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La dinastía Romanov reinó en Rusia desde 1613 hasta 1917, hace cien años, cuando la Revolución de Febrero logró la abdicación de Nicolás II, un hombre afable y bondadoso que no se sentía preparado para ser un zar. En un período turbulento, dominado por la guerra, la hambruna y las desigualdades sociales y económicas, Nicolás II se opuso obstinadamente a todo cambio político, desencadenando una oleada de protestas y revueltas que acabaron con la monarquía rusa. Se formó entonces un gobierno provisional que fue incapaz de tratar los problemas del país y que precipitó una guerra civil. Los bolcheviques, dirigidos por Lenin, finalmente tomaron el poder durante la Revolución de Octubre de 1917. La familia Romanov, incluidos el zar Nicolás II, su esposa Alejandra y sus cinco hijos, fueron asesinados en Ekaterimburgo en julio de 1918.
La exposición 1917. Los Romanov y la Revolución, del 4 de febrero al 17 de septiembre de 2017 en el museo del Hermitage en Ámsterdam, analiza el fin de la dinastía Romanov y los posteriores acontecimientos revolucionarios que ocurrieron hace exactamente cien años. Esta muestra excepcional, que no se repetirá en Europa Occidental, presenta 250 piezas de las colecciones del Museo del Hermitage en San Petersburgo, del Archivo Estatal de la Federación Rusa en Moscú y del Museo de Artillería en San Petersburgo. La exposición reúne películas, fotografías, pinturas, objetos artísticos y documentos históricos que narran la increíble transformación que vivió Rusia a comienzos del siglo XX, desde la elegante y floreciente San Petersburgo hasta el profundo malestar que desembocó en la Revolución Rusa. El visitante puede contemplar piezas únicas como cartas de amor, diarios, objetos personales de Nicolás II, Alejandra y sus hijos, notas y retratos del místico Rasputín, una copia de El capital de Karl Marx e incluso una de las armas homicidas. Rasputín, en un mensaje al zar, escribió: "En tiempos de tribulación no se desanime, el Señor aparecerá para elevarle".