Primera Guerra Mundial

Navidades en una Europa en guerra

A finales de 1914 habían pasado casi cinco meses desde el inicio de la primera guerra mundial. Muchos creyeron que el conflicto acabaría rápidamente y que para Navidad los soldados estarían de vuelta, pero las fiestas se celebraron con cientos de miles de hombres en las trincheras.

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Regalos de Navidad para los soldados

Foto: Roger Viollet / Aurimages

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Regalos de Navidad para los soldados

En todos los países implicados en la contienda se organizaron campañas para distribuir regalos navideños a sus soldados en el frente. Esta foto muestra la visita del presidente francés Raymond Poincaré (la figura más a la izquierda), el 21 de diciembre de 1914, al almacén en el que la Cámara de Comercio de París centralizaba los donativos para los soldados franceses. "Una gran cantidad de paquetes están listos para ser transportados al frente; el mercado de vinos ha proporcionado 1.200 botellas", informaba el diario Le Temps al día siguiente.

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Foto: Topham picturepoint / Cordon Press

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Presente real

Por su parte, los combatientes alemanes recibieron como regalo del káiser Guillermo II una pipa (para los soldados) y una cajetilla de cigarros (para los oficiales). A los soldados británicos se les entregó de parte de la princesa María una cajita con chocolate, un caramelo típico y cigarrillos junto con un saludo del rey Jorge V: "Que Dios os proteja y os traiga salvos a casa".

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Foto: Excelsior / L'Equipe / Roger-Viollet / Cordon Press

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El ganso de la Entente Cordiale

Los preparativos para celebrar esa atípica Navidad siguieron su curso. En el frente norte, donde los aliados luchaban codo con codo, el ganso navideño sería asado alrededor de una bayoneta después de su sacrificio. Esta fotografía fue publicada en el diario Excelsior el viernes 25 de diciembre de 1914.

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Foto: National Army Museum

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La tregua de Navidad

La historia más famosa de la Navidad de 1914 es la tregua espontánea que se declaró en numerosos puntos del frente, especialmente en el que oponía a británicos y alemanes. Aunque el Alto Mando emitió órdenes estrictas contra la confraternización, muchos oficiales toleraron este alto el fuego no oficial. Esta imagen de un álbum de fotografías del Teniente Coronel del Regimiento de East Surrey A. F. Logan iba acompañada de una nota manuscrita: Navidades de 1914. Una charla amistosa con el enemigo".

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Foto: Topham picturepoint / Cordon Press

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Confraternización

En la Nochebuena, los soldados alemanes habían iluminado los árboles en sus trincheras y empezaron a cantar villancicos, a lo que los británicos respondieron entonando sus propias canciones. A la mañana siguiente, grupos de combatientes de ambos bandos se encontraron en la tierra de nadie y confraternizaron durante algunas horas. En esta imagen, un grupo de soldados alemanes de un regimiento sajón posa junto a dos ingleses de la 5ª Brigada de Fusileros (uno a la izquierda con un gran abrigo y en el otro en el centro con pasamontañas) en el bosque de Ploegsteert, en Bélgica el día de Navidad de 1914.

La tregua en el frente

Foto: Bridgeman / ACI

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Pausa en el combate

Soldados de ambos bandos avanzaron desde sus trincheras hacia tierra de nadie intercambiando comida, tabaco, cigarrillos, bebidas, insignias y botones. En la foto un soldado alemán dando fuego a otro británico.

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Foto: EMPICS Sports Photo Agency / Cordon Press

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El mito del fútbol

Según algunas informaciones, parece que incluso se jugó algún partido de fútbol, aunque, de ser cierto, este fue un hecho aislado. En cualquier caso, no serían partidos propiamente dichos, sino más bien improvisados encuentros en los que se realizarían poco más que chuts de pelota. Esta fotografía pertenece a un partido jugado el día de Navidad de 1915 entre soldados británicos.

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Foto: Mary Evans P.L. / Cordon Press

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Alto el fuego mal visto

La tregua de Navidad de 1914 no fue bien vista por todos. Cuando se publicó la noticia en los periódicos, acompañada a veces de fotos, mucha gente expresó indignación mientras que los mandos la consideraron una ruptura de la disciplina y exigieron explicaciones. "Soldados británicos y alemanes confraternizaron entre las trincheras", reza el pie de esta foto, publicada tras las Navidades de 1914.

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Foto: Associated Press

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Sin tregua en Navidad

En los años siguientes no se produjo nada parecido al cese de hostilidades de 1914. El británico Walter Hare recordaba que en Navidad "no hubo tantos bombardeos, pero no hubo una parada. Los bombardeos y los disparos continuaban ocasionalmente". En la fotografía dos soldados británicos en una trinchera con sombreros de papel de galletas de Navidad mientras un centinela usa un espejo para vigilar la tierra de nadie.

Sin tregua en Navidad

Foto: Heritage / Album

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El enemigo es el enemigo

Además, las condiciones cambiaron. Las trincheras se organizaron de forma más sistemática, para protegerse de una artillería que se hizo cada vez más eficaz y mortífera. Los mandos trataban con más dureza a los reclutas, y éstos estaban animados por un odio mucho más profundo hacia el enemigo tras años de guerra sin cuartel. En la imagen, artilleros canadienses en el frente del Somme a finales de 1916 cargan una bomba con un mensaje para los alemanes: "A busting time this Christmas", que puede traducirse como "Pasadlo bomba esta Navidad".

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Foto: Picture alliance ZB / Cordon Press

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Visita oficial

Durante estas fechas era más importante que nunca mantener alta la moral de las tropas. El káiser alemán Guillermo II (haciendo el saludo militar) y su hijo, el príncipe heredero Guillermo, a su izquierda, durante una visita navideña a las tropas alemanas en el frente occidental, fecha desconocida.

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Foto: TopFoto / Cordon Press

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Navidad en la trinchera

Incluso durante el día de Navidad, las trincheras debían estar atendidas. Era prácticamente imposible mantenerlas secas y antes de entrar en ellas los reclutas debían calzarse botas de goma que llegaban hasta el muslo. Varios soldados se prueban las botas de goma antes de entrar en las trincheras en la Navidad de 1916

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Foto: Print Collector / Heritage Image

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Cena de Navidad

A la crudeza de la guerra se añadía la inclemencia meteorológica. La Navidad de 1916 transcurrió en medio de un invierno espantoso: "Mi cena de Navidad fue una lata de ternera que había sacado de la nieve porque los ocupantes anteriores del foso la habían desechado" recordaba el oficial británico William Richards. Otros, más afortunados, podían improvisar al menos una mesa en la trinchera, como hizo el grupo de soldados ingleses que muestra la fotografía, también en 1916.

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Foto: Associated Press

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Salón improvisado

A pesar de la crudeza de la guerra, muchos todavía intentaban mantener las tradiciones navideñas e improvisaban comidas detrás de sus líneas. Como este grupo de soldados alemanes comiendo durante la Navidad cubiertos por un improvisado cobertizo.

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Foto: Everett Collection / Cordon Press

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Misa del gallo bajo tierra

La batalla de Verdún, librada entre el 21 de febrero y el 18 de diciembre de 1916, fue la más larga y sangrienta de la Gran Guerra, aunque su resultado final no fuera decisivo para la contienda. Menos de una semana después de finalizar, los franceses celebraban la misa de Navidad que refleja la fotografía. El lugar era el fuerte Douaumont, uno de los baluartes subterráneos construidos a lo largo de la línea del frente del río Mosa.

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Foto: Topham picturepoint / Cordon Press

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Misa de la victoria

Pocas horas más tarde, en el otro extremo del continente, August von Mackensen (a la izquierda con un sombrero de piel) salía de la iglesia después del oficio de Navidad celebrado por la mañana en Bucarest. La capital de Rumanía había caído el 6 de diciembre de 1916 tras una brillante campaña comandada por Von Mackensen, que le valió el ascenso a mariscal de campo.

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Foto: Historic England Heritage Images / Cordon Press

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Preparativos en la retaguardia

Una comida que no faltaba nunca entre las tropas británicas era el pudin: "lo único que puedo recordar sobre las Navidades es que comíamos pudin de Navidad todas las Navidades", explicaba el suboficial británico Frederick Higgins. Este plato se preparaba desde semanas antes. La imagen sobre estas líneas muestra las trabajadoras de la fábrica de alimentos Cadby Hall, en Inglaterra, en octubre de 1918 haciendo púdines de Navidad para las tropas en el frente.

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Foto: The Print Collector / Heritage Images / Cordon Press

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Navidad en familia

Los más afortunados pudieron gozar un permiso que les permitía regresar temporalmente a sus casas. En esta foto, varios soldados del ejercito británico compran pavos para comer con sus familias a su regreso a las Highlands de Escocia en las Navidades de 1915.

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Foto: Topham picturepoint / Cordon Press

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Permiso

Un soldado británico de permiso observa un escaparate navideño junto a su hijo en Londres en 1917.

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Foto: TopFoto / Cordon Press

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¿Último reencuentro?

Para muchos soldados la Navidad fue la última vez que pudieron ver a sus familias. La imagen sobre estas líneas muestra una de las últimas Navidades del recluta H.R. Cade, con su familia  durante un permiso de Navidad en una fecha indeterminada. El soldado murió el 31 de julio de 1917 en la batalla de Ypres.

Heridos de guerra

Foto: Alamy / Cordon Press

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Heridos de guerra

Las enfermeras que atendían a los heridos de guerra en los hospitales velaban porque el día de Navidad no pasara sin una pequeña celebración. Anna von Mildenburg, una cantante de ópera alemana, sirvió como enfermera durante la guerra y recordó así la Navidad de 1914: "Se me quedará grabado para siempre cómo nos encontrábamos en medio de los soldados, con las manos fervientemente unidas, y junto al árbol de Navidad cantábamos en voz baja la amada canción, rogando ardientemente: 'Paz a los hombres en la Tierra'". La imagen muestra un hospital de Berlín en la Navidad de 1914, con una enfermera decorando el árbol y otra ofreciendo algunos dulces a un herido.

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Foto: Excelsior / L'Equipe / Roger-Viollet / Cordon Press

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Regalos para los heridos

Louie Johnson, una enfermera inglesa, recordaba que los ciudadanos le daban pequeños regalos o dinero para comprarlos y ofrecérselos a los hospitalizados: un paquete de cigarrillos o una bufanda si iban a salir. Esta imagen, en la que se ve una enfermera repartiendo regalos en el Hospital Americano de París, fue publicada el 29 de diciembre de 1914 en el diario Excelsior.

Este artículo pertenece al número 217 de la revista Historia National Geographic.