Eugène Grébaut, director del Servicio de Antigüedades de Egipto allá por el año 1891, no era muy popular entre sus colegas. Sustituía al mucho más querido Gaston Maspero, bajo cuyo mandato se realizó en Egipto uno de los descubrimientos más espectaculares de la arqueología: el escondrijo de Deir el-Bahari, donde yacían enterradas un gran número de momias reales, entre ellas las de grandes faraones del Reino Nuevo como Tutmosis III, Seti I y Ramsés II.
A pesar de su impopularidad, a Grébaut se debe otro hallazgo de características similares y de una enorme importancia, tanto histórica como arqueológica. Se trata de la tumba de Bab el-Gasus (puerta de los sacerdotes, en árabe), también conocida como "segundo escondrijo de Deir el-Bahari", una de las grandes olvidadas de la egiptología.
un nuevo escondrijo
Pero ¿cómo supo Grébaut de la existencia de este nuevo escondrijo en la montaña tebana? El arqueólogo fue advertido de la existencia de este lugar por Muhammad Abd el-Rassul, que por entonces trabajaba para el Servicio de Antigüedades. Este era el mismo Abd el-Rassul que en 1881, tras ser detenido por las autoridades al descubrirse que él y su familia traficaban con objetos robados procedentes del escondrijo de Deir el-Bahari, informó al egiptólogo alemán Émile Brugsh y a Gaston Maspero sobre la ubicación exacta del emplazamiento.
Ahora de nuevo, pero desde el otro bando, el egipcio indicaba a un director del Servicio de Antigüedades la situación de otro hallazgo por lo menos igual de fascinante. La tumba se encontraba también en el circo rocoso de Deir el-Bahari, en la orilla occidental de la actual Luxor, al norte del templo de la reina Hatshepsut, en una zona aún por excavar.
La tumba se encontraba en el circo rocoso de Deir el-Bahari, en la orilla occidental de la actual Luxor, al norte del templo de la reina Hatshepsut.

Traslado de los sarcófagos descubiertos en Bab el-Gasus en 1891. L'Illustration 2510, 4 de abril de 1891.
Traslado de los sarcófagos descubiertos en Bab el-Gasus en 1891. L'Illustration 2510, 4 de abril de 1891.
PD
Grébaut y su ayudante, Georges Daressy, acompañados por un equipo de trabajadores, se desplazaron hasta el lugar para comprobar la veracidad de las afirmaciones de el-Rassul. Cuando llegaron, Grébaut hizo retirar la capa superficial de escombros y debajo halló unas lajas de piedra que tapaban un estrato de ladrillos de barro y otra capa de lajas de piedra bajo la que se ocultaba un pozo circular de unos 14 metros de profundidad. El pozo se hallaba colmatado con fragmentos de piedra caliza y al fondo había un muro de ladrillos.
Una vez en el fondo, Grébaut practicó un agujero en el muro para intentar ver con una vela qué había al otro lado. El director del Servicio de Antigüedades y su ayudante quedaron anonadados cuando comprobaron que lo que se ocultaba era una cámara decorada, sarcófagos pintados de color amarillo y una gran cantidad de objetos funerarios. Habían localizado una gigantesca tumba con un amplio corredor de dos metros de ancho por dos de alto y 90 metros de largo que desembocaba en una amplia cámara funeraria que se abría justo debajo del templo de Hatshepsut.
Servidores del dios amón
Sin saberlo en ese momento, Grébaut y Daressy habían encontrado una tumba de sacerdotes y sacerdotisas del dios Amón datada en la dinastía XXI (1076-944 a.C.). En su interior se amontonaban 153 conjuntos de sarcófagos antropomorfos (que daban un total de 254 ataúdes, 101 de ellos dobles) y cien momias, 110 cajas con ushebtis cada una de las cuales contenía 400 figuritas de fayenza, 77 estatuas del dios del inframundo Osiris con rollos de papiro en su interior, ocho estelas de madera, una estatua de la diosa Isis y otra de la diosa Neftis, cuatro conjuntos de vasos canopos para contener las vísceras momificadas del difunto, 32 cestas con provisiones y adornos de flores, una cama, dos abanicos y cinco pares de sandalias.
En el interior de la tumba de bab el-Gasus se amontonaban 153 juegos de sarcófagos antropomorfos (101 de ellos dobles) y cien momias.

Excavaciones en Bab el-Gasus, el 5 de febrero de 1891. EN el centro de la imagen, Éugène Grébaut, Mohamed Abd el-Rassoul y Georges Daressy.
Excavaciones en Bab el-Gasus, el 5 de febrero de 1891. EN el centro de la imagen, Éugène Grébaut, Mohamed Abd el-Rassoul y Georges Daressy.
PD
Al parecer, todos estos personajes fueron enterrados aquí durante el reinado del faraón Psusenes II, hacia el año 950 a.C. Evidentemente, esta no era la tumba original de ninguno de ellos, pero, al igual que en el caso de los grandes faraones hallados diez años antes en el famoso escondrijo de Deir el-Bahari, sus cuerpos fueron trasladados aquí durante la reorganización de la necrópolis tebana a finales del Reino Nuevo con el objetivo de protegerlos de los saqueadores de tumbas que merodeaban por la zona en ese convulso período de la historia de Egipto.
La excavación de tan increíble lugar comenzó el 5 de febrero de 1891 y terminó el día 13. Durante esos pocos días, los lugareños vieron pasar una constante procesión de sarcófagos y ajuares funerarios saliendo del interior de la montaña, escoltada por la policía. Todas las piezas recalaron a principios de marzo en el Museo de Giza, antecedente del Museo Egipcio de El Cairo.
un hallazgo olvidado
Por desgracia, la ingente cantidad de materiales y el inmenso trabajo que representaba su estudio fueron demasiado para Grébaut, que nunca acabó de publicar los resultados de su descubrimiento. Además, a partir de 1893, debido a la imposibilidad de las autoridades culturales egipcias de hacerse cargo de tantas piezas, la colección acabó dispersándose por distintos museos de todo el mundo (se calcula que unos treinta, entre los que se encuentra el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, que conserva cinco sarcófagos), lo que ha dificultado aún más el estudio arqueológico e histórico de la tumba de Bab el-Gasus.
Grébaut no recibió un gran reconocimiento por su hallazgo. Poco querido por sus colegas, como se ha apuntado antes, cuando fue sustituido en el cargo en 1892 por Jacques de Morgan "fue un motivo de alegría para todos", en palabras del reputado egiptólogo británico sir William Flinders Petrie. De Morgan fue bien recibido, y durante su etapa al frente del Servicio de Antigüedades se hicieron grandes descubrimientos por todo el país. Además, impulsó la publicación del primer catálogo de los monumentos e inscripciones de Egipto, así como los primeros mapas.
De Morgan fue bien recibido y durante su etapa al frente del Servicio de Antigüedades se hicieron grandes descubrimientos por todo el país.

Exposición de los hallazgos de Bab el-Gasus en el Museo Egipcio de El Cairo.
Exposición de los hallazgos de Bab el-Gasus en el Museo Egipcio de El Cairo.
Onceinawhile (CC BY-SA 4.0)

Algunos de los sarcófagos descubiertos en Bab el-Gasus, en sus vitrinas del Museo Egipcio de El Cairo.
Algunos de los sarcófagos descubiertos en Bab el-Gasus, en sus vitrinas del Museo Egipcio de El Cairo.
Onceinawhile (CC BY-SA 4.0)
Pero volviendo a Bab el-Gasus, en la actualidad los egiptólogos intentan rescatar este gran descubrimiento de su injusto olvido. Cuando se cumplieron 125 años del hallazgo, en 2016, el Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto organizó una serie de actos para celebrarlo. Asimismo, el Centro de Estudios Clásicos y Humanísticos de la Universidad de Coimbra impulsó el proyecto "Puerta de los Sacerdotes", junto con la Universidad de Leiden, el Museo Nacional de Antigüedades de Leiden, los Museos Vaticanos y la UCLA de Los Ángeles, con el objetivo de reconstruir la colección original descubierta en Bab el-Gasus.
De hecho, lo que pretende la comunidad egiptológica en la actualidad es, mediante exposiciones, conferencias y publicaciones, intentar recuperar y situar en el lugar que se merece al que, sin duda, es uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes que se ha producido nunca en Egipto.