El Museo de Arte de Lima exhibe el soberbio arte mochica

El MALI explora un tema poco difundido: las relaciones de convivencia, conflicto y negociación entre los mochicas y sus comunidades vecinas altoandinas

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Foto: Museo de Arte de Lima, Donación Memoria Prado

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Guerrero arrodillado y desarmado

Botella de asa estribo con representación de guerrero foráneo arrodillado y desarmado, del estilo mochica (400-850 d.C.).

Dibujo: Christopher B. Donnan and Donna McClelland Moche Archive, Trustees for Harvard University, Washington D.C. / MALI

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Guerreros mochicas y foráneos

Dibujo que representa un enfrentamiento entre guerreros mochi­cas y guerreros foráneos. Se pueden diferenciar los atuen­dos, las armas e incluso la forma de pelear.

Foto: Yutaka Yoshii, Proyecto Arqueológico Huacas del Sol y de la Luna, Ministerio de Cultura del Perú / MALI

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Atuendo ceremonial

Atuendo ceremonial de estilo mochica (200-850 d.C.) de diversos materiales (oro, cobre, algodón, concha, pluma y resina) que lleva puesto el Ai-Apaec en la ceremonia del chacchado de coca.

Foto: Proyecto Arqueológico Huacas del Sol y de la Luna, Ministerio de Cultura del Perú / MALI

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Mascando coca

Cuenco de estilo mochica (200-850 d.C.) con representación del rostro de un personaje chacchando coca.

Foto: Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú, Ministerio de Cultura del Perú / MALI

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Ai-Apaec con atuendo ritual

Botella de asa estribo de estilo mochica (200-850 d.C.) que representa a Ai-Apaec con atuendo ritual, rodeado por una serpiente bicéfala. Destaca la concha Strombus y el calero a sus pies.

Foto: Museo de Arte de Lima, Donación Memoria Prado

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Personaje con tocado

Escultura de estilo recuay que representa a un personaje con tocado y un atuendo colgante posterior.

Foto: Museo de Arte de Lima, Donación Memoria Prado

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Personaje con tocado

Escultura de estilo recuay que representa a un personaje con tocado y un atuendo colgante posterior.

Dibujo: Christopher B. Donnan and Donna McClelland Moche Archive, Trustees for Harvard University, Washington D.C. / MALI

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Ai-Apaec y la serpiente bicéfala

Ai-Apaec participa en un ritual chacchando coca junto con sus anfitriones, los cuales portan armas propias de los vecinos altoandinos. Por encima de la escena aparece una serpiente bicéfala al tiempo que parecen iniciarse las lluvias. Ai-Apaec captura la serpiente y se la enrosca en la cintura.

Foto: Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú, Ministerio de Cultura del Perú / MALI

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Personaje con semillas

Botella de asa estribo de estilo mochica (200-850 d.C.) con representación de personaje que sostiene un grupo de semillas de nectandra.

La exposición Moche y sus vecinos. Reconstruyendo identidades se puede visitar hasta el 14 de agosto de 2016 en el Museo de Arte de Lima (Perú), más conocido como MALI. Hace algo más de 1.500 años, la cultura mochica alumbró una de las primeras sociedades estatales del hemisferio sur, elaboró una cerámica soberbia y construyó grandes templos y unos canales de irrigación que aún siguen en funcionamiento. Pero más allá de las grandes obras públicas surgió una identidad colectiva mochica que propició un sentimiento de pertenencia e integración entre las diferentes comunidades. "La arqueología mochica ha experimentado un boom en las últimas décadas debido a grandes hallazgos y proyectos como el de Sipán, Huaca de la Luna, El Brujo o San José de Moro. Sin embargo hay un tema poco difundido como es la relación que entablaron los mochicas con las comunidades vecinas altoandinas. Hubo convivencia, pero también disputas en torno al territorio y a los recursos", explica Cecilia Pardo, conservadora del MALI, a Historia National Geographic. "Se desarrolló un sistema de enfrentamientos ritualizados que permitió resolver las disputas intergrupales mediante el uso de violencia controlada. Antes que generar una guerra abierta, con una pérdida incalculable de vidas humanas, se optó por organizar duelos entre la élite guerrera de cada comunidad. Los ganadores no sólo podían sacrificar a los perdedores, sino también asegurarse los bienes en disputa", añade la conservadora, quien ha organizado la exposición junto con Julio Rucabado.

"Para resolver las disputas, los mochicas organizaron duelos entre la élite guerrera de cada comunidad"

La muestra del MALI presenta una selección de piezas que reflejan las relaciones de convivencia, conflicto y negociación entre los mochicas y sus comunidades vecinas altoandinas. Es el caso de los grupos que migraron desde las regiones de Recuay, Cajamarca o Huamachuco hasta las zonas de clima templado de los valles altos de Moche, Santa y Nepeña a comienzos del período Intermedio Temprano (100-300 d.C.) o aquellos que participaron en ceremonias en el valle de Jequetepeque en épocas posteriores (700-1000 d.C.). En total se exhiben unas ochenta piezas que incluyen vasijas de cerámica, monolitos y objetos de metal que pertenecen al arte mochica, recuay y cajamarquino. "Destacaría aquellas piezas que nos permiten reconstruir ciertos rituales vinculados a posibles alianzas entre los mochicas y sus vecinos altoandinos. Por ejemplo, un atuendo ritual con forma de felino, un conjunto de platos trípode cajamarquinos y un calero, un contenedor de cobre dorado para almacenar cal, que sirve para activar los alcaloides de la hoja de coca", detalla Pardo. "En el denominado Ritual de la Coca, el dios Ai-Apaec recibe diversos atuendos y parafernalia por parte de un grupo de oficiantes foráneos, permitiéndole integrarse al chacchado o masticación de la hoja de coca y recibir las primeras lluvias y la aparición de una gran serpiente bicéfala en el cielo", agrega.