Las pinturas de las tumbas y los bajorrelieves de los templos son una excelente fuente de información para conocer la evolución de la indumentaria egipcia. En ellos se constata que la ligereza de los vestidos era casi obligada (Egipto es un país cálido); las transparencias y la desnudez carecían de las connotaciones eróticas a las que las asociamos los occidentales.
De hecho, hasta la conquista macedonia, la fibra textil utilizada en el valle del Nilo fue el lino. Su cultivo y manufactura fue casi siempre monopolio estatal y se ofrecía en diferentes calidades. La suprema, por su transparencia y delicada trama, era el lino real con el que, como su nombre indica, vestían reyes y nobles.
Uniformes y ropa interior
Los vestidos, al igual que sus complementos de joyería, eran claros exponentes de la categoría social del que los portaba. Per también, a modo de uniforme, diferenciaban cargos, profesiones y oficios. Los visires, por ejemplo, vestían unas holgadas túnicas blancas que desde la altura del pecho llegaban a media pantorrilla. Unos estrechos tirantes, quizá metálicos por su extraña curvatura, sujetaban esta peculiar prenda. El atuendo de los soldados permitía reconocerlos fácilmente por un gran triángulo superpuesto a la parte delantera de su faldellín.
Los visires vestían unas holgadas túnicas blancas que desde la altura del pecho llegaban a media pantorrilla.

Una dama, vestida con el tradicional vestido de tirantes, es ayudada a acicalarse por sus sirvientas. Escena de la tumba del visir Rekhmire.
Una dama, vestida con el tradicional vestido de tirantes, es ayudada a acicalarse por sus sirvientas. Escena de la tumba del visir Rekhmire.
Bridgeman
Claro que siempre hubo excepciones en la indumentaria de los egipcios. Una de las más chocantes corresponde a un joven oficial nubio de la dinastía XVIII llamado Mahirpra. Mientras que en el ajuar del faraón Tutankamón, por ejemplo, la ropa interior hallada consistía en unos simples triángulos de lino, un "calzonzillo" de Mahirpra, confeccionado en piel de gacela, estaba finamente cortado a modo de tiras cruzadas para mayor comodidad. Por si fuera poco, la momia del oficial apareció tocada con una atractiva peluca de pelo natural corto y rizado que daba al rostro una extraordinaria sensación de vida. Hubo, por tanto, rarezas y variaciones en el vestir a lo largo de la historia egipcia. Eso que nosotros llamamos moda.
En realidad, los egipcios sentían un fuerte apego a las tradiciones, y su ortodoxo comportamiento en todos los aspectos de la vida cotidiana hizo que su indumentaria no cambiase ostensiblemente. Pero fue inevitable que a lo largo de casi tres milenios hubiese algunos cambios formales.
Cinturones y tirantes
Los vestidos femeninos del Reino Antiguo y Medio son fácilmente reconocibles. De corte sencillo, consistían en una única prenda ajustada y sujeta por dos anchos tirantes que, tapando el pecho, llegaba hasta casi los tobillos. Los hombres, especialmente los campesinos y obreros, vestían un sencillo faldellín por encima de las rodillas, el shenti, que fue la prenda masculina por excelencia a lo largo del período faraónico. Hecho con una pieza de lino, se cruzaba y anudaba a la cintura o se ceñía con un cinturón.
Los hombres, especialmente los campesinos y obreros, vestían un sencillo faldellín por encima de las rodillas.

Estatuilla del visir Iuy. Museo Metropolitano de Arte, Nueva York.
Estatuilla del visir Iuy. Museo Metropolitano de Arte, Nueva York.
PD
Los altos funcionarios también aparecen con este faldellín, aunque, poco a poco, las clases altas tendieron a alargarlo hasta tapar las rodillas. Una variante de lujo consistió en un faldellín largo cuya parte delantera, partiendo de la cintura, se prolongaba hacia delante ensanchándose hasta alcanzar unos cincuenta centímetros en su parte inferior. Visto de frente aparece, en las estatuas, como un triángulo isósceles, mientras que de lado se asemeja a una proa invertida.
En el Reino Nuevo se produce el cambio más sustancial en la moda. Los altos funcionarios llevan sobre el faldellín una túnica transparente hasta la pantorrilla. Las amplias mangas, a menudo plisadas, dotan a la imagen general de una inusitada elegancia, que parece querer competir con la que siempre lucieron las damas. Estas cambian su atractivo sensual de antaño, basado en el modelado corporal bajo el ceñido vestido, por una mayor libertad y una absoluta transparencia.
Belleza al desnudo
Hay prendas femeninas que pueden parecer más atrevidas todavía. En los banquetes funerarios de las tumbas tebanas, las señoras de la alta sociedad lucen un vestido que, sujeto por un solo tirante, deja un pecho al descubierto. Las jóvenes sirvientas que las atienden van totalmente desnudas llevando únicamente un estrecho cinturón.
Pero siguió habiendo excepciones: las mujeres de los obreros de la necrópolis real idearon un vestido verdaderamente revolucionario, elegante, barato y casto: una pieza rectangular de lino, terminada en un lado por un fleco, de casi dos metros de largo por uno de ancho. Extendido sobre la espalda, se doblaban hacia delante los bordes verticales pasando por delante de los brazos hasta cruzarse ciñéndose al cuerpo. Las dos puntas superiores se doblaban sobre los hombros, cruzándose a la altura del pecho donde eran fijadas con un simple nudo. Una banda de lino, semejante a un chal, ceñía el vestido por debajo del pecho.
Las mujeres de los obreros de la necrópolis real idearon un vestido verdaderamente revolucionario, elegante, barato y casto.

Pintura que representa a Neferrenpet y su esposa, Mutemwia, llevando vestidos plisados. Escena en su tumba en el Valle de los Nobles.
Pintura que representa a Neferrenpet y su esposa, Mutemwia, llevando vestidos plisados. Escena en su tumba en el Valle de los Nobles.
Bridgeman
Pocas variaciones más tuvo la indumentaria. Durante la Baja Época sencillamente se copiaron los antiguos modelos, de manera que los hombres y, en especial, las mujeres, siguieron realzando su belleza con la sencillez de aquellas prendas de antaño.