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Hasta la fecha, los investigadores habían alcanzado cierto grado de consenso respecto al modo en que la civilización de la isla de Pascua acabó desapareciendo. La teoría más aceptada entre la comunidad científica es la que postula que esta enigmática cultura se encontraba en plena decadencia hacia el siglo XVII tras una catástrofe ecológica, cultural y demográfica, y que este rápido declive se vio incrementado tras la llegada de los europeos en el siglo XVIII, cuando la población indígena se habría visto afectada por enfermedades, asesinatos, esclavitud...
Construyendo moáis sin interrupción
Ahora, un grupo de investigadores de la Universidad de Binghamton y de la Universidad de Oregón acaba de publicar un estudio en Journal of Archaeological Science donde pone en entredicho esta hipótesis. El estudio afirma que los ahu (plataformas de piedra sobre las que se disponían los moáis) aparecieron poco después del poblamiento de la isla, hacia el siglo XIII, y que su construcción aumentó entre principios del siglo XIV y mediados del siglo XV. Además, según el estudio, el ritmo de construcción de estas estatuas no decayó con el tiempo, sino que siguió incluso después de que los europeos llegasen a la isla en 1722, mucho más tarde de lo que se creía. "El pensamiento general ha sido que la sociedad que los europeos vieron cuando aparecieron por primera vez ya se había derrumbado", explica Robert DiNapoli, del Departamento de Antropología de la Universidad de Oregón y director del estudio.
Según el estudio, el ritmo de construcción de estas estatuas no decayó con el tiempo, sino que siguió incluso después de que los europeos llegasen a la isla en 1722, mucho más tarde de lo que se creía.

La Isla de Pascua debe su nombre a que el almirante holandés Roddeveen atracó allí exactamente el domingo de pascua de 1722.
Foto: iStock
Una sociedad en constante evolución
Para llevar a cabo esta investigación se han realizado estudios estratigráficos y etnohistóricos, además de dataciones por radiocarbono en once yacimientos de la isla y los resultados han sido comparados con registros contemporáneos, lo que ha demostrado que muchos de los moáis fueron construidos en una época posterior a la llegada de los europeos. Esto indicaría que los rapanui no renunciaron a sus costumbres locales, sino que las siguieron practicando durante mucho tiempo. "Lo que descubrimos es que una vez que la población comenzó a construir estas estatuas, continuaron con esta tradición hasta el período posterior a la llegada de los europeos. Éste no habría sido el caso si hubiera habido un 'colapso' previo al contacto; de hecho, se debería de haber detenido toda la construcción mucho antes de 1722. La falta de ese patrón respalda nuestras afirmaciones y desmiente a aquellos que continúan apoyando la teoría del colapso", afirma Carl Lipo, antropólogo de la Universidad de Binghamton y uno de los autores del estudio.
"Lo que descubrimos es que una vez que la población comenzó a construir estas estatuas, continuaron con esta tradición hasta el período posterior a la llegada de los europeos", afirma el antropólogo Carl Lipo.
De hecho, Lipo piensa que esta valiosa herencia cultural aún está presente en la isla de Pascua a través del lenguaje y la cultura autóctonos de un modo muy contundente. "Creo que este grado de resistencia se ha pasado por alto debido a la narrativa del 'colapso', y merece reconocimiento", concluye el investigador.