciantes, se hizo enterrar en panteones familiares que a lo largo del tiempo acumularon momias de hombres, mujeres y niños de diversas edades, las Momias de Oro, espléndidamente ataviadas con bellos cartonajes y máscarascubiertas con finas capas de oro sobre estuco.
Elementos egipcios y griegos
La momificación en época grecorromana ponía el énfasis en el aspecto exterior de la momia. El cadáver, una vez vaciado, era reforzado con palos o juncos, y recubierto con grandes cantidades de resina. "Aún podía percibirse el olor de la resina empleada", declaró el propio Hawass recordando el momento en que entró en las tumbas. Posteriormente se envolvía la momia en un vendaje de lino formado con intrincados dibujos geométricos que le conferían sensación de profundidad. A veces, sobre el torso y la cara del difunto se modelaba la máscara funeraria con un cartonaje de papiros que se enyesaban y pintaban, y que, en el caso de las familias pudientes, se cubrían con finas capas de oro.

Sarcófago perteneciente al hermano del gobernador de Bahariya durante la dinastía XXVI, descubierto en 2004.
Foto: AP
La decoración de vendajes y máscaras de las momias de Bahariya muestra una llamativa combinación de elementos egipcios y griegos. Junto a imágenes de dioses egipcios, como Isis, Anubis u Horus, se representaban peinados grecorromanos. Una momia femenina hallada en un sarcófago de madera tenía a sus pies una estela que mostraba a la difunta vestida a la romana y dirigiéndose al umbral de una puerta que la llevaría a la resurrección. Sobre el rostro de algunas momias se colocaban unas plaquitas de obsidiana, mármol o vidrio que simbolizaban los ojos y párpados, dotando de vida a la mirada del difunto.
Una momia femenina hallada tenía a sus pies una estela que mostraba a la difunta vestida a la romana y dirigiéndose al umbral de una puerta que la llevaría a la resurrección.
Se han hallado momias pertenecientes a las clases menos favorecidas del oasis, en muy mal estado de conservación, que habían sido envueltas de forma descuidada durante la momificación y no habían sido depositadas dentro de ningún sarcófago en las tumbas. Asimismo se han encontrado sarcófagos antropomorfos realizados en terracota. Otras veces aparecen elementos conmovedores, como una momia femenina cuyo rostro se había moldeado de lado para poder contemplar la momia de su esposo, yacente junto a ella, que, aparentemente, había fallecido con anterioridad.
Tumbas y ajuares
La mayor parte de las tumbas descubiertas tienen una estructura similar. Unos escalones de acceso dan paso a una pequeña habitación, en la que se recibía el cuerpo del difunto. Después, un pequeño pasillo conduce a los nichos laterales donde eran depositados los cadáveres. Hay tumbas que semejan una especie de catacumbas en las que simplemente se apilaban las momias. Como decoración, algunas sepulturas muestran al dios Anubis pesando el corazón del difunto junto con la pluma de Maat, ante Osiris.
Algunas sepulturas muestran al dios Anubis pesando el corazón del difunto junto con la pluma de Maat, ante Osiris, el dios del inframundo.
En los ajuares funerarios se han hallado estatuas de plañideras y del dios Bes, protector del hogar; vasijas de ofrendas con restos de vino y comida, y joyas de bronce, plata, cobre, fayenza y marfil. También se han encontrado monedas de época grecorromana, una de ellas del reinado de la famosa Cleopatra VII. Así, entre los hallazgos más notables figuran el sarcófago de piedra caliza que escondía la momia del gobernador de Bahariya durante la dinastía XXVI, Djed-Khonsu-euf-Ankh, y las momias de su esposa Nesa II, su hermano y su padre. De ese mismo período son las tumbas de Ta-Nefret-Bastet, Ped-Ashtar y Thaty, saqueadas en época romana y que posteriormente fueron reutilizadas.

Momias descubiertas en 2004 en el Valle de las Momias de Oro.
Foto: AP
El descubrimiento de 1996 cambió las vidas de los actuales pobladores de Bahariya, ya que para entrar en ciertas tumbas se tuvieron que demoler algunas casas, cuyos moradores recibieron una compensación por parte del Estado. Para la egiptología, el Valle de las Momias de Oro es uno de los yacimientos más importantes para conocer el período grecorromano de Egipto. Y, además, su estudio está aún lejos de haber terminado; en palabras de Hawass, la excavación en la zona de Bahariya podría durar décadas y en el curso de la misma se espera descubrir más de 10.000 momias.