Expediciones y aventuras

Michael Rockefeller y su trágica desaparición en Nueva Guinea

El día en que desapareció de manera trágica, el 18 de diciembre de 1961, Michael Rockefeller tenía 23 años. Bisnieto del magnate petrolero John D. Rockefeller e hijo de Nelson Rockefeller, futuro vicepresidente de Estados Unidos, Michael, que había estudiado Antropología, era un gran amante de la naturaleza y un apasionado de la cultura de las tribus de Nueva Guinea. Decidido a no seguir los pasos de su familia en los negocios y la política, el joven se embarcó en una aventura que le acabaría costando la vida.

Michael Rockefeller visitó trece aldeas antes de desaparecer en las selvas de Nueva Guinea.

Foto: CC

Lucía gafas de pasta negra, algo que estaba muy de moda en los años sesenta, una barbita de varios días y tenía, a pesar de su juventud, unas incipientes entradas que trataba de disimular peinándose de lado. Michael Rockefeller, hijo de Nelson Rockefeller, poseedor de una de las mayores fortunas del mundo y futuro vicepresidente de Estados Unidos, era un joven educado y culto que parecía dirigirse sin ningún género de duda hacía lo más alto. Pero Michael no estaba interesado en la política y los negocios. Su carácter era distinto. Graduado por la Universidad de Harvard en Arqueología y Economía, lo que realmente le gustaba al benjamín de la dinastía era la aventura, viajar a los lugares más lejanos del planeta en busca de lo desconocido.

Y entre sus principales objetivos expedicionarios se hallaba el estudio de una tribu que habitaba en la remota región de Papúa Nueva Guinea, los asmat, y traer consigo algunas de las bellas artesanías elaboradas por ellos para alimentar las vitrinas de Museo de Arte Primitivo de Nueva York, fundado años atrás por su padre. Pero Michael nunca regresaría de aquel viaje. A día de hoy sigue siendo un misterio la desaparición de Michael Rockefeller en las frondosas selvas de la costa sur de Nueva Guinea. Aunque la versión más extendida es que se ahogó, en 1971 el periódico español ABC publicó que el heredero de los Rockefeller en realidad había sido devorado por los caníbales. De hecho, la historia de su misteriosa desaparición se hizo tan popular que se llegó a estrenar una obra de teatro sobre el tema, se publicó una novela e incluso se hizo un programa de televisión en la década de 1980 presentado por el actor Leonard Nimoy, el famoso señor Spock de la mítica serie de ciencia ficción Star Trek.

Michael Rockefeller, un espíritu aventurero

Michael Rockefeller nació 18 de mayo de 1938 y desde su más tierna infancia el niño ya destacaba por sus grandes aptitudes para los estudios. Pero a diferencia de otros miembros de su familia, Michael tenía otras aspiraciones más allá de las finanzas y la política. En realidad el joven siempre había mostrado una profunda atracción por la naturaleza, además de un espíritu independiente, un gran entusiasmo por lo desconocido y pasión por la aventura. Volcado en la antropología, materia que amaba, Michael era, en palabras de un buen amigo, "un espíritu tranquilo y artístico". Su tesón estudiantil dio sus frutos y Michael se graduó cum laude por la Universidad de Harvard. Tras conseguir su título, viajó mucho, e incluso trabajó para su padre en el rancho que este tenía en Venezuela. Pero la pasión por la antropología era algo que también compartía con su padre. Nelson Rockefeller era un gran coleccionista de arte primitivo y Michel pensó que un buen modo de hacer feliz a su progenitor sería dotar a su museo de algunas piezas únicas.

Volcado en la antropología, Michael era, en palabras de un amigo, un espíritu tranquilo y artístico.

Michael Rockefeller, cargado con su equipo de investigación, durante su estancia en Nueva Guinea.

Foto: Museo Peabody de Etnografía y Antropología

Como miembro de la dirección del museo fundado por su padre, Michael se había mantenido en contacto con Adrian Gerbrands, subdirector del Museo Nacional Holandés de Etnología, quien había empezado un trabajo de campo en Asma, una región de Nueva Guinea donde vivían tribus de cazadores-recolectores que producían unas tallas de extraordinaria belleza. A pesar de que la región ya había sido visitada en la década de 1950 por misioneros holandeses, aquellas tribus enfrentadas entre sí en violentas guerras tribales, cuyo objetivo era la caza de cabezas del enemigo y, también, el canibalismo ritual, no estaban habituadas a ser visitadas por occidentales. "Este es un país salvaje y de alguna manera más remoto de lo que he visto antes", escribiría Michael.

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Fascinación por los asmat

Michael Rockefeller regresó a Estados Unidos fascinado por aquella tribu por muchas razones, pero posiblemente lo que más atrajo su atención de su cultura fueron los objetos de artesanía que allí encontró, muchos de los cuales consiguió reunir. Sus notas de campo revelan el interés cada vez mayor que el joven explorador sentía por el arte y las costumbres de aquellas tribus. Por ese motivo, Michael decidió regresar pronto, y planteó una segunda expedición con "objetivos, temas de investigación y un criterio para la variación estilística". Quería publicar libros sobre el tema y montar la mayor exposición de arte asmat que nunca antes se hubiera organizado. Así, una vez lo tuvo todo preparado, Michael partió hacia Nueva Guinea en el mes de septiembre de 1961.

Michael quería publicar libros y montar la mayor exposición de arte asmat que nunca antes se hubiera organizado.

Foto de Michael Rockefeller tomada por el etnógrafo holandés Jan Broekhuijse.

Foto: Museo Peabody de Etnografía y Antropología

Michael Rockefeller rodeado de indígenas antes de su desaparición en Nueva Guinea.

Foto: Museo Peabody de Etnografía y Antropología

A la expedición de Michael se unió René Wassing, un antropólogo del Gobierno holandés asignado por el Departamento de Asuntos Indígenas de la Nueva Guinea Holandesa. Cuando llegaron, Michael convenció a Wim van de Waal, el administrador del cuerpo colonial holandés, de que le vendiera su catamarán, en el que el joven estadounidense metió hachas de acero, anzuelos y sedal de pesca, tela y tabaco (al que los asmat se habían vuelto adictos) para cambiarlos por tambores, tazones, cuernos de bambú, lanzas, remos y escudos. "Este era un tipo de objeto que me parecía inviolable por la invasión del comercialismo occidental en el arte de Asmat", escribió Michael. Tras visitar trece aldeas acompañados por dos jóvenes asmat, Michael y Wassing decidieron volver para reabastecerse y partir hacia la costa del mar de Arafura, en el sur de Asmat. Aquella era una zona bastante desconocida y salvaje, aunque había alguien que sí que la conocía en profundidad: el sacerdote Cornelius van Kessel, con quien Michael tenía la intención de entrevistarse.

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¿Donde está Michael?

Pero las cosas no fueron como Michael tenía previsto. De hecho, el 18 de noviembre de 1961 todo acabaría convirtiéndose en una pesadilla. Mientras él y su acompañante cruzaban la desembocadura del río Betsj, las mareas y los vientos provocaron grandes olas que ahogaron el motor de la embarcación, que volcó. Mientras los dos hombres se agarraban con desesperación a los restos de su embarcación para no ahogarse, Michael tomó la trágica decisión de ir él solo en busca de ayuda. Según informó el diario ABC en una crónica de aquella época: "Wassing, etnólogo de la Universidad de Leiden, dijo a los que le recogieron que Rockefeller abandonó por la mañana el prao (embarcación característica de Malasia) en el que habían estado a la deriva en el mar tras haber improvisado una balsa con bidones vacíos. Añadió que Rockefeller trataba de llegar a una aldea indígena situada en la desembocadura del río". Pero de Michael nunca más se supo.

Las mareas y los vientos provocaron grandes olas que ahogaron el motor de la embarcación, que volcó.

Mapa de la zona en la que desapareció Michael Rockefeller.

Foto: smithsonianmag.com

Mientras la búsqueda de Michael se aceleraba, Nelson Rockefeller llegó a Merauke, a 240 kilómetros al sureste de Asmat, entre una nube de periodistas que iban a cubrir la extraña desaparición del hijo del multimillonario estadounidense. En su primera declaración nada más bajar del avión, Rockefeller afirmó con semblante sombrío: "Dudo que yo pueda ayudar en algo en la búsqueda, pero confío en encontrar a mi hijo sano y salvo". Sin embargo partió junto a una de sus hijas, Mary, la hermana gemela de Michael, para unirse a las tareas de búsqueda y rescate, aunque sin éxito alguno. El 24 de noviembre, el ministro holandés del Interior declaró a The New York Times: "Ya no existe ninguna esperanza de encontrar a Michael Rockefeller con vida". No había remedio, el destino del joven explorador estaba sellado. Dos semanas más tarde, a su pesar, el Gobierno holandés canceló la búsqueda.

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Un misterio que perdura

No sería hasta 1965 cuando se empezó a especular con una hipótesis bastante macabra. Se pensó que el destino de Michael habría podido ser mucho más trágico de lo que ya de por sí era. Wim van de Waal, el administrador holandés que le había vendido la embarcación, muy afectado por lo que había sucedido, decidió investigar por su cuenta con el objetivo de averiguar cuál había sido el verdadero destino final del joven estadounidense. Van de Waal se dedicó durante tres meses a interrogar a varios miembros de la tribu Otsjanep, una tribu bastante desconocida y de la que en aquel momento se tenían muy pocas noticias.

Wim van de Waal decidió investigar por su cuenta con el objetivo de averiguar cuál había sido el verdadero destino final del joven.

Tras su investigación, que fue muy compleja y llena de dificultades, Van de Waal regresó con una gran cantidad de restos óseos, cosa que puso en conocimiento de sus superiores. Según informó, ese macabro hallazgo confirmaba que Michael había muerto a manos de esa tribu y que había sido devorado tras su captura. Pero el tema era muy delicado, y decidido a no remover más aquel espinoso asunto, el Gobierno holandés prefirió dar por buena la teoría de que Michael Rockefeller había muerto ahogado cuando volcó su embarcación. Así, el misterio sobre el destino del joven explorador perdura muchos años después. De hecho, la truculenta y oscura historia sobre canibalismo ritual que ha rodeado desde siempre la desaparición Michael Rockefeller nunca ha podido ser ni confirmada ni desmentida...