Pueblos indígenas americanos

Mesa Verde, la fascinante ciudad del acantilado de los anasazi

A finales del siglo XIX, exploradores, aventureros y arqueólogos descubrieron en Estados Unidos una serie de yacimientos sorprendentes como Mesa Verde, en Colorado, o Pueblo Bonito, en el cañón del Chaco, en el estado de Nuevo México. Se trataba del legado de los anasazi, un pueblo indígena desaparecido misteriosamente hacía mucho tiempo.

Panorámica de las ruina de Mesa Verde, en el parque nacional del mismo nombre, Colorado.

Foto: iStock

El 18 de diciembre de 1888, un ranchero del suroeste de Estados Unidos, Richard Wetherill, conducía su ganado a través de la región de Mesa Verde, en Colorado. Se separó del resto de la cuadrilla para buscar unas reses extraviadas, y, junto con su cuñado, Charles Manson, y un nativo de la tribu ute, Acowitz, cabalgó hasta un punto en el que la meseta se rompía abruptamente en un acantilado, desde el que se divisaba un enorme cañón. Sin desmontar, escudriñaron el vasto horizonte. El sol daba de lleno sobre el acantilado, creando un espejismo dorado, casi metálico, que les obligó a entornar los ojos: frente a ellos, al abrigo del cañón, se alzaba una ciudad fantasmagórica.

Olvidándose del ganado, Richard y Charles bajaron hacia el barranco atraídos por la visión. Desmontaron y admiraron la hermosa aldea de arenisca. Mudos por la impresión, pasearon por sus edificios, recogieron algunos objetos y volvieron al rancho, habiendo bautizado su descubrimiento como Cliff Palace, el "palacio del acantilado".

Vista del asentamiento de Mesa Verde en Colorado.

Foto: iStock

Primeros contactos

En realidad, las ruinas de Mesa Verde eran ya conocidas. En 1873 y 1874, el geólogo John Moss y el fotógrafo William Henry Jackson registraron el lugar, y en 1875 otro geólogo, William Holmes, realizó un informe para el gobierno en el que recomendaba el estudio arqueológico de la zona. Pero fue Wetherill el primero en intuir la gran importancia del yacimiento. Tras su primer encuentro con las ruinas, Wetherill regresó al poblado decidido a averiguar todo sobre ellas. Preguntó a los habitantes más antiguos de aquellas tierras, los navajos. Éstos le aseguraron que Cliff Palace estuvo habitado por los anasazi (término que en lengua navajo significa "enemigo antiguo"), un pueblo que había desaparecido misteriosamente hacía mucho tiempo.

En 187, el geólogo William Holmes, realizó un informe para el gobierno en el que recomendaba el estudio arqueológico de la zona.

Kilva, en Pueblo Bonito, en el cañón del Chaco (Nuevo México).

Foto: iStock

Wetherill contactó con la Institución Smithsonian en 1889 para que le asesorase, y cuatro años después organizó una expedición para explorar las ruinas similares a las de Cliff Palace que se repartían a lo largo del cañón. En Grand Gulch (Utah), el 17 de diciembre de 1893, hizo un importante hallazgo: "Nuestro éxito ha sobrepasado todas las expectativas (anotó en su cuaderno de campo). En la cueva donde trabajamos hemos encontrado 30 esqueletos". Wetherill creía haber descubierto una cultura desconocida, la de los "cesteros", así llamados por las hermosas cestas halladas en los ajuares funerarios. Durante los años siguientes localizaría y exploraría otros importantes yacimientos de la cultura anasazi como Keet Seel y Pueblo Bonito, en el cañón del Chaco. Entonces entró en escena el segundo protagonista en el descubrimiento de Mesa Verde, Gustaf Nordenskiöld.

Para saber más

126 chaco

Las ruinas de los anasazi, exploradas desde el aire

Leer artículo

Estudio y expolio

Nordenskiöld era un botánico sueco que estaba haciendo un viaje alrededor del mundo cuando en 1891, al recalar en Estados Unidos, tuvo noticia del hallazgo de Wetherill en Colorado. Nordenskiöld decidió trasladarse al lugar y convenció a Wetherill de que le permitiera trabajar con él. Estudió por primera vez las ruinas de Mesa Verde de forma sistemática, y en 1893 publicó el primer libro científico sobre Cliff Palace, Los habitantes del acantilado de Mesa Verde, donde describía las construcciones, los objetos y los petroglifos que decoraban las paredes. Formuló también una hipótesis sobre la identidad de los desconocidos moradores de los acantilados. Según Nordens-kiöld, los anasazi fueron los antepasados de los actuales indios pueblo.

Figuras grabadas en algunos acantilados de Mesa Verde, Colorado.

Foto: iStock

Las investigaciones posteriores han confirmado la teoría del investigador sueco. Hoy sabemos que los anasazi, un pueblo de cazadores-recolectores, vivieron desde el siglo II a.C. en una amplia zona de los estados de Colorado, Nuevo México, Arizona y Utah. A partir del siglo IX empezaron a construir, en la zona del cañón del Chaco, las llamadas "casas grandes", complejos de hasta 800 habitaciones que servían de centro ceremonial. En el siglo XIII, grupos de anasazi se instalaron en puntos protegidos, como Cliff Palace en Mesa Verde, antes de protagonizar una emigración que los llevaría a las zonas de asentamiento definitivo de los pueblo, en el estado de Nuevo México.

En el siglo XIII, grupos de anasazi se instalaron en puntos protegidos, como Cliff Palace en Mesa Verde, antes de protagonizar una emigración que los llevaría a las zonas de asentamiento definitivo de los pueblo, en Nuevo México.

Sin embargo, la relación del sueco con el yacimiento no fue todo lo pacífica que cabría esperar. Facturó por ferrocarril muchos de los objetos encontrados, con destino al Museo Nacional de Finlandia, lo que enfureció a los habitantes de Denver que le acusaron de robar su patrimonio. Le retuvieron por la fuerza en el hotel Strater, donde se alojaba, con intención de lincharlo, dando lugar a un incidente internacional.

Para saber más

album akg915434

Españoles y comanches, la guerra en Nuevo México

Leer artículo

Un legado a salvo

En realidad, el problema del saqueo arqueológico estaba muy extendido. El mismo Wetherill reunió a lo largo de sus exploraciones una importante colección de piezas arqueológicas. Una parte la vendió a instituciones arqueológicas, pero se guardó el resto. Además, haciendo uso de la ley Homestead, adquirió los terrenos donde se encontraban yacimientos importantes, entre ellos Pueblo Bonito. Las autoridades tardaron en intervenir; sólo tras años de expolio y disputas legales con Richard Wetherill se decidieron a preservar un legado extraordinario. En 1906, Theodore Roosevelt declaró Mesa Verde parque nacional, el único de Estados Unidos creado para proteger un yacimiento arqueológico.

Wetherill reunió a lo largo de sus exploraciones una importante colección de piezas arqueológicas. Una parte la vendió a instituciones arqueológicas, pero se guardó el resto.

Algunas de las construcciones de Mesa Verde.

Foto: iStock

Wetherill murió en 1910, abatido a tiros por un indio navajo, a causa de una disputa por un caballo robado. Se ha discutido mucho su actuación como arqueólogo aficionado, pero es justo reconocer que, gracias a su tesón, gran número de piezas han permanecido reunidas; su nombre ha quedado unido indisolublemente al Parque Nacional de Mesa Verde. Como ha observado el arqueólogo David Roberts: "En la historia del suroeste de Estados Unidos, ningún estudioso encontró o descubrió más lugares, o sitios más importantes […]. El logro de Richard rivaliza con los de Heinrich Schliemann en Troya o Hiram Bingham en Machu Picchu y debería ser aclamado como un hito de la arqueología americana".