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Cámara de Arte y Curiosidades, cuadro pintando por el artista flamenco Frans Francken el joven en 1636. Museo de Historia del Arte, Viena.

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Cámara de Arte y Curiosidades, cuadro pintando por el artista flamenco Frans Francken el joven en 1636. Museo de Historia del Arte, Viena.

Cámara de Arte y Curiosidades, cuadro pintando por el artista flamenco Frans Francken el joven en 1636. Museo de Historia del Arte, Viena.

Cámara de Arte y Curiosidades, cuadro pintando por el artista flamenco Frans Francken el joven en 1636. Museo de Historia del Arte, Viena.

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Curiosidades de la historia: episodio 132

Museos en casa: los gabinetes de curiosidades

En los siglos XVI y XVII se crearon colecciones privadas que mezclaban obras de arte, antigüedades y todo tipo de rarezas.

En los siglos XVI y XVII se crearon colecciones privadas que mezclaban obras de arte, antigüedades y todo tipo de rarezas.

Cámara de Arte y Curiosidades, cuadro pintando por el artista flamenco Frans Francken el joven en 1636. Museo de Historia del Arte, Viena.

Cámara de Arte y Curiosidades, cuadro pintando por el artista flamenco Frans Francken el joven en 1636. Museo de Historia del Arte, Viena.

Cámara de Arte y Curiosidades, cuadro pintando por el artista flamenco Frans Francken el joven en 1636. Museo de Historia del Arte, Viena.

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TRANSCRIPCIÓN DEL PODCAST

Cuernos de unicornio, plantas exóticas de tierras lejanas, aves extrañas, relojes de precisión extraordinaria, obras de arte... Éstos son algunos de los objetos que se exhibían en los peculiares museos que surgieron en la Europa de los siglos XVI y XVII. Se trataba de colecciones privadas, reunidas por príncipes, aristócratas, ricos burgueses o personas con inquietudes culturales, que las exponían en una sala especial de su propia casa.

En Italia a estos espacios se les llamaba stanzio, studiolo, museo o galería. En Alemania, Inglaterra o España se los llamaba generalmente «gabinete de curiosidades», también «gabinete dearte y maravilla» o «sala de rarezas».

Para saber más

Ashmolean Museum in July 2014

De gabinete de curiosidades al primer museo público del mundo

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Como se trataba de gabinetes privados, para visitarlos hacía falta una invitación personal del dueño de la colección. La organización y decoración de la sala destinada a contener os objetos estaba muy estudiada, ya que el gabinete de curiosidades representaba no sólo las aspiraciones políticas, intelectuales o profesionales de su dueño, sino también su estatus social y económico.

Éste era el caso de los coleccionistas pertenecientes a la realeza o la aristocracia, cuyos gabinetes buscaban producir un impacto estético, y en él predominaban los objetos exóticos, raros o difíciles de encontrar. Por otro lado se encuentra el gabinete del humanista, médico, boticario o filósofo, bastante más modesto, que servía a un fin más práctico y estaba orientado a actividades científicas.

Gabinete de un particular, cuadro pintado por el artista flamenco Frans Francken el Joven en 1625. Museo de Historia del Arte, Viena.

Gabinete de un particular, cuadro pintado por el artista flamenco Frans Francken el Joven en 1625. Museo de Historia del Arte, Viena.

Gabinete de un particular, cuadro pintado por el artista flamenco Frans Francken el Joven en 1625. Museo de Historia del Arte, Viena.

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Maravillas naturales

Lo que impulsaba la formación de estas colecciones era la curiosidad por todo lo que fuera inusitado. Los objetos expuestos se clasificaban en dos grandes categorías: las cosas naturales –en latín Naturalia–, es decir, todos aquellos animales, plantas o minerales que se podían encontrar en la Naturaleza; y las cosas artificiales, Artificialia, aquellos objetos que habían sido creados por manos humanas. Se manifiesta así el deseo del hombre del Renacimiento de conocer y organizar la realidad del mundo que ampliaba continuamente sus horizontes.

Para saber más

Cámara de Arte y Curiosidades, cuadro pintando por el artista flamenco Frans Francken el joven en 1636. Museo de Historia del Arte, Viena.

Los Gabinetes de Curiosidades, un mundo mágico y misterioso

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La cultura renacentista se caracteriza por la importancia que se concedió a la observación empírica del mundo natural, frente a la cuestionable información de los autores clásicos, como la que aportaba Plinio el Viejo en su Historia natural. Por ello, los humanistas estaban muy interesados en adquirir para sus gabinetes ejemplares de plantas, animales o minerales, a partir de los cuales crearon una taxonomía o clasificación rudimentaria de las distintas especies naturales.

Ello no impedía que se interesaran también por las aberraciones de la Naturaleza, como las cabezas de ciervos con cuernos deformados o cabras con dos cabezas (fueran reales o falsas). Poseer una de estas rarezas elevaba el prestigio del gabinete de curiosidades que las tuviera. El descubrimiento del Nuevo Mundo y la apertura de contactos con África, el Sudeste Asiático y el Lejano Oriente hicieron que el mundo natural conocido aumentara con nuevas plantas, animales y minerales, entonces considerados exóticos.

No todos los coleccionistas tenían acceso a estos ejemplares, pero el deseo de nombrar, describir y representar los nuevos especímenes y contrastarlos con los del continente europeo hizo que se inaugurara una red de intercambio de información con otros coleccionistas europeos con los que pudieran compartir y verificar sus hallazgos.

Así descubrieron, por ejemplo, que los cuernos de unicornio, que habían fascinado a los hombres de la Edad Media, pertenecían en realidad a ballenas narvales, con lo que el unicornio quedó desterrado al ámbito de la mitología. Un gran ejemplo de gabinete científico es el que creó la familia barcelonesa Salvador en la trastienda de su botica localizada en la calle Ample en la Barcelona del siglo XVII. Boticarios de profesión, los Salvador se embarcaron en una correspondencia y adquisición de especímenes científicos con otros coleccionistas localizados en lugares tan dispares como Montpellier, Ámsterdam, Madrid, Roma, París o Londres.

Su colección, que se ha conservado intacta (hoy se expone en el Instituto Botánico de Barcelona), incluye tortugas marinas, estrellas de mar, fósiles, minerales y diversas plantas con propiedades medicinales.

Las cosas artificiales

Igualmente, durante el Renacimiento se desarrolló también un gran interés por la historia. El mundo clásico, especialmente el de la antigua Roma, atraía desde siempre la atención, y por ello muchos coleccionistas empezaron a adquirir monedas, inscripciones, esculturas y utensilios romanos.

En los gabinetes aparecen también piezas e incluso momias del antiguo Egipto, así como objetos personales relacionados con personajes históricos. El coleccionismo de los siglos XVI, XVII y XVIII alentó así el desarrollo de la arqueología y la lucrativa actividad de los que se dedicaban a una forma primitiva de comercio de antigüedades. En los gabinetes, los artificialia o cosas artificiales incluían cualquier objeto hecho por el hombre que mostrara un gran virtuosismo artístico o técnico-científico.

Entre éstos se encuentran esculturas en madera, marfil o cuerno de gran complejidad, móviles, autómatas, relojes, astrolabios u obras de arte creadas por los artistas más famosos de la época. También aquí se incluirían los muebles que contenían las colecciones, ya que podían ser muy elaborados y solían incluir numerosos cajones y compartimentos secretos.

Además, la habitación donde se exponía la colección también solía estar decorada con imágenes al gusto del coleccionista. Por ejemplo, el estrecho studiolo (1570-1572) de Francisco I de Médicis en el Palazzo Vecchio contenía aproximadamente veinte armarios dispuestos en el centro de la sala junto a un escritorio y una silla, mientras que las paredes y el techo estaban ricamete decorados con pinturas de temas religiosos, mitológicos o científicos.

La primera ilustración conocida de un gabinete de historia natural se encuentra en Dell'Historia Naturale, obra de Ferrante Imperato

La primera ilustración conocida de un gabinete de historia natural se encuentra en Dell'Historia Naturale, obra de Ferrante Imperato

La primera ilustración conocida de un gabinete de historia natural se encuentra en Dell'Historia Naturale, obra de Ferrante Imperato.

Foto: Ferrante Imperato (CC)

Del gabinete al museo

Enfocados a las ciencias naturales o a las artes, estos gabinetes de curiosidades eran producto de una época en la que los humanistas intentaron entender y organizar la suma del conocimiento humano sobre el mundo natural. Con el paso del tiempo, los gabinetes se abrieron poco a poco al público en general, a veces con un propósito didáctico. Por ejemplo, en 1719 Pedro el Grande de Rusia creó un gabinete público en San Petersburgo, en casa de un noble, donde hizo exponer las colecciones de historia natural que compró en Holanda y Alemania a fin de que «el pueblo vea y se instruya».

En el siglo XVIII, muchas colecciones de gabinetes de curiosidades constituyeron la base de un nuevo espacio expositivo, los museos. Estas instituciones públicas marcaron la democratización del conocimiento y el desarrollo de la arqueología como disciplina científica y a la vez demostraron el poder político de las nuevas naciones-Estado.

La institucionalización de las colecciones terminó por hacer desaparecer los gabinetes de curiosidades, pero su legado permanece no solo en forma de museos y disciplinas académicas, sino también en la manera en la que nos relacionamos con el pasado y con el mundo natural.